Fruto de sus cualidades propias históricas y del cruce bastardo con la cultura occidental, Japón representa hoy la cultura más alucinante del planeta. Y por ello mismo, hoy, es un país obsesionado con el musgo.
Durante los últimos días, de hecho, hemos tenido la oportunidad de comprobarlo: primero con la empresa que aspira a comercializar hologramas en forma de pareja, novias imaginarias y virtuales que adoptan la forma de tu personaje de anime favorito y te esperan en casa cuando vuelves del trabajo; segundo, con el fenómeno fandom hacia grupos pop adolescente cuyo liderazgo se decide en épicas partidas a piedra, papel o tijera frente a miles de personas.
Si ambas historias representan el extremo pop de la cultura japonesa, siempre obsesiva, el musgo representa el otro lado de la balanza: el amor por la naturaleza y el carácter espiritual de la sociedad nipona.
Visitas guiadas para observar musgos
Porque sólo en Japón el musgo puede ser tendencia. Lo es desde hace siglos, de hecho. La planta tiene un alto valor estético y botánico dentro de la proverbial jardinería japonesa. Al crecer en los bosques del país, de clima húmedo y muy apropiado para el desarrollo de tan discreta planta, siempre ha tenido un espacio singular dentro de los equilibrados y bellos jardines nipones. Las kodekama, de hecho, bolas de musgo, tienen un alto valor estético.
Nada destacable hasta ahora. Pero la situación, durante los últimos años, ha ido más allá. El musgo es ahora algo más que jardinería.
Los orígenes del musgo como elemento cultural valioso y fetichista se pueden remontar a la publicación, en 2011, del libro "Musgos, mis queridos amigos", escrito por Hisako Fujii. Se puede comprar aquí. En él, Fujii lanzaba una bella elegía a la planta verdosa. Desde entonces, el país ha experimentado un boom del musgo, en gran medida por su capacidad para encapricharse de objetos o tendencias de lo más dispares, pero también por la facilidad para cultivarlo y la ubicuidad tradicional del musgo.
De la admiración al consumo. Desde entonces, es posible coleccionar objetos inspirados por el musgo (bebidas inclusive, como se cuenta aquí, además de anillos que sustituyen las tradicionales gemas por musgo) o realizar visitas guiadas en las que se puede observar de cerca diversas plantas de musgo. Se trata de asociaciones por la apreciación del musgo que acaparan la atención de miles de japoneses en bosques remotos, en pleno contacto con la naturaleza. Hay hoteles que ofrecen packs de fin de semana con musgo-tours.
La tendencia es particularmente popular entre las mujeres, y coincide, también, con un crecido interés por el senderismo y por los deportes de montaña. El aspecto místico y relajado del musgo les resulta tan atractivo que los grupos, a menudo, se denominan "las chicas del musgo". Porque miran musgos.
Sensibilidad oriental y armonía imperfecta
En The Conversation han explorado las raíces más profundas del fenómeno. Y es la mar de interesante.
Una explicación sencilla al fenómeno, tan incomprensible a ojos del occidental medio, es la peculiar relación de Japón con la naturaleza. La sensibilidad oriental para con su entorno es distinta a la de Europa o América. Mientras aquí el medio es un espacio a conquistar, allí los bosques y los animales son elementos con los que convivir en armonía. El aspecto discreto y a la sombra de otras plantas más grandes causaría gran fascinación entre los japoneses.
Por otro lado, Japón tiene patrones estéticos muy marcados, y distintos. Mientras en Europa apreciamos la grandilocuencia y la perfección, la simetría, herencia natural de la cultura grecorromana y explotada durante siglos a través de distintas corrientes estéticas, en Japón la asimetría natural y la imperfección cotizan al alza. Dos aspectos de los que el musgo puede presumir orgullosamente encaramado a los troncos o a las piedras.
Si a eso sumamos las más de 12.000 especies de musgo presentes en la isla, más que en ningún otro país del mundo, el resultado es el musgo como alucinante tendencia. Ah, también tiene protagonismo en el himno nacional japonés. Un combo perfecto para reventarlo a nivel popular en Japón. De modo que si quieres tener una experiencia íntima, natural y 100% japonesa en Japón, ya sabes: el musgo es tu amigo.
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