En 1997 dos amigos se retaron para ver quién lanzaba más lejos una piedra en el agua. Hoy es un campeonato del mundo

Desde hace años, cada septiembre, la remota isla de Easdale celebra la gran cita de un juego universal

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Al igual que ocurre con otras muchas buenas ideas (y alguna que otra mala también), la historia del World Stone Skimming Championship arrancó en un bar. Más concretamente en el The Puffer, el único pub de Easdale, una isla remota del fiordo de Lonr, en Escocia. Allí, hace cuatro décadas y tras calentarse las molleras con unas cuantas pintas, tres hombres decidieron probar quién era más habilidoso en epostracismo, un juego extendido por todo el planeta y que consiste en lanzar una piedra para que avance rebotando sobre una superficie cubierta de agua.

La peculiar terna la formaban un escocés, un irlandés y un inglés. El resultado, 40 años después, es una campeonato al que acuden deportistas de medio mundo.

El mundial de las piedras. Si hay competiciones de lanzamiento de disco, jabalina e incluso hacha… ¿Por qué no de piedras al agua, el popularísimo juego conocido en España como cabrillas o "la rana" y que consiste básicamente en hacer que un guijarro avance rebotando sobre la superficie de un río, lago o mar? Una pregunta tal que así se la plantearon hace ya unos cuantos años en una zona con una fecunda y larga tradición minera, Easdale, en las islas Hébridas, Escocia.

Allí celebran cada año desde 1997 una prueba peculiar que ha ido ganando popularidad y adeptos con el paso de las décadas: el Campeonato Mundial de Lanzamiento de Piedras. La edición de 2024 se celebró el sábado 7, con música, fiesta y, claro, el plato fuerte de la jornada: lanzamiento de trozos de pizarra.

Un mundial con todas las de la ley. La prueba no es un mundial solo porque lo digan sus organizadores. El campeonato de Easdale puede presumir de ser una cita reconocida, que ha captado la atención de medios como la BBC, The Guardian o la cadena DW, y atrae aficionados al "tiro con piedra" de medio mundo.

La edición de la semana pasada es buen ejemplo. La organización no tardó en agotar las 350 plazas a las que limita la competición por cuestiones logísticas y entre los concursantes había lanzadores de 27 países de cinco continentes, incluida Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos o Bolivia. Entre los ganadores de otros años hay deportistas de lugares tan lejanos como Japón.

Remontándose a los años 80. El campeonato no solo es conocido por su originalidad. A sus espaldas tiene una larga tradición. Aunque se ha celebrado casi cada septiembre desde 1997 —no ha sido inmune a la pandemia—, las raíces de la cita se remontan aún más atrás, a 1983, como recuerda su web oficial.

Su origen es desde luego pintores. Lo que hoy es una prueba mundial empezó como un juego improvisado entre un inglés, un escocés y un irlandés después de compartir pintas en el único puf de la isla, The Puffer. La experiencia gustó y siguió celebrándose hasta que decayó con el paso del tiempo. A finales de los años 90 sin embargo se encargó de recoger el testigo la asociación Eilean Eisdeal, formada por vecinos y apasionados de la isla escocesa que trabajaban para preservarla.

Captura De Pantalla 2024 09 10 192348 Click en la imagen para ir al tweet.

¿Cómo es la prueba? Como cualquier otro mundial: sujeto a unas normas perfectamente definidas y que todos los concursantes deben respetar de forma escrupulosa si no quieren acabar descalificados. Para empezar, las piedras deben ser de pizarra natural de la propia Easdale y no pueden pasar de las tres pulgadas de diámetro en su punto más ancho, alrededor de 7,6 centímetros.

Cada concursante puede lanzar en tres ocasiones y su proyectil debe rebotar al menos dos veces en el agua antes de hundirse. Los aspirantes a campeón disponen de varias categorías, incluida una para veteranos, jóvenes, equipos y lugareños.

Nada se deja al azar. O casi nada. La organización exige a los lanzadores que se coloquen de una forma determinada al propulsar la piedra, con ambos pies sobre una plataforma. Los campeones se llevan a casa una bandeja o medallas de pizarra, en función de su categoría; pero si hay un claro vencedor es sin suda Easdale. El año pasado, precisa la BBC, los organizadores recaudaron 9.000 libras que se reinvirtieron en la propia isla, el cuidado de su escuela y salón comunitario.

No es una isla cualquiera. El World Stone Skimming Championship no es un campeonato mundial cualquier, igual que Easdale no es una ínsula más. De hecho tiene un vínculo tan estrecho con las piedras que parece lógico que el campeonato de lanzamiento de fragmentos de pizarra se celebre justo allí, en sus aguas.

En su día, hasta bien entrado el siglo XX, Easdale y el resto de las Slate Islands fueron un importante centro minero de pizarra. En Easdale había varias canteras de la que se obtenía el mineral para la construcción, aunque el sector perdió allí su pujanza hacia 1850.  Hoy en Easdale viven apenas 60 lugareños, pero su actividad se dispara cada septiembre gracias al deporte, la piedra… y la feliz ocurrencia de un grupo de amigos que en allá por los años 80 quiso demostrar su habilidad.

Imágenes |Matt (Flickr) y 10 Corso Como (Flickr)

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