John Cena hablando en mandarín, dos minutos de declaraciones en Weibo disculpándose por haber mencionado durante una entrevista promocional de Fast & Furious 9 a Taiwán no como región administrativa de China, sino como país (su estatus oficial es complicado) y repitiendo en varias ocasiones que tiene un profundo respeto y amor por China y el pueblo chino.
Son escenas que hace veinte años no habríamos podido imaginar, y sin embargo, como veremos en la lista que hemos preparado (en la que sólo nos circunscribiremos a lo ocurrido con gente del cine), se han vuelto cada vez más comunes. Son pequeñas manifestaciones del control de la narrativa que la nación desea sobre sí misma, pero muy significativas de cómo el gigante asiático está logrando imponer una cierta hegemonía, desplazando en parte el dominio estadounidense que nos viene gobernando durante los últimos 70 años.
El mal karma de Sharon Stone
Después de un terremoto que terminó con la vida de 70.000 personas en el suroeste del país, Sharon Stone declaró en una entrevista en Cannes al respecto: “cuando pasó, pensé: esto es el karma. Cuando no eres bueno te pasan cosas malas”, en referencia a la actitud del Gobierno con el Tíbet. La actriz se disculpó al poco tiempo por sus comentarios en declaraciones a medios chinos, pero eso no evitó que Christian Dior retirase los anuncios que ella protagonizaba en toda China y que los cines anunciasen que no volverían a exhibir películas pasadas o futuras de Stone.
Richard Gere, adalid del Tibet
Gere, partidario de alto perfil de la causa tibetana y budista practicante, salió en un spot de 2008 de Fiat promocionando el último Lancia Delta, en el que hace un recorrido en coche desde Hollywood hasta el Tíbet. Al darse cuenta de que podría ser malinterpretado, y aunque la campaña no iba a ser exhibida en China (allí no se vendían esos modelos), la compañía decidió disculparse de forma oficial ante el gobierno ante posibles represalias. En una entrevista en 2017 el actor aseguró que lleva más de una década sin protagonizar una película porque los grandes estudios de Hollywood tienen miedo de que el gigante asiático deje de financiar sus proyectos.
Paul WS Anderson, ponte de rodillas
En una escena del último blockbuster del director Paul WS Anderson, Monster Hunter, un soldado asiático-estadounidense hace un comentario sobre sus rodillas “chinas”, un pequeño y cómico juego de palabras (knees – chinese). Esto molestó a la población china, que se lo tomó como un insulto racista y que mostró una enorme repulsa en redes sociales. El director se disculpó en multitud de medios y el estudio dijo que recortarían la escena del montaje chino, pero los cinéfilos chinos dijeron que no lo aceptaban y que no la verían pasara lo que pasase. En este caso el boicot es distinto a casi todos los demás ejemplos, pues proviene directamente de la opinión popular.
Antes polémica blanca que tibetana
Para la adaptación cinematográfica de Doctor Strange, Marvel cambió al personaje de El Anciano, en los cómics un maestro Lama con aspecto oriental, por la actriz británica Tilda Swinton, algo que le valió reproches en medios anglosajones por “whitewashing”. Se descubrió después que los creadores se pusieron la venda antes que la herida, se autocensuraron y borraron al personaje asiático por miedo a represalias del gobierno chino, asumiendo que serían más tolerables las críticas en Occidente que una censura de la distribución de la película en China.
Tom Cruise se olvida de Taiwán
Para Top Gun: Maverick, la secuela del éxito de taquilla protagonizado por Tom Cruise en 1986, hubo sólo un cambio en la indumentaria del protagonista: su icónica chaqueta bomber había perdido los parches originales con las banderas japonesa y taiwanesa para ahora llevar en su lugar dos banderas ficticias del mismo color.
La Gran Muralla no se toca
En el guión original de Pixels, blockbuster sobre un mundo en peligro por villanos con aspecto de personajes de videojuegos clásicos, una escena contaba con dichos enemigos haciendo boquetes a la Gran Muralla China. En los mails del famoso hackeo a Sony se filtró que los ejecutivos pidieron cambiar dicho escenario por otro, que se bombardease el Taj Mahal, como se vio finalmente en la película estrenada.
Que el peligro rojo sean los otros
En Amanecer Rojo, peli bélica de 2012 financiada por MGM y una especie de reinterpretación de la Guerra Fría, el ejército chino era el enemigo, que aparecía invadiendo Estados Unidos. El guión se filtró y los medios estatales chinos criticaron duramente el asunto, de modo que la productora estadounidense acabó gastando un millón de dólares para retocar de forma retroactiva digitalmente las escenas y cambiarles por el ejército norcoreano.
La línea de nueve puntos para niños
Abominable, película de dibujos producida por DreamWorks Animation con conjunción con Pearl Studios, con sede en Shanghai, asumía el marco de Pekín acerca de sus reclamos territoriales en el Mar de China Meridional, donde también Vietnam y Filipinas se lo disputan. Cuando los medios occidentales lo descubrieron, dijeron que había sido un salto adelante: una cosa es silenciar los puntos de conflicto del país y otra impulsar de forma positiva sus intereses geopolíticos. Vietnam, Malasia y Filipinas prohibieron la película.
China apuesta por minimizar a los negros
Tanto el país como el propio público chino no es especialmente favorable a los actores negros. En la versión oriental del póster de Star Wars: el Despertar de la Fuerza se borró al personaje interpretado por el actor británico John Boyega, uno de los tres principales protagonistas, ni tampoco salía Maz Kanata, el alienígena al que da vida Lupita Nyong’o. Boyega tuvo otra controversia posterior con China, la marca de perfumes Jo Malone, de la que él es embajador mundial, se disculpó con el actor después de que se supiera que para su campaña en China contrataron a una estrella local: todo en los anuncios era idéntico menos su protagonista.
¿Un virus de origen chino?
A veces autocensurarse no vale de nada. Paramount les dijo a los productores de Guerra Mundial Z que eliminaran una escena en la que los personajes salen especulando con que el virus que desencadenó el apocalipsis zombi de la película podía haberse originado en China (ni siquiera se afirmaba, sólo se decía que era una posibilidad). Se recortó y al final la película nunca fue estrenada porque los censores chinos tienen poca tolerancia con temas de muertos vivientes, fantasmas o viajes en el tiempo.
Gracias a un país represor
Liu Yifei, protagonista del remake en imagen real de Mulan de origen chino, declaró que le parecía justa la actuación de la policía reprimiendo las manifestaciones en Hong Kong, algo que provocó su despido de Disney. En la película se recortó para la versión oriental un casto beso entre su protagonista y su interés amoroso masculino porque no interesaba a la sensibilidad nacional. La obra fue, además, rodada en Xinjiang, hogar de la minoría musulmana uigur duramente reprimida por Pekín, y el estudio da en los créditos gracias a la República Popular por permitirle grabar allí. Todo ello no sirvió de mucho: aunque se pudo estrenar, los medios del país decidieron silenciar la promoción de la obra y acabó pegándose un batacazo en salas.
¿Qué pasará con Chloe Zhao?
La directora acaba de ganar el Oscar por Nomadland, pero China ha censurado su distribución. La creadora es estadounidense y de origen chino, y en unas declaraciones años atrás declaró que una de sus obras estuvo inspirada en sus experiencias en la infancia y la represión de la opinión pública por parte del gobierno. Disney interfirió y pidió al medio que borrase esa información, pero fue demasiado tarde, los medios estatales han empezado a eliminar la mayoría de las menciones a Zhao de Internet y está en entredicho que pueda estrenarse Eternals, obra de Marvel que ha dirigido.
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