El mundo se mueve por el aire: cada año alrededor de 3.000 millones de pasajeros se suben a lomos de un avión con el objeto de transportarse de un lado al otro del mundo. En total, son más de 30 los millones de vuelos que pueden circular a lo largo del globo durante doce meses, una cifra portentosa que habla del grado de conexión de las sociedades modernas y del gigantesco reto para el medio ambiente que la aviación supone.
Dada la inmensidad del cielo, a menudo es difícil hacerse a la idea de lo poblado y atestado de los cielos. Cuando nos subimos a un avión comercial apenas vemos compañeros de viaje, al menos en comparación a cuando nos transportamos por tierra. Pero nuestro engaño, motivado por la escala, es incapaz de ocultar el nivel de densidad de tráfico que sufren diariamente las autopistas aéreas del planeta. Y para eso tenemos este mapa interactivo.
Ha sido creado por Max Galka en Metroscom, de cuyas creaciones cartográficas hemos hablado en alguna ocasión. Valiéndose del Vector-borne Disease Airport Importation Risk, un proyecto alojado en WorldPop que reúne información sobre todos los vuelos realizados a lo largo de 2010 (desde entonces el volumen de tráfico ha aumentado, huelga decir), Galka ha dibujado sobre un globo terráqueo sus trayectorias.
El resultado es el que podemos ver más arriba. Un mundo desigual en cuanto al tránsito de los aviones. Pese a tratarse de vías de comunicación invisibles, los aviones sí siguen caminos establecidos, y estos dibujan particulares formas cuando tomamos perspectiva y los vemos desde la lejanía. Así, muchos puntos del mundo están virtualmente lejísimos de cualquier avión a lo largo de todo el año, y otros sufren un incesante tránsito de aeroplanos durante sus cielos.
Las líneas verdes no representan aviones, sino 2.000 pasajeros en un momento dado. Los puntos morados, como se puede averiguar fácilmente, son aeropuertos: cuando más extensos sean más volumen de tráfico repartirá. Podemos hacer varias cosas con el mapa: rotar el globo para acceder a los rincones más remotos del mismo y comprobar cuántos vuelos pasan por ahí o seleccionar un aeropuerto cualquiera para conocer sus rutas más habituales.
No aparecen los más pequeños, pero es una muestra representativa. Suficiente para observar con detalle el ingente tráfico aéreo que, en silencio, sobrevuela nuestras cabezas. Aquí se puede juguetear con él.