Kirk Douglas ha abandonado el mundo de los vivos a los 103 años. Es un registro impresionante se mire por donde se mire, y es inusual. La mayor parte de las estrellas de su generación habían pasado a mejor vida hace muchos años, hace muchas décadas. Sus hijos, como el suyo propio, Michael Douglas, son hoy ancianos muy por encima de la edad de jubilación. Y sin embargo, su muerte anticipa una tendencia a futuro.
Vivir mucho, morir muy viejos.
Aumento. La esperanza de vida no ha hecho sino crecer durante las últimas décadas. El ejemplo más paradigmático es Japón, país más longevo del mundo donde una persona puede aspirar a vivir más de 85 años sin mayores cortapisas. España podría ocupar su lugar a medio plazo: algunos estudios la colocan a la cabeza mundial para 2040, rozando los 86 años de media. De media.
Superancianos. En Estados Unidos, país originario de la mayor parte de las estrellas del cine mundial, la situación es distinta: la esperanza de vida lleva cayendo tres años consecutivos... Pero no para los más ricos. Mientras el célebre 1% disfruta de una esperanza de vida por encima de los ¡93 años! los más pobres están quince años por debajo, en los 78. Una brecha de la que multimillonarios como Douglas pueden aprovecharse.
Resistencia. A largo plazo, las perspectivas son aún más increíbles. Para finales de este siglo, un español medio que haya llevado una vida relativamente sana puede disfrutar de 93 largos años de existencia. El crecimiento de los países más viejos quedará acompasado por el de otros en vías de desarrollo, como Brasil o la India, y de la media mundial en general: más de 82 años para 2009.
Más viejos. El efecto lateral de lo anterior es que tendremos a más "centenarios" entre nosotros. Será su tiempo y su lugar, una vez dejen de ser anomalías biológicas de la especie humana. Hoy el listado de celebridades mayores de 100 años aún vivas es exiguo. Incluye a Olivia de Havilland, Walter Bernstein, Marsha Hunt o Norman Lloyd, entre unos pocos. Poco a poco, el conteo de centenarios engrosará.
Y más muertos. ¿Efecto lateral de este proceso? Uno que comenzó de forma dramática en 2016 y que nos ha seguido acompañando año tras año: cada vez acumularemos más famosos muertos. La primera generación de estrellas encara hoy su recta final definitiva, mientras que la segunda, la que saltó a la fama en los setenta y los ochenta, se está haciendo vieja. Muy vieja. De ahí que repitamos de tanto en cuanto años como 2016.
Imagen: Chris Pizzello/AP
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