La bandera LGBTQI ahora tiene más colores para incluir a minorías raciales. Y el resultado es... raro

Los políticos de Philadelphia han lanzado la semana pasada una especial propuesta. Acompañados por importantes personas negras e hispanas dentro de la comunidad LGBT de la ciudad, han presentado una nueva versión de la bandera arcoíris, donde se incorporan los colores negro y marrón a la gama cromática que todos conocíamos hasta ahora.

Más allá del resultado estético de la nueva insignia, que muchos han encontrado desafortunado, han surgido también muchas dudas entre personas de dentro y fuera de la comunidad. Si hasta ahora la bandera sólo hacía referencia a la identidad sexual de la gente y ahora se incluye también la racial… ¿habrá que meter el color rojo para los indios nativos, y el blanco para los caucásicos? ¿Es que acaso el color amarillo de la bandera simbolizaba a los asiáticos?

Un fenómeno óptico para incluir toda la diversidad

Repaso brevísimo de la historia de la "bandera de la libertad": se porta por primera vez en San Francisco, en una marcha de protesta LGBT en junio de 1978 por las persecuciones que se hacían de esta comunidad por parte de las autoridades. En la manifestación va el concejal Harvey Milk, el primer líder público abiertamente homosexual. Éste le había encargado a Gilbert Baker confeccionar esa enseña para unirles a todos bajo un mismo manto, sin exclusiones, inspirándose en las banderas que ya circulaban previamente en estos círculos por la urbe.

Rosa para la sexualidad; rojo para la vida; naranja para la salud; amarillo para la luz del sol; verde para la naturaleza; turquesa para la magia y el arte; índigo o azul para la serenidad; y violeta para el espíritu. Los siete colores del arcoíris más el turquesa. El blanco va implícito por la naturaleza de este fenómeno óptico.

Es decir, los colores no representan tendencias sexuales o raciales explícitas, sino que es una combinación de colores que pretende englobar de forma abierta la diversidad humana. No era casualidad tampoco que otros movimientos aglutinadores e intrusivos tengan banderas muy muy parecidas, como pasa con los grupos andinos o la paz universal.

El turquesa y el rosa, los colores demasiado caros hace casi 40 años

Cinco meses después asesinan a Milk. Es un crimen homófobo que le volverá mártir de la causa, y Baker mantuvo el compromiso de extender el uso de la bandera entre su comunidad. El activismo estadounidense acogió el símbolo, el de los ocho colores. Como se fueron dando cuenta, tener que confeccionar banderas con tantos tonos, telas y tintas era un enorme gasto. La “versión comercial”, como la llamó Baker, pasó en menos de un año a eliminar dos colores, quedándose en seis.

Para los años 80 la bandera de seis colores ya era el referente visual ineludible a nivel mundial de los homosexuales y transexuales. Veinte años después, cuando la economía y los métodos de impresión lo permitían, Baker intentó volver a popularizar la bandera original de ocho colores, pero la comunidad ya estaba demasiado comprometida con las seis franjas, y el plan fracasó.

Con todo, según Baker los diferentes colores representan la diversidad, las diferentes orientaciones sexuales, razas y edades. Todos estaban dentro del arcoíris porque dentro del arcoíris está todo el espectro cromático (vale, cierto, menos el negro). ¿Qué sentido tiene entonces incorporar dos colores que aluden a una dimensión racial?

El respeto racial: una tarea pendiente también entre los gays, trans y queers

Una asociación de Philly lo ha explicado. El 34% de los miembros de la comunidad LGBT de Estados Unidos no son blancos (es una proporción que se aproxima a la diversidad racial del país), y dentro de ella las etnias minoritarias tienen que soportar obstaculizaciones añadidas a las que sufren ya de por sí los gays blancos.

Según un análisis de la Comisión de las Relaciones Humanas de Philadephia, los barrios gays también ejercen discriminación contra las personas negras o hispanas dentro de sus ambientes. Según denuncian las personas de la zona, los bares esgrimen frente a los potenciales clientes "problemas de vestimenta" para denegarles acceso a los bares gays, o les piden mostrar todo tipo de identificaciones, con lo que se impide la entrada indirectamente a los inmigrantes ilegales.

Típica imagen del Gayborhood de Philadelphia.

Un joven residente denunció recientemente en la ciudad cómo le habían bloqueado en la puerta de los bares mientras dejaban pasar a clientes blancos; también se filtraron conversaciones del dueño de un exclusivo bar local donde realizan performances artistas asociadas a RuPaul en las que hablaba despectivamente de los negros.

No son casos aislados, y pueden encontrarse múltiples ejemplos de comportamientos discriminatorios entre algunos círculos gays de todo el mundo y que se remonta a los bares gays de San Francisco en los 80 donde se leía "No negros, no mujeres, no maricones" en sus puertas.

“Se supone que nuestra comunidad es inclusiva. Lo celebramos así. Pero ha llegado el momento de llegar más lejos. De ampliar los horizontes de nuestra comunidad. De cambiar nuestro icónico símbolo… Para no hablar sólo de la inclusividad, sino para practicarla”, explica el vídeo de presentación de la nueva bandera.

La gente que faltaba en la otra foto.

Voluntariamente o no, la acción de Philadelphia es una forma de señalar que la supuesta neutralidad de la bandera gay podía ser una forma de invisibilizar las otras luchas paralelas que deberían producirse en las comunidades que, en principio, buscan erradicar todo tipo de opresiones. Que la interseccionalidad debería estar a la orden del día en la agenda de los que estén discriminados por alguna condición.

“El racismo dentro de la comunidad LGBTQ es un tema preocupante como lo es en toda la sociedad”, ha dicho el alcalde de la ciudad. “Tenemos que centrarnos en este problema en Philadelphia”.

No sabemos si la propuesta de la nueva bandera de ocho franjas se extenderá al resto de comunidades gays del mundo. En principio, son muy diferentes las proporciones étnicas en diversos países del planeta, habiendo países donde la proporción de personas “marrones” o “negras” puede ser mínima frente a otros grupos culturales más extendidos e igualmente atacados en esa zona (la discriminación tiene un millón de formas). Pero lo cierto es que, en términos históricos, la bandera LGBT está todavía dando sus primeros pasos, y es pronto para adivinar cuál será su representación final.

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