Los Juegos de París debían ser los del estreno olímpico del break dance. Acabaron siendo los del "baile del canguro"

El peculiar baile de Raygun alienta la gran pregunta que deja París: ¿Han sintonizado los JJOO con el breaking?

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Si algo son los Juegos Olímpicos (JJOO), además de un gran escaparate de portento y destreza física, es una mina de iconos. París 2024 no ha sido una excepción. Por una razón u otra, a base de éxitos deportivos, polémicas o simples curiosidades, a lo largo de las últimas semanas los JJOO han lanzado al estrellato a atletas hasta hace no tanto desconocidos fuera de sus países, como Imane Khelif o los tiradores Kim Yeji y Yusuf Dikec. Los últimos días, ya en su recta final, París encumbró a otra estrella anónima: 'Raygun', el apodo de la B-girl Rachael Gunn, quien a su pesar (o no) ha marcado el debut olímpico del break dance.

El motivo: su "baile del canguro".

Rachael Gunn, 'Raygun'. Del anonimato al estrellato. Y todo en cuestión de unos días, con la rapidez y rotundidad que solo la mezcla de Juegos Olímpicos y redes puede lograr. 'Raygun' es una B-girl australiana que el viernes participó en la competición de break dance celebrada en el parque La Concorde durante los JJOO de París. La plaza en la delegación olímpica de su país, Australia, se la ganó hace meses, durante el Campeonato de Breaking de Oceanía celebrado en Sídney.

Su participación en los Juegos de París y sobre todo la importancia de la cita olímpica para el break dance dieron a 'Raygun' una visibilidad notable, tanto en su país como entre los amantes de la disciplina. "Desde que se confirmó por primera vez que el breaking era un deporte olímpico en 2020, concedí muchas entrevistas a medios", recordaba hace poco al Comité Olímpico de su país. Ahora ha alcanzado una cota de fama que va más mucho allá de Australia, el break dance y los JJOO.

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¿Por qué? Por su participación. A pesar de clasificarse y competir en La Concorde, Raygun, que en realidad se llama Rachael Gunn, tiene 36 años, un doctorado en estudios culturales y figura como profesora titular en la web de la McQuaire University, tuvo un resultado más bien discreto. Eso sí, solo en lo que a resultados deportivos se refiere. Si hablamos de popularidad, la cosa cambia.

Gunn cayó ya en la fase inicial sin arañar ni un solo puntos. Sin embargo, los movimientos que desplegó durante la prueba no tardaron en viralizarse por medio mundo. ¿El motivo? Durante su exhibición, la B-girl dejó una colección de saltos, piruetas, giros y demás pasos que, como mínimo, resultan poco ortodoxos en el break dance. El más llamativo, o desde luego el que más sorpresa ha generado es "el canguro", durante el que Gunn imitó a uno de los marsupiales de su tierra.

Apostándolo todo a la originalidad. Consciente de la expectación (y burlas) que ha generado su fugaz paso por los Juegos, Gunn se ha sincerado y reconocido con claridad cuál era su estrategia para ganar a rivales como Ami, la japonesa de 25 años que acabó alzándose con el oro: quizás no tuviese la mejor técnica ni fuese la más ágil de la competición, pero la australiana podía vencer en originalidad.

"Nunca iba a vencer a estas chicas en lo que mejor saben hacer: dinámica y movimientos potentes, así que quería moverme de manera diferente, ser artística. ¿Cuántas oportunidades tienes de hacer eso en un escenario global". Su apuesta era otra: "Algo nuevo, diferente, creativo. Esa es mi fortaleza, la creatividad".

De las redes, a la política. Sus saltos y movimientos en París fueron lo suficientemente llamativos como para catapultar a Gunn a un inesperado estrellato que incluso ha eclipsado a Ami o Phil Wizard, ganadores de la medalla de oro. Sus pasos se viralizaron en TikTok, corrieron como la pólvora por X e Instagram, y generaron toda clase de comentarios, incluidos los que han ridiculizado sus movimientos o incluso los consideran una "burla" al break dance.

Las críticas a su estilo y atuendo, aparentemente un uniforme olímpico de Australia, a diferencia de la vestimenta de la mayoría de sus rivales, que mostraban una estética urbana, han hecho que algunas voces se hayan alzado en su defensa.

Entre ellas la de la exitosa deportista olímpica Anna Meares, compatriota de Gunn y quien ha alabado su "valentía". Incluso el primer ministro Antonhy Albanese ha tenido buenas palabras para la mujer: "Lo intentó. Está en la tradición australiana de que la gente lo intenta. Ella lo intentó representando a nuestro país".

No son unos Juegos cualquiera. Que el baile de 'Raygun' se haya vuelto tan popular no se explica solo por sus quiebros y pasos, más o menos chocantes. París 2024 no era una cita cualquiera para el deporte. Como se ha encargado de destacar la propia organización, marcaba el "debut" del breaking en los Juegos Olímpicos. Y de momento no se espera que la experiencia se repita en Los Ángeles 2028.

Tras las primeras competiciones internacionales de los años 90 y el éxito de los Juegos Olímpicos de Verano de la Juventud de Buenos Aires, en 2018, se esperaba que la cita parisina marcase un momento histórico para el breaking: 16 B-boys y 16 B-girls compitiendo por los votos de los jueces y el honor de una medalla olímpica.

El resultado sin embargo no ha convencido a todos. Y no solo por la actuación de Raygun. A lo largo de los últimos días medios como Associated Press o Euro News han publicado crónicas en las que dejan botando unas cuantas cuestiones: ¿Cuál es el futuro olímpico de esta disciplina? ¿Han sintonizado con ella realmente los JJOO? ¿Se ha aprovechado la oportunidad que planteaba la cita francesa?

"Importantes deficiencias". "Hubo importantes deficiencias a nivel organizativo y de gobernanza que podrían haberse subsanado fácilmente pero que, por desgracia, repercutieron de forma negativa en el primer punto de contacto del break dance con una nueva audiencia mundial", explicaban a Euro News desde el mundo del breaking. Y no solo por el baile de 'Raygun' y su oleada viral.

El estreno olímpico del breaking ha dejado otros episodios sonados: la decisión de Nicka, una B-girl lituana, de llevar durante sus exhibiciones un durag, una prenda convertida en símbolo del orgullo negro, generó críticas. Y la competición lidio con otro momento delicado cuando Mazinha Talasj mostró durante la competición una capa en la que podía leerse "Free Afghan Women". Acabó descalificada por violar la norma de los Juegos Olímpicos que prohíbe las declaraciones políticas.

Imágenes | Australian Olympic Committee 1 y 2

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