8 de febrero de 2015, Fuengirola, Málaga. Una pareja de ladrones se aproxima a una mujer, forcejea con ella y le arrebata el bolso. Un hombre de 22 años observa la escena desde la distancia y corre raudo a interceptar al delincuente. Le alcanza, le exige la devolución del bolso y le atesta dos puñetazos tras esquivar otro par de su contrincante. Dos días después, el ladrón muere en el hospital a causa de las hemorragias sufridas por la pelea. A las pocas semanas, el hombre es detenido por la policía.
Ahora, cuatro años después de los hechos, entrará en prisión por dos años.
Polémica. La historia había sido narrada con anterioridad por la prensa local, pero no ha sido hasta la publicación de un reportaje de El Mundo cuando ha ganado notoriedad nacional. Figuras como Arturo Pérez-Reverte han lamentado la sentencia judicial. El propio artículo considera injusto que un acto "heroico", salvar la vida a una mujer, se salde con su estancia en la cárcel. La conversación se enmarca en el contexto de otros ciudadanos que han tomado represalias contra delincuentes.
Hechos. ¿Pero qué sucedió? Es difícil saberlo, dado que la sentencia no es pública. El condenado, llamado Borja y natural de la provincia, afirma que la pareja de ladrones estaba "pateando" la cabeza de la víctima. También que sólo trató de recuperar el bolso, y que la agresión fue en defensa propia. Su abogado argumentó frente al juez que las consecuencias de los golpes tuvieron una naturaleza "imprevista", y que su intervención, en defensa de la mujer atracada, tuvo buenas motivaciones.
El tribunal desestimó sus argumentos, y le condenó a dos años de cárcel y a una indemnización de 180.000€ para la familia del fallecido.
Contexto. Como han apuntado expertos legales, no conocemos los motivos para decretar prisión, ni todo lo que sucedió aquel día (sí sabemos que el agresor acudió al ladrón cuando el robo ya se había producido). Es habitual, pero no obligatorio, que las penas menores a dos años se salden sin cárcel. El periodista que firma la pieza ha explicado que se debe a su incapacidad de pagar la indemnización. En esta noticia de 2018 se revela que el acusado, portero de discoteca, no tiene antecedentes.
Sí los tenía el fallecido, con una orden de búsqueda y detención a su nombre en el momento de los hechos y un historial de seis arrestos por robo, hurto, desobediencia y falsedad documental. Consumidor habitual de cocaína y marihuana, su salud era precaria, lo que, según el abogado de Borja, contribuyó a que los golpes acabaran con su vida.
Justicia por su mano. Son diversos los ejemplos recientes de ciudadanos condenados cuando se defendían o agredían a otros delincuentes. El año pasado un anciano fue condenado a dos años y medio de cárcel por asesinar al ladrón que asaltó su casa. Un tendero chino fue llevado a juicio tras apalear al ladrón que entró en su comercio. Un policía se enfrenta a 20 años de cárcel tras disparar a tres criminales que entraron en su hogar y le atestaron varios golpes.
Es habitual que algunos ciudadanos se tomen la justicia por su cuenta. También lo es que los jueces sean severos con estas conductas.
Debate. ¿Pero debería ser así? Parte de debate que rodea al caso del joven malagueño estriba en los resquicios morales. Sus intenciones eran buenas (salvar la vida, según él, de una mujer), pero sus acciones (acabar con la vida de un hombre) no. El problema, como en los casos anteriores, es que el Código Penal no suele interpretar la naturaleza ética de los actos, sino los actos en sí mismos. Y un homicidio involuntario se pena con hasta cuatro años de prisión.
Algunas formaciones políticas, como Vox, han utilizado estos casos para alabar a los buenos patriotas, y para defender, como hicieran en marzo, la posesión de armas entre los civiles. Es una visión compartida por muchos, aderezada con palabras como "altruismo", "héroes" o "no mirar al otro lado". La Justicia tiene otra opinión, y se reserva las competencias en la materia, como por otro lado ordenan las bases del estado de derecho.
Recogida. Sea como fuere, son numerosas las personas que consideran injusta la situación de Borja. A esta hora, más de dos mil firmas se aglutinan en un Change.org exigiendo su indulto (en una iniciativa con el marchamo de Vox), y el hashtag #YoSoyBorja acapara las principales tendencias de Twitter. Políticos como Santiago Abascal han manifestado su desacuerdo con la sentencia, y otras figuras han subrayado la necesidad de proteger las actitudes "heroicas" pese a sus consecuencias.
Imagen: Daniel González/GTRES
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