La paleodieta es un mito

Vivimos en un momento en el que las opciones de alimentación son muy numerosas. Aparte de las opciones más clásicas (vegetarianos, veganos, crudívoros... ¿sabes en qué consiste cada una de ellas?) aparecen a su lado cada día nuevos modelos, algunos promovidos por los gobiernos para llevar una dieta más sana y saludable, como es el caso del MyPlate en Estados Unidos, y otras que no pasan de dieta milagro (la dieta del delfín, la de la alcachofa, la del astronauta... un sinfín donde elegir).

En medio de toda esta vorágine de dietas aparece en los años 70 la llamada paleodieta o dieta del hombre de las cavernas de la mano del gastroenterólogo Walter L. Voegtlin. Este modelo de alimentación se ha popularizado en estos últimos años gracias al boom de lo saludable y a que ciertos atletas, sobre todo los que se dedican al CrossFit, la han convertido en uno de sus mantras. Pero, ¿puede realmente seguirse un estilo de alimentación "paleo"?

¿Qué es y qué no es la paleodieta?

Sobre la paleodieta han corrido ríos de tinta. Los medios de comunicación se encargaron de presentársela al gran público español, y en ocasiones no de manera correcta, planteándola como una dieta que se basa en el consumo de carne acompañada por algunas verduras.

Pero esto no es así: la base de la paleodieta se encuentra en excluir ciertos alimentos que no se encontraban en el período Paleolítico, y que son básicamente los granos procesados (los cereales, las harinas y los productos derivados de ellos), el azúcar y los productos que lo contienen (refrescos, dulces...) y los productos procesados.

Los paleo no eliminan ningún macronutriente, pero sí prescinden de cereales, azúcar y alimentos procesados.

¿Y cuáles son las principales fuentes de nutrientes en la paleodieta? Ene ste tipo de alimentación no se excluye a ningún macronutriente, sino que los tres grandes grupos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) están presentes en distintos porcentajes. Los carbohidratos, fuente principal de energía de nuestro organismo, se obtienen de frutas, verduras, tubérculos y frutos secos. Las proteínas podemos conseguirlas a través del consumo de carnes, pescados y algunas fuentes vegetales como las legumbres (en cantidades controladas). Las grasas provienen de los aceites vegetales, como el de coco o el de oliva. Todo ello aderezado con una buena cantidad de fibra, ya que los alimentos se consumen enteros.

No parece una mala idea como dieta, ¿verdad? No tiene por qué ser una alimentación hiperproteica, como se ha dicho en algunos medios, ni tiene por qué presentar carencias nutricionales. Pero, ¿realmente está basada en lo que comían los hombres de las cavernas?

¿Qué pasaba en el Paleolítico?

El período Paleolítico es un espacio de tiempo extremadamente largo que duró 2,5 millones de años y que abarca tres períodos distintos: el Paleolítico inferior, el medio y el superior. Además de ser el período más extenso en el tiempo, durante el período Paleolítico los seres humanos se encontraron en diferentes lugares del planeta: África, Europa, Asia, Australia y Oceanía. Cada uno de ellos con un clima, una fauna y una flora diferente. ¿Seguían todos los humanos del Paleolítico la misma alimentación, en todos los lugares y durante todo el tiempo?

Este es la mayor falta que se achaca a la llamada paleodieta: ¿podemos hablar de una sola paleodieta? La científica arqueóloga Christina Warinner nos habla de este tema en esta interesantísima charla de TED en la que, después de tirar por tierra los mitos más frecuentes referidos a la paleodieta (un excesivo consumo de carne y el no consumo de cereales y legumbres entre otros), nos cuenta cuáles son las tres lecciones que podemos aprender de la paleodieta para ponerlas en práctica en nuestra alimentación actual. La primera de ellas es la de añadir variedad a nuestra dieta y consumir distintos alimentos según el momento del año y el lugar en el que nos encontremos, como también hacían los hombres del Paleolítico.

Esto va íntimamente unido a la segunda recomendación de la doctora Warinner, que es la de comer alimentos frescos y de temporada. Durante el período Paleolítico, los humanos eran nómadas: se asentaban en un territorio mientras había alimentos y resguardo a su alcance, y cuando las circunstancias cambiaban, se marchaban, recorriendo a menudo cientos de kilómetros. De esta forma, en el Paleolítico no se almacenaban alimentos, sino que se consumía lo que estaba al alcance de la mano. Lo hemos dicho antes: más alimentos naturales, menos procesados.

¿Podemos comer lo mismo que nuestros ancestros?

¿Podría uno de nuestros platos elaborados siguiendo los principios de la paleodieta ser algo que se hubiera comido en su momento uno de los humanos del Paleolítico? Rotundamente no, y esto también lo explica la doctora Warinner en su charla: absolutamente todos los alimentos que comemos hoy en día han sido modificados para satisfacer nuestros gustos y necesidades. Todos, incluso las frutas o las verduras que pueden parecer los más naturales de todos, han sufrido cambios en su tamaño o composición para adecuarlos a lo que necesitamos.

El tamaño de los alimentos y raciones ha aumentado, mientras nuestra actividad física ha disminuido.

El tamaño de los alimentos y de las raciones de lo que comemos ha cambiado drásticamente: alimentos y raciones mayores satisfacen ahora los estómagos de ser humanos mucho más sedentarios que los del período Paleolítico. Ya no tenemos que buscar nuestra comida ni que recolectar nuestras plantas, no tenemos que desplazarnos a pie cientos de kilómetros para buscar un lugar donde poder vivir. Y, sin embargo, ingerimos más energía en forma de calorías.

El hecho es que los humanos del Paleolítico comían los alimentos naturales y enteros, según los recogían de la tierra o cazaban: no los procesaban, no añadían vitaminas ni azúcares. En la actualidad la mayor parte de nuestra dieta se basa en productos procesados y no enteros, algo que también deberíamos cambiar y que es la tercera recomendación de la doctora Warinner en la charla: comer los alimentos enteros, aportando de este modo una mayor cantidad de fibra a nuestra dieta.

¿Entonces puedo hacerme paleo o no?

Puedes seguir una dieta paleo, sin duda, de hecho no creo que a ningún dietista-nutricionista formado y actualizado le parezca mal un modo de alimentación en el que se prescriben los alimentos frescos y de temporada y se elimina el azúcar. Sobre sus objeciones a los cereales, si no te sientes totalmente cómodo, siempre puedes reducir su consumo en lugar de eliminarlo.

Eso sí, será una dieta "paleo-moderna" en la que los alimentos que comerás serán fruto de la evolución del hombre. Piensa que tu estilo de vida tampoco tiene nada que ver con el que tenían los humanos del período Paleolítico: todo ha evolucionado.

Lo importante es que busques un modelo de alimentación que se adapte a ti (y no tú a él): toma lo mejor de cada uno y aplícalo en tu día a día para conseguir una dieta que te genere una alta adherencia y que sea de tu gusto. No hace falta que lleves a rajatabla unos principios que pueden no ser tan buenos como crees o que no te gustan. Ya lo dijo Groucho Marx: "estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".

Imágenes | iStock
Vídeo | TEDx talks

Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com

VER 0 Comentario

Portada de Xataka