La guerra entre España y Estados Unidos de 1898, narrada en 27 imágenes a todo color

Pocos eventos en la historia moderna de España causaron en su momento tal conmoción mediática como la pérdida de las colonias en 1898. Tras una breve guerra con Estados Unidos, las tres últimas colonias de ultramar poseídas por el otrora vasto Imperio Español llegaron a su fin. Filipinas, Puerto Rico y Cuba pasaron a ser entidades pseudo-independientes al amparo de Estados Unidos, la nueva potencia. El conflicto fue breve y devastador a nivel moral.

España culminaba así un siglo de decadencia militar y política a nivel global. Para Estados Unidos, sin embargo, significó exactamente lo contrario: el primer paso hacia una hegemonía político y militar de carácter transcontinental. De ahí que, aprovechando la por aquel entonces incipiente tecnología de la fotografía, las aventuras de los soldados estadounidenses y de los revolucionarios cubanos fueran narradas por diversos fotógrafos emportados en el frente

Más de un siglo después, podemos acceder a tales imágenes coloreadas por la Theodore Roosevelt Collection (en honor al posterior presidente del gobierno americano que tendría un papel clave en aquellas campañas) de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. En ellas, es posible apreciar los avatares de la guerra en la isla de Cuba y el resultado de la célebre y nefanda excursión de los buqes españoles en la bahía de Santiago, que se saldó con el hundimiento de casi toda la flota y el fin de la guerra.

Soldados norteamericanos frente a un cañón de artillería, en la isla de Cuba.
Un batallón estadounidense descansa de las largas marchas que los soldados tuvieron que afrontar durante las batallas.
Varios soldados americanos entre la maleza.
Los soldados estadounidenses debían cargar con parte de su equipamiento. En la imagen, durante un descanso en su camino hacia Santiago de Cuba.
Pese a que finalmente el ejército español perdió la batalla, tanto San Juan, capital de Puerto Rico, como La Habana, capital de Cuba, continuaban en manos españolas. Nunca fueron perdidas.
A finales del siglo XIX, la experiencia en conflictos internacionales de los soldados estadounidenses era muy limitada. El tamaño y los recursos de su ejército también. En la imagen observamos a algunos voluntarios de Infantería.
Los mulos eran un método de transporte esencial aún a finales del siglo XIX.
Alambre de espino colocado a modo defensivo por los soldados estadounidenses.
El río San Juan, en Cuba.
Soldados estadounidenses en acción.
Una de las garitas fortificadas construidas por los españoles en las colinas de San Juan, en los alrededores de Santiago de Cuba. Fue una de las batallas más largas y decisivas a nivel terrestre, aunque sería el hundimiento de la flota lo que precipitaría el fin de la guerra para España.
Un fortín tomado por los estadounidenses.
El fortín, dañado.
Una trinchera cavada por los soldados estadounidenses durante la batalla de los Altos de las Alturas de San Juan.
Fue en las Alturas de San Juan donde más soldados de uno y otro bando cayeron en combate, y también el enfrentamiento armado terrestre más importante del conflicto. La batalla se saldó con una importante victoria de las tropas estadounidenses.
Un soldado estadounidense iza la bandera de su país tras certificar la derrota española en las Alturas de San Juan. Theodore Roosevelt, quien se convertiría en el presidente de Estados Unidos poco después, participó como comandante en las batallas.
Un campamento estadounidense en los alrededores de Santiago de Cuba.
Soldados americanos se bañan en el río San Juan.
Trinchera española conquistada por las tropas estadounidenses.
El acorazado Maine, semihundido en la bahía de La Habana. El hundimiento del Maine sirvió como casus belli para el gobierno estadounidense. Hay numerosas leyendas acerca de los motivos de la explosión, pero sirvió de combustible para la campaña propagandística de la prensa amarillista estadounidense, posicionando a la opinión pública del país en contra de España y empujando a su gobierno a la guerra.
Soldados estadounidenses desembarcando en la playa del Daiquiri, en los alrededores de Santiago.
Voluntarios revolucionarios cubanos, en armas contra el dominio español de la isla, desembarcan en los alrededores de Santiago junto a las tropas estadounidenses. Los nacionalistas cubanos llevaban tres años luchando contra las tropas imperiales españolas por su independencia.
Una calle de Santiago de Cuba tras la rendición española.
Niños cubanos posan frente a la cámara en Santiago de Cuba.
Los acorazados New York y Vixen en las afueras de la bahía de Santiago. Pese a la igualdad técnica de ambas flotas, la mejor estrategia estadounidense, esperando a los barcos comandados por Cervera a la salida de la bahía de Santiago, permitió una inapelable victoria americana y el fin de la aventura colonial española.
El acorazado Vizcaya tras los restos del Maine. Pese a lo que cuenta la leyenda, los barcos españoles eran bastante modernos para su tiempo. Estados Unidos logró capturar varios de ellos sin hundirlos y los incorporó a su flota.
Restos del Almirante Oquendo, uno de los barcos españoles dañado durante la contienda.

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