Cuando a finales del verano pasado se cerró la última y apresurada temporada de Juego de Tronos, millones de seguidores repartidos por todo el mundo expresaron la misma incredulidad: ¿en serio no habrá nuevos episodios hasta 2019? En serio. De repente, los plazos de espera para el fenómeno televisivo-viral por antonomasia se habían duplicado. Dos años hasta que las mil y una tramas aún abiertas por los creadores de la serie encontraran su cierre en la temporada final.
Pues bien, hoy hemos accedido a una pista de por qué Juego de Tronos está tardando tanto en grabar seis capítulos: sólo para una batalla, la producción se ha alargado 55 días. Casi dos meses al completo. Una barbaridad si tenemos en cuenta que la escena bélica más ambiciosa hasta la fecha desplegada por la serie, la "Batalla de los Bastardos", implicó 25 días de trabajo. Y dado el pulcro, fantástico resultado de aquel episodio, sólo podemos esperar auténticas maravillas del futuro.
En teoría nada de esto debería haber salido a la luz (dado lo crucial del desenlace de la serie, la grabación se está llevando con el máximo secretismo), pero un asistente de dirección de la serie, Jonathan Quinlan, cometió el error de difundirlo en Instagram. Su publicación fue borrada al poco, pero para entonces ya se había difundido por todas las redes sociales y había llegado a los medios de comunicación. En ella, se agradecía el trabajo de más de 50 días al equipo.
La nota, firmada por "The Producer Types" (probablemente Benioff y Weiss), era una dedicatoria a "The Night Dragons" (el equipo de producción), por "aguantar 55 noches seguidas. Por aguantar el frío, la nieve, la lluvia, el barro, la mierda de oveja de Toome y los vientos de Magheramorne. Cuando millones de personas vean este episodio dentro de un año, no sabrán cómo de duro habréis trabajado. No les importará lo cansados que estábais o lo duro que fue trabajar en temperaturas bajo 0º C".
Toome y Magheramorne son dos localidades de Irlanda del Norte, escenario habitual de la serie para el norte de Poniente, por lo que ya tenemos una pista de dónde discurrirá la acción. Sobre el tono del episodio, quizá sea conveniente recordar que Juego de Tronos ha recuperado para su última temporada a Miguel Sapochnik y David Nutter, directores tanto de la "Batalla de los Bastardos" como de la "Boda Roja". Su regreso da una idea de hacia dónde nos dirige, de nuevo, la serie.
"[Los espectadores] Entenderán que han visto algo que no se ha hecho jamás. Y eso es gracias a vosotros. Gracias", concluía la pequeña cartulina de agradecimiento. Quinlan añadió en los comentarios a la fotografía en Instagram que el rodaje se había alargado unas once semanas a través de tres escenarios distintos. Son números inigualados en la historia de la televisión, por lo que es probable que nos enfrentemos al episodio más caro y épico de siempre en la pequeña pantalla.
Para Juego de Tronos, una serie acostumbrada a romper récords en términos presupuestarios, no sería nada extraordinario. Queda saber si estamos ante la batalla final o si, por el contrario y como se ha especulado largamente, será aquella que enfrente a todas las facciones en Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos. Hasta ahora hay muy pocas pistas (por no decir ninguna) sobre los derroteros de la trama. Sabemos, eso sí, que será tan épica como podamos imaginarla.
Es harto improbable que se filtre más información sobre la finale. Los propios creadores han decidido grabar varios alternativos para jugar al despiste en caso de que algunos de ellos termine en los medios. Así que tendremos que esperar otro año y medio con la miel en los labios. Para las precuelas, por cierto, los tiempos se expandirán aún más: se espera que la primera llegue a HBO en 2020. Las cosas de palacio van despacio. En concreto, 55 días.