Más allá del gravísimo conflicto que vive Cataluña, y con ella España, el procés y el largo viaje hacia la tan anhelada independencia está dejando escenas que rozan el surralismo. O directamente la magia.
Lo vimos en los días previos al referéndum cuando el gobierno español decidió alojar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado en un barco de los Looney Tunes, o cuando el Govern decidió que todo el mundo podía votar, por qué no, en urnas compradas en AliExpress. Más allá de la degradación de la convivencia, de las amenazas de declaraciones de independencia o de suspensión de la autonomía, Cataluña, España, mantuvieron su humor involuntario.
Lo mismo podemos decir hoy, dos días después de la fallida votación del domingo y de la dura reacción del gobierno central, reprimiendo a manifestantes pacíficos por la fuerza. Un pequeño recopilatorio de momentos surrealistas que traspasan la gravedad del momento para insertarse en el carácter más tróspido del procés, de Cataluña y de España entera.
Hito histórico: los gitanos aplauden a la policía española
Si el procés ha conseguido algo ha sido, sin duda, forjar alianzas inesperadas: de la suma de burguesía nacionalista y marxismo asambleario pasamos a la novedosa asociación de clanes gitanos y policías nacionales. Sucedió en Girona y ya es #1 en YouTube (España).
Resulta que en el barrio de Vilarroja, en la periferia de Girona, vive una amplia comunidad gitana que llegó a la ciudad durante el éxodo andaluz y extremeño de los cincuenta y sesenta. Y que son anti-independentistas. De modo que cuando asaltaron el colegio electoral del barrio para retirar y destruir las urnas y los Mossos d'Esquadra aparecieron para evitarlo, llamaron a la Policía Nacional. Y cuando aparecieron, les aplaudieron.
El resultado fue una imagen inédita: la minoría gitana, tradicionalmente estigmatizada y siempre perseguida por la policía del estado, aplaudiendo a la Guardia Civil y celebrando su presencia. Como cuenta este reportaje de El Español, en Vilarroja no se ven esteladas. Sólo sus banderas de España.
"No tenéis ni puta idea de lo que ha pasado en Rusia"
Se abre el telón: aparece un enorme BMW negro del que sale un fornido hombre. Se planta delante del piquete-barricada levantado por los manifestantes, en una carretera de Cataluña, y comienza a golpear los neumáticos ardiendo que cortan el tráfico. Cuando lo consigue, entre chistes de los protestantes, acelera, frena bruscamente al lado de otra persona que está grabando la escena y pasa lo siguiente:
"Graba, graba. No tenéis ni puta idea de lo que ha pasado en Rusia. Ya pronto veréis aquí armas, ya lo veréis". Y tras lanzar tamaña advertencia, con el fuego en los ojos de quien ha visto el fin del mundo y ha vuelto para contarlo con la mirada de los mil metros, se marcha, no sin antes recordar a los autores del piquete que ojalá jamás tengan que agarrar un arma, que ojalá sus ojos no vean lo que él ha visto.
Es de suponer que hemos alcanzado el punto de no retorno cuando un ruso encuentra familiar los hechos que suceden a su alrededor.
Hristo Stoichov tiene un mensaje para Soraya Sáez de Santamaría
No hace falta haber vivido demasiado en este mundo para recordar que Hristo Stoichov fue un futbolista peculiar, bastante provocativo, grande y portentoso como pocos delanteros en su generación y siempre enfrentado, ora por cuestiones ideológicas ora por una rivalidad deportiva extendida más allá de los campos de fútbol, a la afición del Real Madrid.
Han pasado los años y Hristo Stoichov es tan catalán como cualquier otro conciudadano, de modo que, por su talla, participa en tertulias televisivas dando su opinión.
En la de arriba, en concreto, aparece con un brazalete de capitán con la bandera de Cataluña recordando que nadie en Madrid tiene derecho a hablar de democracia o represión en su país cuando la vicepresidenta del gobierno (confundida por un contertuliano como "Ministra de Hacienda") es franquista. Y su padre. Y su abuelo. Y sus hijos. Y ad finitum. "Tarde temprano, será que será", cierra su alegato.
La Caixa coreando cánticos de la CUP
Hablábamos de coaliciones extrañas. Es antinatural, sin duda, al menos en términos políticos e ideológicos, la alianza entre la antigua CiU y la CUP, un partido asambleario y marxista. La patria siempre hace extraños compañeros de viaje (o no tanto).
Tanto es así que a la "huelga" convocada por CNT y CGT se han sumado todos los actores políticos del soberanismo. Primero otros sindicatos, luego la CUP, después el actual gobierno de Junts pel Sí, y para terminar la patronal. Así, en extraña conjunción, CiU, el partido tradicional de la rica burguesía catalana, y la gran empresa del país, con La Caixa y sus empleados a la cabeza, han terminado coreando "Els carrers seran sempre nostres".
Vivir para ver.
Señores en modo Braveheart cortando una callejuela
Es innegable que el independentismo catalán ha despertado una movilización ciudadana y popular pocas veces vista en la historia reciente de España. No sólo son las manifestaciones que cada once de septiembre toman Barcelona, o los esfuerzos por votar en una consulta suspendida, sino acciones pequeñas del día a día. Como la improvisación de piquetes en la carretera.
Al contrario que los protestantes con los que se ha cruzado nuestro amigo eslavo de más arriba, este señor ha optado por tirar su SUV en medio de una carretera y tirarse él mismo al suelo. Con la ingenuidad de quien jamás ha participado en un piquete o se ha enfrentado a la autoridad, el hombre quería frenar el paso de todos aquellos que iban a trabajar al punto de la mañana. Con un toquecito épico a lo Braveheart.
El otro señor que graba el vídeo entabla una breve y hastiada conversación con él. "Quina vergonya. Quina vergonya de país".
El independentismo, el nicho de mercado de los manteros
Era inevitable: ¿de dónde iban a salir si no tantas banderas, tanto en los balcones de las ciudades españolas como en las manifestaciones independentistas? Al final es un nicho de mercado muy goloso, y por eso la mayor parte de las esteladas se fabrican en Málaga. Para el recuerdo, sin embargo, un simpático trabajador vestido de SúperEstelada ejerciendo de reclamo.
"Independencia, visca Catalunya, venga, señor Jordi, independencia, visca Catalunya". En fin, al menos el procés nos ha dejado a nuestra nueva persona favorita de todos los tiempos.
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