El pequeño país de Asia Central ha disparado las importaciones de otros países, incluida Alemania
Kirguizistán es una pequeña república de Asia Central, de siete millones de habitantes y fronteras con Kazajistán y China, que parece estar revolucionando su balanza comercial. Eso al menos es lo que sugieren sus datos de importaciones de los últimos años. Algunos estudios apuntan que solo las exportaciones alemanas de coches y piezas de automoción con destino a la república exsoviética han crecido la friolera de un 5.500%. Aumenta también el flujo de mercancías procedentes de China, Reino Unido, otros puntos de la UE, Reino Unido y países del entorno.
Tan sorprendentes resultan los porcentajes que hay quien les encuentra una explicación que poco tiene que ver con la demanda doméstica de Kirguizistán: que —al igual que otras naciones de la región— la exrepública soviética podría haberse convertido en puerta trasera para que Rusia eluda las sanciones internacionales que le complican su comercio desde que inició la invasión de Ucrania.
Los datos de Kirguizistán. Aunque es una nación pequeña, de apenas siete millones de habitantes, Kirguizistán lleva varios años arrojando datos comerciales sorprendentes. Sobre todo en lo que a importaciones se refiere. Y para muestra un botón: un alza del 5.550% en el flujo de automóviles y autorrepuestos alemanes, un incremento de más del 1.100% en exportaciones británicas, un 168% en las chinas y un 953% interanual en las de la Unión Europea. Los períodos que reflejan esos porcentajes no siempre coinciden, pero se corresponden con los últimos años.
Balanza descompensada. Con esos datos el flujo importador de la pequeña república exsoviética superó con creces a su actividad exportadora. Xinhua precisa que las primeras superaron en casi cuatro veces a las segundas, con mercancías y servicios comprados por valor de aproximadamente 12.400 millones de dólares frente a los apenas 3.300 millones de dólares que sumaban los vendidos.
"El comercio bilateral con Alemania ascendió a alrededor de 734 millones de euros en 2023 y se caracteriza por un gran superávit comercial a favor de Alemania. Las principales exportaciones de Alemania a Kirguistán son vehículos de motor, maquinaria y productos químicos", precisa el propio Ejecutivo germano.
Otro dato relevante es que gran parte del comercio de Kirguistán se apoya en dos de sus vecinos más potentes: China, nación fronteriza que acaparó el año pasado más de un tercio del volumen de negocio de la nación centroasiática; y la Unión Económica Euroasiática (UEE), liderada por Moscú y responsable de otro 28%.
Un "boom" sospechoso. Para algunos expertos hay pocas dudas de a qué responde el "boom" importador de Kirguistán. Y la clave estaría curiosamente fuera de sus fronteras. Su contundencia y el hecho de que coincida justo con el despliegue de sanciones con las que occidente pretenden castigar a Moscú por la invasión de Ucrania ha llevado a no pocos analistas a apuntar que Kirguistán estaría actuando en realidad como puerta trasera para burlar el veto ruso.
"Las cosas nunca llegan allí". "Aproximadamente la mitad de las exportaciones alemanas a Kirguistán nunca llegan a la capital, Bishkek, según los datos kirguisos sobre importaciones procedentes de Alemania. Así que Kirguistán es sólo lo que aparece en la factura. Las cosas nunca llegan allí. Se dirigen a Rusia. Hay que poner fin a las exportaciones alemanas a 'Kirguistán'", abogaba ya en diciembre Robin Brooks, del Instituto de Finanzas Internacionales.
Idea similar desliza hace poco Joseph Webster, del Global Energy Center, en un artículo en el que alertaba de que las cifras comerciales de Kirguistán "desafían la lógica económica". "Sugieren que una gran cantidad de sus importaciones tienen como destino un tercer país: Rusia. Los transbordos de Kirguistán a Rusia de productos de doble uso, como rodamientos, repuestos para vehículos y otros artículos, han tenido implicaciones militares en la invasión de Ucrania".
¿Algo más que indicios? Más allá del sorprendente aumento del flujo exportador o la coincidencia de fechas con las sanciones aplicadas por Occidente a Rusia, habría algunos indicios que apoyan esa sospecha, de las que se han hecho eco medios del alcance de la agencia Reuterso el diario The Telegraph.
Por ejemplo, en septiembre de 2022 las exportaciones de Kirguizistán a Rusia crecieron hasta representar el 34% de su flujo global, muy por encima del 14% de 2021. Otras naciones como Armenia, Georgia, Tayikistán o Uzbekistán, también aumentaron el comercio bilateral con Moscú desde el inicio de la guerra.
CEIC deja botando otra idea interesante: dentro de la república parece que una parte significativa de la mercancía se transporta a un punto concreto: la región de Talas, un área fronteriza con Kazajstán, uno de los aliados más próximos a Rusia en la zona. Si en 2021 el volumen de carga transportada en Talas suponía el 7,9% del total del país, en 2022 esa cuota era ya del 26,7% y en 2023 se había disparado hasta el 29,2%. La propia Kirguizistán ha mostrado su sintonía con Rusia.
El caso de la automoción alemana. La automoción alemana deja un buen ejemplo, como recoge The Telegraph, que le dedicó un amplio reportaje a finales de 2023: sus datos —basados en la información recabada por el IIF— reflejan que las exportaciones de coches y repuestos a Kirguizistán subieron un 5.550% durante los nueve primeros meses del año en comparación con el mismo período de 2019.
El incremento coincide con la decisión de grandes fabricantes del sector de suspender sus negocios en Rusia. Al poco de iniciarse la guerra BMW decidió cancelar las exportaciones y Wolkswagen suspender las entregas. El flujo de salida de mercancías germanas con destino a Kazajstán, Armenia y Georgia también ha experimentado alzas notables, aunque sin llegar a los valores de Kirguizistán.
El foco en Asia Central. El de Kirguistán quizás sea el caso más llamativo, pero no el único. Las exportaciones de Alemania han registrado también importantes repuntes hacia otros países de Asia Central o el Cáucaso, como Kazajstán o Armenia mientras caían las dirigidas a Rusia por el plan de sanciones.
"Los datos de la UE sobre exportaciones a Asia Central y el Cáucaso son una locura. Por ejemplo, las exportaciones de la UE a Armenia han aumentado un 200% desde que Rusia invadió Ucrania. Obviamente, este material no se queda en Ereván, sino que va a Moscú, donde ayuda a Putin. La Unión Europea es realmente el adversario soñado de Putin", advertía Brooks a finales del año pasado.
Imagen | Wikipedia (Официальный веб-сайт Президента Российской Федерации)
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