Los matrimonios están en caída libre desde hace años. ¿Significa eso que la gente ya no vive en pareja? Para nada. El problema es que en España no se reconocen la parejas de hecho como estado civil. Cada Comunidad Autónoma tiene su propia forma de regularlas, pero en un caos legislativo tremendo.
Para empezar, el Registro Civil no lleva la cuenta de las parejas de hecho registradas por las Autonomías. Y cada una pide sus propios requisitos. Con el agravante de que el único más o menos común -un período de convivencia previa a la inscripción- fue declarado inconstitucional en 2013, en el caso navarro. ¿Hay alguna ley en camino? ¿Qué derechos pierden exactamente los que eligen no casarse?
Convivencia more uxorio
More uxorio: según las costumbres del matrimonio. El latinajo legal para quererse y vivir juntos, vamos. Pero sin casarse. Algo que está guay, excepto a la hora de:
- pagar impuestos.
La declaración conjunta no es posible para las parejas de hecho. El nombre viene por algo: no lo son de derecho. - tener los mismos plazos que los casados para disfrutar de los derechos de la Seguridad Social.
Y eso que ha habido cambios. La Seguridad Social se ha adaptado poco a poco a la situación, aunque las parejas de hecho tardan un año en tener acceso a asistencia sanitaria. Y tienen que demostrar cinco de convivencia -y estar registradas- antes de acceder a la pensión de viudedad. - establecer qué pasa con las propiedades y los críos, de haberlos.
Si alguien no quería casarse para no hacer papeles, que lo piense dos veces. La única manera de asegurar que todo vaya bien si la pareja va mal es mediante notario: con contratos particulares que digan cómo funcionan las cosas a nivel de pasta y bienes en casa. - Hospitales y testamentos.
En un matrimonio sin testamento, la ley tiene bastante claro cómo se reparte la herencia. Ítem más cuando uno de los dos enferma, no puede opinar o valerse por sí mismo y la familia y el cónyuge tienen puntos de vista distinto sobre tratamientos y opciones. Hay que dejarlo todo por escrito de manera oficial. - ah, sí: si te casas tienes 15 días retribuidos en el curro. Si eres pareja de hecho, no.
¿Ventajas? Sólo una, y cuando la pareja se rompe: te ahorras los gastos de divorcio.
Pero, ¿a cuánta gente afecta esto? Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2013 las parejas de hecho suponían el 13,7% del total. Algo más de 3.200.000 personas, cuya convivencia no disfruta ni de lejos de los mismos derechos que el matrimonio. Ni siquiera de una regulación a nivel estatal. Y parte de la culpa la tiene la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo que cumple ahora 10 años.
Por qué hacía falta regular las uniones de hecho
La primera ley de parejas de hecho se aprobó en Cataluña en 1998 con un objetivo evidente: facilitar las cosas a las uniones entre personas del mismo sexo. Aunque las CC.AA. ya contaban con registros desde años antes, no otorgaban ningún tipo de derecho a las parejas, más allá de lo que fuesen opinando los tribunales caso a caso. Incluso esas condiciones sesgadas que hemos visto en el punto anterior eran prácticamente inexistentes en el caso de gente que no es que no quisiera, es que no podía casarse por su condición sexual.
Entre 1998 y 2001, las leyes de unión proliferaron en diversas comunidades (no en todas, ni siquiera a día de hoy), con varios problemas. El primero es que cada comunidad legisló a su manera. O ni eso: Castilla y León, por ejemplo, se limitó a un par de decretos para el funcionamiento del registro. El segundo es que cada registro va a lo suyo: una pareja de hecho sólo está registrada en su comunidad aunque algunas, como Madrid, intentan compartir el fichero para evitar duplicidades. El tercero es que, al ser leyes autonómicas, no pueden disfrutar de ciertos derechos estatales. ¿Familia numerosa? Sólo para uno de los cónyuges.
