Por un momento todo parecía solucionado. Poco después del mediodía todos los medios de comunicación de Cataluña para el 20 de diciembre. A cambio, el Govern no sufriría las consecuencias del artículo 155 de la Constitución, activado la semana pasada por el gobierno, y ahorraría una costosa, traumática e incierta DUI al país.
En aquella media hora, la que medió entre la filtración del gabinete de Puigdemont y la desconvocatoria de la comparecencia para las 14.30, en la que el president teóricamente convocaría las elecciones, el independentismo se rompió. Saltó por los aires. La frágil coalición política y electoral se partió en dos a consecuencia de la, entonces, difusa posibilidad de una declaración de independencia. Puigdemont se había quedado solo y sin aliados.
Horas más tarde la situación se encauzaría en el seno independentista. Pero para entonces había revelado una brecha irresoluble: la del nacionalismo moderado, con Santi Vila y otras fuerzas del PDeCAT a la cabeza, y la del irredentista, con la CUP al frente. Estos últimos empujan hacia la DUI porque creen en el mandato del 1-O. Y ejercen de contrapeso en las presiones a Puigdemont, un contrapeso emocional basado en el independentismo ideológico del president.
La mera amenaza de no-DUI y elecciones causó, en apenas un puñado de minutos, todo lo que glosamos a continuación. Y es la prueba viviente del dilema al que se enfrenta Puigdemont: "traidor" en su propia casa, por su propia causa. Un mal trago que aceptará, previsiblemente, a cambio de una mano muy abierta y muy tendida por parte del Gobierno central.
Dos dimisiones en JxS (pero sólo en Twitter)
La aparente dirección irresoluble del Govern hacia la convocatoria electoral para evitar el 155 se tradujo, casi de inmediato, en la renuncia de dos diputados de Junts pel Sí, la coalición electoral de ERC y PDeCAT, antigua CiU, para liderar la independencia de forma conjunta. Albert Batalla y Jordi Cuminal decidían bajarse del barco y recalcar así su compromiso con la DUI. Eso sí, sólo sucedió en Twitter.
La desconvocatoria electoral (?) relajó su encendido anuncio, sólo válido en Twitter. Mantienen su acta de diputado.
Una parte del PDeCAT anuncia la escisión
El PDeCAT es la parte más frágil de la coalición independentista. Paradójicamente, dado que es el partido que dirige el gobierno y la histórica formación predominante en la política catalana desde el fin de la dictadura. Cuenta con diputados irremediablemente independentistas, como los arriba citados, y con consellers moderados como Santi Vila que optan por un procés más acordado, no necesariamente independentistas.
La sombra de la escisión interna, presente desde el verano, sobrevoló la mañana con la noticia de El Món en la que, tras la supuesta convocatoria electoral, se daba por hecho la ruptura del partido de Puigdemont.
"155 monedas de plata"
Los problemas de Puigdemont ni empiezan ni terminan en su propio partido. También en su socio electoral, ERC, ansioso por recuperar el gobierno de la Generalitat que perdió durante la Guerra Civil y que jamás ha vuelto a recuperar en el periodo democrático. Y qué mejor ejemplo de ello que su joven diputado en el Congreso español, Gabriel Rufián, político-tuitero por antonomasia.
Tras la fallida declaración de elecciones, Rufián tuiteó "155 monedas de plata", una referencia al precio por el que Puigdemont había traicionado al independentismo: la no aplicación del 155, o lo que es lo mismo, su puesta a salvo ante la posible acusación de sedición. Puigdemont pasaba a ser así un Judas revivido incapaz de hacer cumplir los deseos legítimos del pueblo catalán tras el 1-O, y colocaba a su vicepresidente, el líder de ERC, Oriol Junqueras, como posible sustituto.
La redoblada presión de ERC: no apoyaba las elecciones
Y si Rufián era la punta de lanza mediática, el propio partido independentista personificaba su oposición a la decisión del president tras su comité general. Antes de que la situación volviera a la normalidad, si es que tal cosa es posible en Cataluña, ERC explicaba que no le quedaba más remedio que abandonar el Govern. Se bajaba del barco y aspiraba a una DUI completa.
