Hay numerosos arcos temáticos desplegados por Hayao Miyazaki en su larga, fascinante, mágica filmografía. Desde el paso de la edad infantil a la edad adulta hasta la conservación de los entornos naturales y nuestra armonía para con los mismos, explicamos la mayor parte de ellos en nuestro post-análisis de sus claves estéticas y narrativas. Sin embargo, uno más sutil, más discreto, sólo aparecía de forma lateral: las alturas.
De forma más o menos habitual, Mizayaki siempre ha incluido vuelos, paisajes aéreos y máquinas voladoras en la mayor parte de sus películas. No en todas, no en ninguna de ellas de forma principal, pero sí en un interesante puñado. Mizayaki ha contado las alturas a través de seres animados mitológicos y alucinantes y a través de aparatos aéreos industriales diseñados para la guerra. Siempre de forma brillante y hermosa.
Ahora, Zach Prewitt ha juntado la mayor parte de las escenas aéreas de sus películas en un vídeo ensayo de tres minutos donde también podemos acceder a la intrahistoria de Miyazaki y las alturas. Como aprendemos en el vídeo, Mizayaki es un ser contradictorio fascinado por el vuelo y la maquinaria bélica aérea, hijo de la cruda post-guerra japonesa, y al mismo tiempo eminentemente pacifista y reacio a la guerra.
Como él mismo cuenta, se trata de una cuestión de perspectiva: Mizayaki está enamorado de cómo se ve el mundo desde las alturas, de cómo cambian los paisajes, de cómo nuestro entendimiento del mundo es más completo desde el aire. Y lo plasma en sus películas a través de viajes, de paisajes oníricos, de tomas de todo tipo y de una obsesión latente que empuja a sus personajes a llegar a donde los demás no podemos: al cielo.
El vídeo de Prewitt acumula deceas de miles de visionados en Vimeo y es un hermoso homenaje a Miyazaki, y un gusto para la vista.
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