Lo curioso es que casi todas estas leyes nacían con preámbulos parecidos: el retraso del Derecho con respecto a la sociedad y la necesidad de una ley que reconociese estas uniones. Así, por ejemplo, la ley madrileña (11/2001), motivaba su existencia en que
Las uniones de carácter estable, reconocidas mayoritariamente por la sociedad y denominadas «uniones de hecho», se encuentran en la actualidad con barreras jurídicas para su reconocimiento público. (...) El Derecho, por su parte, debe ajustarse a las nuevas realidades sociales.
Una reforma del Código Civil, una nueva acepción que recogiese las uniones de hecho, una formulación jurídica a nivel estatal... Las leyes autonómicas señalaban las carencias del Derecho mientras reconocían que lo suyo era un parche a la espera de que el Estado se pronunciase. El problema es que el Estado se pronunció a tope: nadie esperaba que el Gobierno de Rodríguez Zapatero se adelantase tanto a su tiempo, eliminando de un plumazo ese objetivo principal de las regulaciones de hecho. Si todo el mundo puede casarse ya, ¿para qué hacer una ley para los que no?
El matrimonio en crisis
Porque siguen aumentando. Entre 2007 y 2013, las uniones de hecho crecieron un 315%. Mientras los matrimonios disminuyeron un 24,6%. De acuerdo, los números apenas son equiparables con las "parejas de derecho", pero la tendencia es bastante clara. Hablamos de más de 1,6 millones de hogares (un 48% de ellos con hijos), según el INE, en comparación con los cerca de 10 millones de hogares formados por matrimonios. Pero claro: el matrimonio abarca décadas y décadas; mientras que en las uniones de hecho sólo figuran las registradas en los últimos 20 años.
Ya que vivir con tu pareja no es suficiente. No hay un mecanismo automático que os trate como algo más que compañeros de piso. Hay que solicitar la inscripción, y atenerse a unos requisitos que el propio Tribunal Constitucional reconoce como un menoscabo de la dignidad y el desarrollo personal. Entre otros, el de tener una convivencia previa.
Puedes casarte con tu pareja mañana (donde "mañana" quiere decir "cuando te deje la burocracia") y vivir cada uno en un piso, si queréis. Pero si quieres ser pareja de hecho, tienes que demostrar que llevas equis tiempo viviendo con tu pareja. Y eso es lo que no le gusta al Constitucional: tu intimidad es tuya, la Comunidad no tiene por qué saber cómo llevas tu vida en común. O no más de lo que se le pide a los casados, al menos. Pero en la propia definición del concepto figura una vida en común "pública y notoria".
¿Y ahora qué?
El PSOE prometió una ley de mínimos una vez estuviese aprobado el matrimonio igualitario, y nunca más se supo. Una vez que desapareció la "necesidad" (en cuanto las parejas del mismo sexo tuvieron derecho al matrimonio), desaparecieron las ganas de tocar un mar de burocracias. Reconocer las uniones de hecho supondría agregar un nuevo estado civil a nuestro ordenamiento jurídico: muchas casillas y formularios que cambiar para cuatro gatos (tres millones y algo, recordemos) que no quieren adaptarse a la norma tradicional.
De hecho, el último intento fue en esta legislatura, de la forma más perezosa posible: una proposición no de ley en el Senado que no llegó a ninguna parte. La situación actual es que las parejas de hecho se ven limitadas a un marco legal discutible, sin que parezca que haya mucho interés en modificarlo. Un limbo legal que afecta ya a más de una de cada diez de parejas.
¿Cambiará algo la cercanía de las generales? Sin los programas en la mesa, no sabemos si alguno de los partidos se tomará en serio este limbo legal aunque sea en el marco de las promesas electorales. De momento, Cambiemos Murcia (tres concejales en esa ciudad en las pasadas municipales), llevaba en su programa un órdago que iba más allá: impulsar el poliamor a nivel estatal.
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Imágenes: Martin Strachoň / Wikimedia Commons
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