Pese a compartir objetivos con el PDeCAT, ERC tiene su lógica agenda política y electoral. Ante unas previsibles elecciones que le darían el Govern en detrimento de la histórica CiU, ERC se muestra ante el electorado como el último partido del gobierno catalán en bajarse del barco independentista. De nuevo, como el independentismo puro, no de postín, del espectro político catalán. Un lobo que había olido sangre en Puigdemont.
Una acampada estudiantil frente al Palau
De forma paralela a todos estos acontecimientos, una concentración estudiantil se plantaba frente al Palau de la Generalitat, donde Puigdemont iba a comparecer primero a las 13.30 y más tarde a las 14.30., ante la posibilidad de elecciones. La protesta derivó rápidamente en una suerte de acampada improvisada al modo 15M en señal de malestar ante la no declaración de independencia. Otro factor a temer por parte de Puigdemont: la movilización callejera en su contra.
Las sociedades civiles, también a la contra
La posibilidad de elecciones, lógicamente, también soliviantó a las sociedades civiles que han impulsado el independentismo hasta convertirlo en una fuerza hegemónica. Tanto ANC como Òmnium recibieron con desagrado el potencial recule de Puigdemont, y Adrià Alsina, jefe de prensa de la ANC, definió como "fraude" la convocatoria electoral. Luego borró el tuit.
Súmate fue aún más explícita y llamó a todos los independentistas a concentrarse frente al Palau de la Generalitat. No aceptaban la convocatoria electoral.
Ambos gestos revelan que, lejos de los partidos políticos, Puigdemont tiene otro problema en las calles y en los espacios políticos informales catalanes si no se lanza a por la DUI. La ANC y Òmnium han ejercido de movilizadores de millones de personas durante un lustro, y sus dos líderes forman del "Estat major" informal que toma decisiones a la sombra del Govern. Una convocatoria electoral sin DUI tendría que lidiar con su hostilidad.
"Comités de defensa del referéndum" contra el PDeCAT
Ahora bien, ninguna oposición será tan radical e intensa en las calles como la de la CUP y sus grupos asociados. Entre ellos, destacan los antiguos Comités de Defensa del Referéndum, ya rebautizados como Comités de Defensa de la República. Son asambleas locales hipermovilizadas desde postulados radicalmente independentistas y comunistas, y jugaron un papel clave para que el 1-O pudiera llevarse a cabo en un buen puñado de colegios electorales de Cataluña.
Parte de las movilizaciones de esta mañana han sido suyas, rodeando la sede del PDeCAT, que ha necesitado de la protección de los Mossos. Son "comités" ciudadanos dispuestos a todo (no violentos) en pro de la independencia, absolutamente innegociable.
La CUP insistiendo en la "DUI"
Al grito de "República Ara", la CUP es el partido político que más claro lo tiene en el espectro independentista: el referéndum del 1-O fue más que suficiente para legitimar una declaración de independencia. Ergo DUI. "Ahora". A lo largo de hoy el partido ha apoyado las movilizaciones callejeras en contra de las posibles elecciones, a favor de la DUI y en protesta por el 155 previsiblemente aprobado por el Senado español.
Y la amenaza a Puigdemont es clara: el independentismo sólo tiene un problema a día de hoy. El estado español. Si hay elecciones y las convoca la Generalitat, tendrá dos:
Antonio Baños y su foto de perfil
En fin, quizá nada de esto se resuma mejor que con el veletismo de Antonio Baños, cabeza de lista por la CUP en las elecciones de 2015 y ya retirado de la primera línea política. Cuando Puigdemont se dirigía a las elecciones se puso su foto volteada al revés en su perfil de Twitter. Conforme el presidente anulaba comparecencias y, poco a poco, se filtraba que no se decantaría por los comicios iba rotando la imagen hasta colocarla en su plano normal.
Lo hizo, claro, después de su comparecencia de las 17.00, descartadas las elecciones. De traidor había pasado a "president", de nuevo. Disculpas incluidas. El ejemplo más gráfico del dilema que afronta Puigdemont: o romper la ley o romper su agresiva coalición independentista. Fotos de perfil incluidas (a esta hora ya ha vuelto a ser el rey del revés).
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