Qué duda cabe, Nueva York es una ciudad “cara” para el común de los mortales. El sueño de pasar unas vacaciones en Manhattan, un fin de semana “largo” de cuatro noches, es un desembolso que puede hacer un roto a cualquier billetera. Sin embargo, en el extraordinario y surrealista caso de Mickey Barreto, el coste de pasar cinco años en un hotel de la Gran Manzana ascendió únicamente a 200,57 dólares. Ahora tendrá que pagarlo, quizás con su libertad.
Un huésped que no se va. La historia comenzó en junio de 2018, cuando Mickey Barreto pagó una noche en el hotel New Yorker de Manhattan. En aquel momento nada hacía presagiar que no iba a abandonar la habitación 2565 durante cinco años, y lo iba a hacer sin volver a desembolsar ni un centavo como residente permanente del hotel.
¿Cómo? Su permanencia no fue fruto de la casualidad, sino de una estrategia legal basada en la ley de estabilización de rentas de Nueva York, una que, aplicada a hoteles antiguos de la urbe, permitía a algunos huéspedes solicitar contratos de arrendamiento permanente. A través de esta legislación, diseñada originalmente para proteger a inquilinos de bajos ingresos, Barreto obtuvo los derechos para residir en el hotel.
Intento de apropiación sin precedentes. Tras conseguir el fallo a su favor, Barreto presentó una solicitud formal en la corte para obtener un contrato de arrendamiento, alegando que, al estar sujeto a la ley de estabilización de rentas de Nueva York, tenía derecho a quedarse indefinidamente. Los jueces, ante la ausencia de representantes del hotel en la audiencia, volvieron a fallar a su favor, ordenando que se le devolviera la posesión de la habitación. Aunque el hotel intentó rechazar sus solicitudes, el hombre logró continuar en la habitación y evitar cualquier pago adicional.
Y entonces fue más allá. Armado con el fallo judicial que le otorgaba "posesión" de la habitación, decidió interpretar la orden como un derecho de propiedad del edificio completo. Basándose en una interpretación ambigua del fallo judicial y de la ley, acudió al Departamento de Finanzas de la ciudad para registrar el hotel entero bajo su nombre. Tras siete intentos y aprovechando fallos burocráticos, logró que su nombre apareciera como propietario del establecimiento en el sistema de registros de la ciudad, lo que causó un revuelo entre los verdaderos propietarios del inmueble: nada menos que la Iglesia de la Unificación.
Quiero mi dinero. Con el título de propiedad en su poder, Barreto empezó a actuar como si fuera el dueño legítimo. De esta forma, comenzó a enviar cartas a los abogados de la Iglesia de la Unificación reclamando hasta 15 millones de dólares en beneficios atrasados y exigió acceder a los documentos financieros del hotel.
No solo eso. También ordenó al restaurante del hotel redirigir sus pagos de renta a su habitación, e intentó tomar control de las cuentas bancarias vinculadas al establecimiento. Por si todo esto no fuera poco, emitió órdenes de "renovación" del inmueble, solicitando, por ejemplo, que se despejara el piso 38 para realizar una inspección. De película.
La culpa es de Corea del Norte. Barreto ha defendido desde entonces en diversas entrevistas y documentos legales que sus acciones no son ni mucho menos arbitrarias. afirmando que buscaba bloquear un flujo financiero que, según él, conectaba al hotel con la mismísima Corea del Norte en violación de sanciones, sugiriendo una supuesta conexión financiera ilegal entre la Iglesia de la Unificación y el régimen norcoreano.
En este punto han aparecido voces discordantes, principalmente familiares del hombre que mencionan una conducta “errática” e inclinación por teorías conspirativas y obsesión con su linaje. De hecho, a lo largo de los años el hombre desarrolló un interés en la genealogía de su familia, asegurando tener un linaje que lo conectaba directamente con el mismísimo Cristóbal Colón y las familias reales portuguesas. Estos argumentos y teorías fueron usados como parte de su defensa.
Los tribunales y arresto. A pesar de sus intentos por afianzarse en el hotel, la Iglesia de la Unificación presentó varias demandas para recuperar la propiedad del inmueble y desalojarlo. La corte finalmente falló en contra de Barreto, estableciendo que sus reclamaciones de propiedad eran fraudulentas y ordenando su desalojo al instante. Así todo, Barreto se mantuvo en la habitación sin pagar ni aceptar las condiciones de un contrato formal de arrendamiento.
En 2023 y después de varias audiencias, el hombre fue finalmente arrestado bajo 24 cargos, incluyendo 14 de fraude, por su intento de apropiación ilegal del hotel. Se enfrentaba así a un posible juicio que podía llevarlo a prisión por un largo tiempo, un incierto futuro que ha tenido un final inesperado.
No lo podemos juzgar. Esta semana y tras una evaluación psiquiátrica, los jueces han determinado que Barreto no es mentalmente apto para enfrentarse a ningún juicio debido a sus problemas de salud mental y adicción.
El juez le ha concedido siete días para buscar tratamiento psiquiátrico, de lo contrario, el hombre que vivió gratis en un hotel de Manhattan durante cinco años porque creía que estaban financiado a Corea del Norte, el mismo que veía claramente un linaje directo con Cristóbal Colón, será internado de manera obligatoria al instante.
Imagen | driver Photographer, Ermell
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