La capacidad cognitiva influye en la opinión sobre la igualdad de derechos para las parejas gay

La capacidad cognitiva influye en la opinión sobre la igualdad de derechos para las parejas gay
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La encuesta HILDA es el estudio longitudinal más representativo y exhaustivo de la sociedad australiana. La autora Alice Campbell y yo hemos utilizado recientemente datos de esta encuesta para realizar un análisis sobre el apoyo a la igualdad de derechos para las parejas del mismo sexo según los rasgos demográficos.

Un análisis posterior de la encuesta HILDA deja ver otro factor importante: la capacidad cognitiva. En concreto, existe una estrecha relación y estadísticamente significativa entre una capacidad cognitiva alta y la probabilidad de apoyar que las parejas del mismo sexo tengan los mismos derechos que las parejas de diferente sexo.

Esto puede arrojar un poco de luz sobre los motivos por los que es imposible convencer con argumentos fundamentados a aquellas personas que se oponen a la igualdad de derechos.

De vez en cuando la encuesta HILDA recoge información puntual de los encuestados y en 2012 se realizaron entrevistas en persona donde los participantes se sometían a tres pruebas prácticas para determinar su capacidad cognitiva. Las pruebas tenían como objetivo evaluar el grado en que los participantes eran capaces de:

  • Recordar y recitar hacia atrás secuencias de números cada vez más largas.
  • Pronunciar correctamente 50 palabras mal escritas.
  • Y asociar símbolos y números mediante teclas y a contrarreloj.

Midiendo la capacidad cognitiva

Estas pruebas no son perfectas y pueden contener errores de medición, prejuicios culturales o no ser un valor suficiente para medir la capacidad cognitiva. Sin embargo, son herramientas ampliamente reconocidas que se utilizan de forma rutinaria en la investigación psicológica y educativa y que han demostrado estar estrechamente relacionadas con la inteligencia general.

Para mi análisis calculé el grado aproximado de apoyo a los derechos de las parejas del mismo sexo usando los diferentes valores de este indicador de la capacidad cognitiva.

Dos Sam Manns/Unsplash.

Para ello adapté e hice una media de los resultados de las tres pruebas con el fin de obtener un indicador compuesto de la capacidad cognitiva con valores que iban desde cero (la menor capacidad posible) a uno (la mayor capacidad posible).

Las respuestas sobre el apoyo a la igualdad de derechos son de una encuesta HILDA del año 2015 en la que se pedía a los encuestados que calificaran su grado de apoyo de acuerdo a la afirmación "las parejas homosexuales deben tener los mismos derechos que las parejas heterosexuales" con una escala de uno (muy en desacuerdo) a siete (muy de acuerdo).

Una correlación sorprendente

El análisis se basa en una muestra de más de 11.600 participantes y reveló que aquellas personas con niveles más bajos de capacidad cognitiva en 2012 eran mucho menos propensas a estar a favor de la igualdad de derechos en 2015 que aquellas personas con altos niveles de capacidad cognitiva.

Esta correlación es relevante tanto a nivel sustancial como estadístico.

Algunos grupos de población (como las personas mayores y las personas procedentes de familias donde no se habla inglés, por ejemplo) pueden estar más en contra a la igualdad de derechos y suelen tener peores resultados en las pruebas de capacidad cognitiva. En el caso de las personas mayores, puede deberse al deterioro de la capacidad cognitiva, mientras que en el caso del segundo grupo puede que sea porque el inglés no es su lengua materna.

Tres Peter Hershey/Unsplash.

Para evitar que este tipo de casos y otros factores manipulen los resultados de mi análisis, ajusté los parámetros según edad, género, identidad sexual, alto nivel de educación, creencia religiosa, entorno étnico/inmigrante, lejanía de la zona y el estado/territorio de residencia.

Una vez realizados estos ajustes y, como era de esperar, la correlación entre la capacidad cognitiva y el apoyo a los derechos de las parejas del mismo sexo se suavizó un poco, pero sigue siendo significativa y relevante a nivel estadístico.

Merece la pena subrayar que se ha tenido en cuenta el nivel educativo de los participantes y que los resultados no se pueden explicar en base a una relación entre personas con alta capacidad cognitiva con estudios superiores.

Los resultados también no sufrieron modificaciones relevantes si se excluían a los participantes procedentes de familias de habla no inglesa, si se comparaba el nivel de apoyo en 2011 o si se consideraban los niveles de capacidad cognitiva por separado. Sin embargo, el nivel de correlación cambiaba según las pruebas.

¿Se trata solamente de la opinión sobre las parejas del mismo sexo?

Este hallazgo plantea la cuestión de si el patrón se extiende a las opiniones de la gente sobre la equidad social en otros ámbitos de la vida. La cuestión es si estos resultados también se pueden aplicar a las opiniones de la gente sobre la igualdad social en otros aspectos.

Pareja Stanley Dai/Unsplash.

Para demostrarlo, amplié el análisis sobre la encuesta HILDA con el fin examinar las correlaciones entre capacidad cognitiva y las opiniones a favor de la emancipación femenina, la capacidad de las mujeres como líderes políticos y las madres solteras. En todos los casos se repetían los mismos resultados: un alto nivel de capacidad cognitiva estaba sin duda relacionado con mayores niveles de apoyo a puntos de vista igualitarios.

Estos resultados no significan que todas las personas con intención de votar "no" en la consulta sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo tengan un nivel bajo de capacidad cognitiva ni tampoco que todas las personas con intención de votar a favor tengan un nivel alto.

Sin embargo, los resultados sugieren que, de media, las personas que se oponen a la igualdad de derechos para las parejas del mismo sexo son menos propensas a tener los recursos cognitivos necesarios para participar en un debate coherente.

Estos recursos pueden incluir la habilidad para pensar de forma abstracta y procesar conceptos completos; diferenciar si los argumentos están fundamentados o no; no sentirse amenazadas por cambios en el status quo; y aceptar de forma crítica puntos de vista que sean nuevos o diferentes.

Cuatro Stanley Dai/Unsplash.

Los resultados pueden explicarnos por qué algunas de las personas en contra no aceptan ni proporcionan argumentos fundamentados o por qué se siguen basando en alegaciones que han demostrado ser falsas a nivel filosófico, histórico o empírico.

Esto se aplica, por ejemplo, a la afirmación sin respaldo científico de que los niños van a vivir peor en hogares con padres del mismo sexo. De hecho, una campaña a favor del "no" está explotando estas ideas basadas en argumentos emocionales en lugar de racionales.

Es posible muchos partidarios del "no" no puedan ser convencidos con la razón y los hechos. Si es así, la mejor forma para que el "sí" minimice la posibilidad de una victoria por sorpresa del "no" (instrumentada por una minoría) sería animar a la inmensa mayoría de los australianos que apoyan la igualdad de derechos a que expresen su opinión.

The Conversation

Imagen | Tom The Photographer/Unsplash

Autor: Francisco Perales, Universidad de Queensland.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

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