La pelea entre Sofía y Letizia representa todo lo que está mal con la Casa Real y la prensa

La pelea entre Sofía y Letizia representa todo lo que está mal con la Casa Real y la prensa
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Quince segundos de acción: la reina emérita Sofía posa con sus dos nietas en el interior de la catedral de Palma, presumiblemente ante los medios de comunicación. Aparece en plano la reina Letizia y se coloca frente a la abuela y sus nietas. Obstaculiza la visión y Sofía se encara con su nuera, cuya mano aparta con brusquedad para pasmo tanto de su hijo, el rey Felipe VI, como de su marido y rey emérito, Juan Carlos I. ¿Pero qué demonios está pasando?

Conflicto irresistible. Pues es difícil de decir. El vídeo lo ha colgado un usuario de Twitter, @rabillodelojo, y en apenas dos horas acumula más de 3.000 retuits. Es fácil de comprender: las imágenes muestran un enfrentamiento abierto, en absoluto amistoso, entre Sofía y Letizia presumiblemente en el interior de la catedral de Palma. Pese a lo evidente de la discusión, ningún medio de comunicación (y había numerosos presentes) se ha hecho eco de ello.

Opacidad y hermetismo. La viralidad surge del misterio del que se ha rodeado siempre la Familia Real: sabemos mucho de su función pública, pero muy poco de su vida privada. Sucedió con la(s) presunta(s) amante(s) de Juan Carlos I y con sus cacerías en Bostwana, y sucede con los enfrentamientos familiares. España intuye que algo pasa, pero el aparato mediático que rodea a Zarzuela es demasiado hermético, demasiado cerrado sobre lo que sucede dentro la Casa Real.

Resulta que existe ruptura entre la reina emérita y la reina. Y nos enteramos por un vídeo robado en Twitter. El cordón es más falible, cada vez hay más ojos (y cámaras) mirando.

¿Beef real? De ahí que, de tanto en cuanto, surjan rumores: la relación entre Letizia y Sofía no es la mejor. No lo fue ni antes ni después del matrimonio con Felipe VI, hoy rey. Las historias han florecido por doquier durante los últimos años. El más grave vendría a asegurar que la madre de la futura reina de España, Leonor, impide a su abuela visitarlas o verlas a menudo. La discusión en Palma entre ambas, cámaras mediante, refrendaría esa idea: hay brecha en la familia.

Pero sabemos poco. Lo cierto es que, por más que las noticias se filtren de tanto y cuanto, sabemos poco de todo lo que sucede dentro de la Casa Real. La opacidad presupuestaria también es periodística, lo que fomenta teorías conspirativas y chismorreos de todo tipo. El mecanismo ideado originalmente para cercar la vida excesiva del joven Juan Carlos se mantiene hoy para la sobria familia de Felipe VI, hasta el punto de hacerla robótica y gélida en su contacto con la esfera pública.

¿Tiene remedio? Posiblemente no. La Familia Real española no es necesariamente distinta a la de otros países de Europa. Al representar a la jefatura de Estado, su imagen aparenta ser pulcra. Lo que no significa que lo sea. En Reino Unido los trapos siempre se han lavado en las portadas de los tabloides. En las monarquías escandinavas también se han dado escándalos de toda clase. ¿Dónde termina la información legítima pública y el chismorreo sobre cuitas familiares?

La pregunta es difícil de responder, pero en España jamás lo sabremos: por defecto, toda información es cerrada. Como en Palma, donde todo sucedió ante la mirada callada de todo el mundo.

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