Cecile Pearl Witherington Cornioley dominaba el francés a la perfección ya que había nacido y vivido en París desde días antes de que empezase la Gran Guerra. Esta circunstancia sería fundamental para que en el siguiente happening que montamos los europeos se convirtiese en una de las más laureadas agentes secretas en la lucha contra los nazis.
El Ejército Secreto de Winston
Cuando los alemanes destrozan a los ejércitos franceses e ingleses en unas pocas semanas Pearl es cogida de por medio mientras trabajaba como secretaria del agregado de la RAF en la capital gala y no es hasta más de un año después cuando por fin puede escapar de la Francia ocupada con ayuda de la Resistencia.
Una vez llega a Londres se la destina al ministerio del aire pero su dominio del francés enseguida la pone en el punto de mira de los guerreros secretos de Churchill, la recién creada Special Operation Executive, la SOE. Un par de insinuaciones bastaron para que ella presionase y presionase a sus jefes directos con el fin de que la dejaran intentar unirse a esta organización que se encargaba de formar y dirigir a los hombres y mujeres que se lanzaban en la Europa ocupada por el Tercer Reich con la intención de coordinar a los grupos resistentes, y de paso sabotear las industrias que los nazis habían puesto a funcionar a favor de su esfuerzo de guerra.
En 1943 consigue su propósito y es admitida en el rigurosísimo programa de entrenamiento de los protojamesbond. Impresiona enseguida a sus instructores: si le dan un fúsil su puntería es la mejor que han visto hasta el momento, en las trampas que le ponen durante los interrogatorios simulados para que responda en inglés mientras se la intenta forzar a abandonar el papel de francesa nunca cae, sus superiores se asombran del liderazgo que tiene sobre sus compañeros de promoción ‘pese a ser mujer’ y no pasa mucho tiempo cuando consideran que está más que preparada para montarse en un Halifax y saltar en paracaídas sobre Francia.
Ofertas que no se pueden rechazar
El 23 de septiembre de 1943 y pese a haber prometido a su madre no volver allí mientras dure la guerra se une con su nuevo nombre en clave, ‘Marie’, a la red que opera con la intención de convencer a los industriales franceses de que boicoteen su propia producción para no ayudar al ejército alemán. La madre recibiría todos los meses 350 libras y unas cartas adecuadamente selladas en el norte de África mientras su hija anda de maquis en plena Francia.
Moviéndose en vagones de primera clase como si fuese una acaudalada colaboracionista la espía es capaz de entrar en contacto con algunos de los jefes más importantes de la Resistencia junto a los que prepara la misión que le ha sido encomendada.
A Peugeot le tocó el primer turno y cuando sus responsables creían que acudían a una reunión para cerrar un suculento negocio se encontraron con una oferta que no podían rechazar. Además de apelar a su patriotismo y hacerles entender la importancia de su cooperación en la buena marcha de la guerra para los aliados, Pearl les expone muy amablemente que de no plegarse a sus requerimientos el ‘coronel Villiers’ podría volar sus fábricas en cuestión de días, y de impedirlo siempre nos queda la RAF y un raid de 300 bombarderos, ¿verdad?
Los dirigentes de Peugeot son hombres razonables y… bueno, si nos van a reventar las fábricas, casi mejor las estropeamos a medias nosotros y les mandamos a los boches piezas defectuosas como buenos franceses. Lo mismo parece que han entendido en Michelin. Le dicen a Pearl que por supuesto, puede contar con ellos, que no saldrá una goma decente para los camiones de la WH. Palabra que no honraron al creer que la RAF y el maquis estarían demasiado ocupados con la invasión que se avecinaba.
Mal hecho, poca bromas con la señorita Witherington. Es informada de que Michelin sigue funcionando a pleno rendimiento y envía un mensaje a Londres diciendo que ‘sería una buena lección para sus administradores que el Bomber Command les hiciese una visita a sus fábricas.’ Dicho y hecho, el 5 de abril de 1944 Pearl divisa como los aviones de Bomber Harris destruyen hasta los cimientos la factoría de Michelin en Clermont Ferrand.
Invasión
El Día-D se acerca y a la vez que la actividad de la SOE se incrementa lo hacen las redadas de la Gestapo. Al caer su superior inmediato ella es ascendida y reasignada. Con el nombre en clave ‘Pauline’. Su misión ahora es organizar una gran fuerza de partisanos que entren en combate directo con los alemanes cuando comience el desembarco angloamericano en las playas de Normandía.
Bajo el mando de Pearl logran reunir 1.500 franceses libres y poner en jaque a una cantidad de soldados alemanes cada vez mayor. Tales son los problemas que causa que desde el Hotel Maurice, Cuartel General Alemán en el París ocupado, llegan a ofrecer un millón de francos por su cabeza y lanzan una ofensiva con 2.000 hombres que bien podrían haber echado una mano frente a la invasión en vez de andar detrás de esa peligrosa mujer. Tras un combate de 14 horas en el que los nazis pierden casi 100 hombres y con su grupo desorganizado Pearl se tiene que esconder durante dos días en un maizal y al conseguir escapar intenta reunir pequeños grupos de combatientes que sigan martirizando la logística kraut.
Y lo consigue, de tal manera lo consigue que mientras ella vuelve loca a la Feld Gendarmerie en la retaguardia, las tropas aliadas avanzan desde la costa, y en el último acto en el que toma parte en la guerra en el noroeste europeo la agente ‘Pauline’ recibe la rendición de 18.000 soldados del Reich.
Justicia
De vuelta a Inglaterra sufre un trato impropio de su hoja de servicios: como mujer no puede ser reconocida como combatiente y por tanto se le quiere otorgar la condecoración civil de Miembro de la Orden del Imperio Británico, a lo que ella se opone rotundamente, ya que considera que haberse jugado el pellejo como se lo ha jugado ella no lo han hecho muchos de los hombres que pretenden adjudicarle esa medalla.
Pelea por la que merece, la Cruz Militar, y esto le vale que tampoco le otorguen las alas de paracaidista que bien había ganado. Desencantada, se desliga de la SOE y tras la guerra vuelve a su querida Francia en la que viviría hasta su muerte en 2008… Eso sí, con sus alas de paracaidista que los diablos rojos por fin le otorgaron en justicia en 2006.
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