El precio de la “dieta omnívora” no hace más que crecer: según los datos del departamento de agricultura y alimentación de la ONU este 2017 los precios de la carne y de los productos derivados de la leche han hecho aumentar el índice mundial de precios de los alimentos un 8%.
Y es una tendencia al alza: a mejor situación económica de los países en vías de desarrollo, más acceso e interés por comer carne. Como el suelo utilizable para explotaciones agrícolas está alcanzando su límite, la carne va a seguir aumentando de precio.
¿Y cuánto nos ahorraríamos con una dieta vegana? Por resumirlo mucho, y si eres estadounidense, unos 750 dólares al año (precios de 2012). Son las cifras más sólidas de las que han extraído analistas y científicos. Los del Journal of Hunger & Environmental Nutrition realizaron planes alimenticios semanales para una ingesta diaria de 2000 calorías y creando una suficiente variedad nutritiva, y ese fue su resultado. Un punto común al que suelen llegar los blogueros que han analizado su propio gasto es que pasando de la comida omnívora a la vegana ahorran un sexto de su presupuesto mensual en alimentos. Si gastas 200 euros al mes en comida, ahorrarías unos 30 euros.
Si te haces vegetariano ahorras tú y ahorra el Estado: porque ya sabemos que es más barato el kilo de garbanzos que de pollo, pero también que la gente que come menos carne tiene menores riesgos de enfermedades cardiovasculares. Si vivieses en un país donde la sanidad no es gratuita, a tu bolsillo también le beneficiaría ser vegano. Aparte, estimaciones conservadoras de la Universidad de Oxford, Marco Springmann y la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos calcularon que el ahorro directo en costes sanitarios si la humanidad dejase de consumir carne sería de 622 mil millones de dólares al año, 1.400 billones si le añadimos los costes medioambientales e indirectos de este proceso.
Eso sí, no es para todo el mundo. Por ejemplo, si estás intentando crear músculo la dieta vegetariana no es para tu bolsillo: el plan de dieta omnívoro tiene, de media, unos 100 gramos de proteína, mientras que el vegano se acerca más a los 60. Tendrías que gastar más dinero para ingerir más proteína o aceptar que no ibas a rendir adecuadamente.
Ojo, no todos los veganos ahorran: no es lo mismo comer algo que sustituya a la carne que comer sustitutos de carne. Ser vegano puede resultar tan caro como una dieta omnívora si optamos por lo que consideramos chuches: los típicos preparados que vemos en los supermercados (esa mortadela vegetal, ese bacon de calabaza), la fruta que no es de temporada y la comida etiquetada como ecológica o bio. Se puede seguir comiendo hamburguesas falafel, pero para ahorrar tendrías que elaborarlas tú, cosa que lleva una considerable cantidad de tiempo extra. El vegano ahorrador es el que no busca simulaciones de lo ovolactocarnívoro, sino que abraza el producto vegano en puridad.
Y ya que estamos hablando de compras ideales: el arroz, el aguacate... no todos los productos no cárnicos disminuyen la huella ecológica. No, no es la solución mágica al cambio climático. Más datos aquí.
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