De todos los tesoros arquitectónicos que hemos heredado quizás uno de las más fascinantes y que más asombro, literatura e incluso teorías delirantes ha alentado sean las pirámides de Egipto. No es nada nuevo. Las construcciones de Guiza ya cautivaron a Heródoto. Tras visitar Egipto hacia el 450 a.C. el historiador de Halicarnaso se dedicó a escribir largo y tendido sobre aquellas antiguas moles levantadas siglos atrás y que él imaginó erigidas por esclavos. Heródoto pasó a mejor vida hace unos cuantos milenios, pero lo cierto es que en pleno siglo XXI las pirámides siguen cautivándonos y generando la misma pregunta que el cronista barruntaba: ¿Cómo se levantaron?
Las teorías abundan. De todo pelaje, desde explicaciones científicas a relatos delirantes. Y lo cierto es que todavía hoy sigue generándose literatura que alimenta esa sed de explicaciones.
Un poco de contexto para empezar. El concepto “pirámides de Egipto” que empleamos habitualmente es muy amplio. Mucho. Se calcula que en el país hay bastante más de un centenar de estos monumentos funerarios que se construyeron en la antigüedad: el más antiguo, el de Djoser, se levantó de hecho hacia el 2600 a.C. De todos quizás los que más fascinación han generado son los de Guiza, erigidos en una meseta rocosa en el norte de Egipto, hace alrededor de 4.500 años.
Las monumentales pirámides de la necrópolis de Guiza, Kefrén, Micerinos y sobre todo la enorme Keops, de 140 metros de alto y una base de 230 m, son las más populares. Y si bien las técnicas de construcción cambiaron con el paso del tiempo, dado su tamaño normalmente las preguntas sobre los retos de ingeniería se centran en Keops, también conocida como la Gran Pirámide.
A theory on how the ancient pyramids in Egypt were built pic.twitter.com/x7mv4LSQrw
— Vala Afshar (@ValaAfshar) January 20, 2023
Sorprendiendo en pleno siglo XXI. Aunque hoy sabemos bastante más sobre las pirámides que en la época de Heródoto, lo cierto es que su construcción sigue dejándonos sorpresas. Sí, en pleno siglo XXI. Hace solo unos meses un equipo de investigadores publicaba en Proceedings of the National Academy of Sciendes (PNAS) un interesante artículo que nos ayuda a entender mucho mejor cómo los trabajadores que dieron forma a las pirámides de Guiza pudieron transportar los pesados materiales de construcción. La clave estaría en un brazo del río Nilo hoy desaparecido.
El equipo analizó muestras de polen tomadas de la tierra con perforaciones y que confirman “antiguos paisajes acuáticos y niveles más altos de los ríos”, lo que está en sintonía con hallazgos arqueológicos previos y muestra que los constructores de Guiza disponían de una ventaja valiosa a la hora de mover los materiales que necesitaban, piezas pesadas y difíciles de manipular. “Era un canal natural en la época de la IV dinastía”, explican los autores a Live Science.
¿Quiénes construyeron las pirámides? He ahí otra de las preguntas clave. Para Heródoto la respuesta estaba clara: esclavos, una teoría que al antiguo cronista le parecía de lo más lógica hacia el 450 a.C y Hollywood se ha encargado de fijar en nuestro imaginario. La realidad es más compleja.
“Sabemos que los trabajadores de las pirámides no eran esclavos porque tenían suplementos de proteína animal, algo que no era normal entonces. Los antiguos egipcios tenían una dieta sobre todo vegetal, comían muy poca carne —solo la nobleza y familia real— y estaban siempre al borde de la inanición”, explicaba en 2016 el egiptólogo José Miguel Parra a ABC: “Era un buen trabajo construir las pirámides, aunque duro, difícil y peligroso”. No solo tenemos huesos. En la década de los 90 se encontraron además tumbas para trabajadores situadas a una distancia próxima a las de los faraones y en las que se habían depositados diferentes bienes para su viaje al más allá.
¿Cómo manejaban esos enormes bloques? La pregunta se las trae. Y aún hoy nos sigue fascinando hasta tal punto que en los 90 llegó a grabarse un documental para NOVA en el que un grupo de operarios levanta una pirámide de seis metros. Las teorías formuladas por los expertos a lo largo de los últimos años son abundantes. En 2014, por ejemplo, un grupo del FOM y la Universidad de Ámsterdam planteó que para desplazar los bloques y estatuas empleaban una suerte de trineos de madera que hacían circular —y ahí está la clave— por arena humedecida. El objetivo: reducir la fricción, lo que habría permitido reducir incluso a la mitad el número de operarios necesarios.
Donde esté una buena rampa… Las teorías científicas sobre la construcción de las pirámides suelen incluir el uso de rampas, como detallan en la web Egiptomanía: “Están ahí y no se puede negar”, reivindican. Los detalles sobre cómo se manejaban, su tipo, si se añadían palancas… siguen generando literatura científica. En 2018, por ejemplo, expertos del Instituto Francés de Arqueología Oriental del Cairo y la Universidad de Liverpool encontraron en Hatnub, una antigua cantera de Egipto, un artilugio que habría ayudado a manejar pesadas piedras de alabastro.
“El sistema está compuesto por una rampa central flanqueada por dos escaleras con numerosos orificios para postes”, explicaba Yannis Gourdon a la web Live Science: “Con un trineo que llevaba un bloque de piedra y estaba atado con cuerdas a estos postes de madera, los antiguos egipcios podían sacar los bloques de alabastro de la cantera en pendientes muy pronunciadas”. Otras teorías, como la Jean-Pierre Houdin, ponen énfasis en la importancia que tendrían las “rampas internas”.
Una imagen vale más que mil palabras. Con esa premisa clara los autores de diferentes teorías han creado animaciones que muestran los mecanismos que habrían utilizado los egipcios. En ellas puede verse cómo se puede izar un bloque por pendientes pronunciadas con palancas atadas a un eje transversal o la relevancia que quizás hayan tenido las rampas interiores para levantar los puntos más elevados de las pirámides. Hace poco Vala Afshar compartía en Twitter un vídeo en el que se muestra cómo podría haberse ejecutado todo el proceso de construcción de una pirámide, una operación compleja que recurre a canales artificiales de agua, compuertas y pesos.
Y sí, también hay teorías descabelladas. No todo es ciencia y explicaciones sustentadas en la lógica. Al calor de la fascinación que despiertan las pirámides han fraguado también ideas delirantes que incluyen la ayuda de extraterrestres o viajeros siderales, una teoría que —como destacaba Vice en 2021— todavía sigue teniendo sus partidarios. Otros pretenden ver en ellas referencias bíblicas, reconociéndolas como "el granero de José" o asociándolas al Noé del Antiguo Testamento.
Imagen de portada: Ruben Hanssen (Unsplash)
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