Un atleta australiano tuvo que escoger entre amputarse un dedo o quedarse sin los Juegos Olímpicos. Lo tuvo claro

Para garantizar su presencia en París, el jugador de hockey tuvo que amputarse parte del anular derecho

Matthew Dawson 2
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No ha pisado aún el campo de juego, pero Matt Dawson ya ha escrito su nombre con letras doradas en la crónica de los Juegos Olímpicos (JJOO) de París. Y no solo por formar parte de los 'Kookaburras', el equipo masculino de hockey sobre césped de Australia. Si ha logrado colarse en titulares de medio planeta y captar el foco de sus compatriotas es por el precio que ha pagado para competir en París: un dedo.

Literalmente.

A un dedo de los JJOO. Su talento con el palo ha permitido a Matt Dawson (Nueva Gales del Sur, 30 años) formar parte del equipo de hockey sobre césped que representará a su país, Australia, en los Juegos Olímpicos de París. Pese a su habilidad y compromiso con el equipo ha estado sin embargo a un tris de quedarse fuera de la cita olímpica. Mejor dicho, a un dedo. Literalmente. Hace unos días, mientras entrenaba con sus compañeros en Perth, Dawson sufrió una aparatosa lesión en el anular de su mano derecha. Y lo de aparatoso es quedarse corto.

"La peor lesión". La herida que sufrió Dawson es de esas que hielan la sangre. Así se lo explicaba a la cadena ABC News Simon Orchad, un veterano jugador de hockey sobre hierba australiano y comentarista deportivo. En su opinión, la lesión de Dawson es de hecho "la peor" que ha visto a lo largo de su dilatada carrera.

"En mis 25 años vinculado a este deporte… nunca había visto una lesión en un dedo tan espantosa", admitía. Tan mala pinta tenía el anular tras recibir el impacto de un palo de hockey que el propio Dawson acabó desmayándose en el vestuario. "Fue bastante grave. Cuando la gente que te rodea lo ve y no dice nada, obviamente sabes que es bastante grave. Sucedió muy rápido. Lo único que recuerdo es que alguien me dijo: 'Necesitamos ver a un cirujano plástico'", relata a la CNN.

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¿Fin al sueño olímpico? Así lo pareció durante un tiempo. La lesión era lo suficientemente grave como para que la participación de Dawson en los JJOO se quedara en el aire. Los cirujanos le explicaron que podían intentar reconstruir el dedo, pero la operación era compleja: requeriría una baja de entre cuatro y seis meses, le advirtieron, y aún así corría el riesgo de no recuperar la funcionalidad completa del anular. Someterse a la operación tenía además otra consecuencia demoledora para su carrera: Dawson tendría que ver a sus compañeros de los 'Kookaburras' desde las gradas. Adiós a su posibilidad de ganar una presea.

El plan B pasa a A. Había otra opción, claro. Una muchísimo más radica, pero que reduciría el tiempo de convalecencia a apenas 10 días, suficientes para estar listo para la cita parisina. ¿Cuál? Amputarse parte del dedo afectado. Su mujer le pidió que no actuara de forma “precipitada”, pero Dawson lo vio claro: "Con toda la información de la que disponía para tomar la decisión en un período de tiempo bastante corto, decidió llevarlo a cabo". Así pues pasó por quirófano, pero no para que los cirujanos intentaran reconstruirle el dedo y que en el futuro ganara la mayor movilidad posible. La idea fue otra: extirparle la falange afectada.

El precio para "París 2024". Su decisión fue tan peculiar que el caso de Dawson ha trascendido mucho más allá de Australia. Con él han hablado la CNN, la BBC o ABC News y la propia organización de los Juegos Olímpicos se ha hecho eco de su caso. En todas las entrevistas el deportista australiano quita hierro a lo sucedido y da a entender que no se arrepiente de haberse mutilado.

"Si quitarme la parte superior del dedo fuera el precio a pagar, lo haría", confiesa sobre su deseo de competir por en París. De hecho ya avanza que si su equipo logra alzarse con el oro "no habrá sido un precio muy alto". Ahora y a solo unas horas del primer partido de los australianos, que se medirán mañana con Argentina, Dawson explica que no hizo otra cosa que agarrarse a "la mejor oportunidad" para asistir a París y agradece conservar "la mayor cantidad de dedo posible". "Puedo llevar una vida bastante funcional con un dedo menos del que preocuparme", bromea.

Objetivo: la gloria olímpica. En la decisión de Dawson pesó un factor fundamental: la edad. El jugador tiene 30 años y no parece dispuesto a renunciar a las oportunidades que le quedan. "Definitivamente estoy más cerca de la final de mi carrera que del comienzo, y quién sabe, estos podrían ser mis últimos Juegos Olímpicos. Si sentía que aún podía rendir al máximo, quería hacerlo".

Por desgracia, las lesiones graves tampoco son nuevas para el deportista australiano. En 2018, durante la competición de la Commonwealth, estuvo a punto de perder un ojo tras recibir el impacto de un palo de hockey. Su equipo acabó conquistando el campeonato y se alzó con la plata en los Juegos de Tokio.

"Toda una vida de sacrificio". Dawson no solo ha sorprendido a los aficionados al deporte. Su caso ha conmocionado igualmente al vestuario, como confiesan el entrenador del equipo, Colin Batch o el capitán, Aran Zalewski, quien aporta una perspectiva interesante: "Tras toda una vida de sacrificio para competir al más alto nivel, creo que la decisión para él fue fácil". Al fin y al cabo, recuerda, hay quien asegura que estaría dispuesto a entregar un brazo para participar en unos Juegos Olímpicos. Dawson pasó de la metáfora… al quirófano.

Imagen | Australian Olympic Team

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