Durante décadas, los coches han dominado las ciudades, mientras veíamos como el tráfico y la contaminación inundaba las urbes, dejando un espacio reducido a otras vías de transporte y espacios verdes. Dicen que los juguetes son un fiel reflejo de la sociedad y sus hábitos. Quizás es por eso que en Lego también ha predominado el automóvil durante tanto tiempo. Pero las ciudades continuaron evolucionando y se hizo cada vez más evidente que la famosa juguetera danesa de ladrillos debía adaptarse a los nuevos cambios urbanos. Entre ellos, a darle la importancia que se merece a las bicis: la movilidad del nuevo mundo.
Un mundo de coches. Todo comenzó en 2019, cuando un consejero regional de los Países Bajos llamado Marcel Steeman emprendió un desafío aparentemente imposible: convencer a los fabricantes de Lego de que agregara carriles para bicicletas a sus pequeñas ciudades de bricks. ¿Por qué? Pues porque los decorados urbanos de Lego siempre han reservado su espacio para los automóviles. Con los años, parecía que en ese mundo de fantasía las calles se habían vuelto más hostiles hacia los peatones y ciclistas.
De hecho, incluso los coches se estaban agrandando, pasando de cuatro a seis tacos de ancho y más tarde a ocho. Y las carreteras también parecían ensancharse, mientras que las aceras se hacían cada vez más estrechas. Lego City —la ciudad ficticia que se puede construir comprando todas las cajas de la colección—era una ciudad dominada por los coches.
La idea. Movido por su visión transformadora de la movilidad, Steeman publicó la propuesta de crear un carril bici en el sitio web Ideas de Lego, donde los entusiastas pueden compartir y votar las ideas de los demás. Lo cierto es que muy pocas de ellas llegan a materializarse y a formar parte del conjunto oficial de Lego. De momento, solo 33 lo han conseguido. Entre ellas encontramos desde la creación de un violín con minucioso detalle, un mapa de la Tierra Media de J.R.R Tolkien o una recreación de las famosas casas rojizas de Barrio Sésamo. Como era de esperar, la idea de Steeman fue rechazada.
No obstante, a muchas personas la idea de dotar de más espacio a las bicicletas no les parecía para nada desproporcionada, atendiendo al cambio que viven ciudades como Amsterdam, Oslo o Lisboa. Algunos incluso intentaron comunicarse con la compañía.
Adaptarse a la realidad. Justo antes de la pandemia se extendió el rumor de que Lego iba a revolucionar su sistema de carreteras mediante el uso de conjuntos ajustables y ladrillos reales como una forma de jugar con los diseños de carreteras. Eso permitiría la inclusión de cruces de peatones y topes de velocidad. Esos conjuntos callejeros rediseñados se lanzaron el año pasado, junto con un pequeño distrito comercial que incluía una tienda de pretzels, una tienda de artículos deportivos, un cruce de peatones, un par de farolas y, por fin, una delgada carril bici azul.
El reto. Steeman se sorprendió y siguió su lucha durante el 2020. El carril para bicicletas era demasiado pequeño. De hecho, solo contaba con dos tacos de ancho. Su solución fue remodelar esa idea utilizando las nuevas placas de carretera como base. También agregó algunos portabicicletas, una bicicleta con asiento para niños y, lo más importante, carriles para bicicletas grandes, anchos y azules. La idea, que nuestro hombre volvió a subir al portal de Lego Ideas, esta vez sí pareció gustar a la juguetera danesa, que aceptó las sugerencias.
Lego le pidió a Steelman conseguir el apoyo de 100 seguidores en 60 días para ver si realmente era lo que los fans de los ladrillos de plástico pedían. Lo consiguió en 4 horas. Ahora tiene poco más de un año para conseguir 10.000 seguidores — tiene 2.316 a día de hoy—, aunque es muy probable que la compañía ya sitúe estas ideas en su agenda de este año o el siguiente, dada la repercusión que ha tenido en las redes.
Más bicicletas. ¿Y por qué debe Lego adaptarse a la nueva idea de ciudad? O como ya las denominan algunos: ciudades de 15 minutos. Pues porque la bici ha adquirido importancia en los últimos años. Un análisis elaborado por McKinsey & Company prevé que para 2030 alrededor del 40% del tráfico rodado de una ciudad cualquiera sean alternativas de "micromovilidad", es decir, bicicletas y patinetes compartidos.
Antes de la llegada de la pandemia ya se observaba un aumento en algunas ciudades. Y esto se debe a la incursión de la bicicleta compartida. De hecho, ciudades que apostaron por sistemas de bicicletas compartidas han experimentado un aumento del 20% de este tipo de desplazamientos en España. Las ciudades con flotas de bicis experimentaron una caída del uso del coche para ir al trabajo y el uso de las bicicletas como BiciMAD creció un 27% en cuatro años.
Nos encantan los carriles bici. Para ilustrar esta idea, una encuesta alemana pidió a los ciudadanos que valoraran el grado de seguridad que les inspiraban diversas escenas urbanas generadas automáticamente. El 100% de los encuestados consideró "seguro" el carril completamente segregado y protegido, la clase de autovía ciclista que países como Noruega, Dinamarca o Países Bajos han construido durante las últimas décadas. Al mismo tiempo, el 95% consideró "bastante insegura" la calle estándar de Berlín y otras urbes. El carril bici pintado sobre la calzada, sin obstáculo físico de ningún tipo entre los ciclistas y los coches, generó una amplia sensación de seguridad entre el 62% de los encuestados.
El nuevo rechazo a los coches. Así, las ciudades además de haber reducido el uso de automóviles, buscan ahora ganar espacio retirando aparcamientos (que seguimos viendo en el mundo de Lego). Recordemos que Madrid retiró unas 800 plazas de aparcamiento en sustitución de terrazas de hostelería. También ciudades europeas como Ámsterdam han pensado cómo ahorrarse el espacio de los vehículos. Su solución es más estrambótica aún: trasladarlos a las profundidades de sus canales.
Y también como ya hizo Oslo en su día, transformándolos o bien en zonas caminables o bien en carriles bici. Solo hace falta mirar París, donde el Gobierno aspira a finiquitar más de 60.000 plazas de aparcamiento al aire libre sobre un total de 83.500. En Lisboa, se están creando más de 100 nuevos kilómetros de carril bici, eliminando plazas de aparcamiento e instalando 7.750 plazas de parking para las bicicletas.
También nos adaptamos a Lego. Pero lo curioso es que no solo Lego se adapta a los cambios de las ciudades, sino que algunas urbes también están adoptando el sistema de Lego. En Suecia, por ejemplo, se estudia un modelo de ciudad de 5 minutos. Para el proyecto, se pensó en un kit de mobiliario urbano por unidades que se puedan insertar en el espacio de la acera según las necesidades. Fácilmente conectables, estos paneles pueden ser unidades independientes o configurarse para flanquear una calle completa. Vamos, una calle de quita y pon con sus maceteros, portabicicletas, bancos, terrazas y parques infantiles.
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