Donald Trump es un presidente inusual. No sólo por sus sospechosos vínculos con Rusia ni por su largo historial de declaraciones misóginas y racistas, sino por la forma poco ortodoxa, y bastante alejada de la elegancia política o el mero saber estar frente a otros seres humanos, mediante la que ejerce su presidencia. Para muchos representa el punto más bajo de la política estadounidense: el país no podría caer más bajo.
Y si bien hay motivos para creer que Trump es un presidente peligroso y, a juzgar por los análisis de algunos especialistas en la materia, ligeramente fuera de sus cabales, es cierto que ninguno de sus predecesores fueron santos. Es la idea que ha tratado de transmitir el periodista de Mother Jones Shane Bauer en esta cadena de tuits: Trump puede ser un presidente nocivo, pero la historia de Estados Unidos está repleta de ellos.
O al menos, de actos que describen a presidentes crueles, racistas, con maneras genocidas, belicistas, sexistas o hipócritas, en el mejor de los casos. Su idea es la de otorgar cierto contexto a la intranquilidad de la mayor parte de análisis que rotan en torno a Trump: el nuevo presidente tiene ideas y ha dicho y hecho cosas censurables, pero ninguna de ellas entra en el epígrafe de "lo peor de lo peor de la historia de EEUU" (aunque hoy lo parezca).
Puede que lo consiga a corto plazo o puede que no. El carácter volcánico y bocazas de Trump no debe ocultar que antes que él, sus predecesores realizaron actos igual o más terribles que los que él ha anunciado. Y que él y la cultura política del país que preside también son herencia de sus acciones.
Algunos ejemplos:
Andrew Jackson forzó el exilio forzoso de 15.000 indios, provocando la muerte de 5.000
Una de las primeras decisiones de Trump al entrar en la Casa Blanca fue la de colgar un retrato de Andrew Jackson. Sabia elección y sabio referente: Jackson es el responsable último de la Indian Removal Act, una ley destinada a provocar el exilio forzoso de 15.000 cherokees en el sur, caminando a lo largo de más de 1.500 kilómetros. El proyecto se saldó con 5.000 indios muertos. El gobierno se quedó con sus tierras.
Para muchos, promovió un genocidio a pequeña escala.
Harry Truman ordenó el lanzamiento de dos bombas nucleares que mataron a 170.000 personas
Hecho conocido: cuando Truman tuvo ante sí la decisión de bombardear o no bombardear Hiroshima y Nagasaki con bombas atómicas, optó por lo primero. El resultado: entre 170.000 y 240.000 japoneses muertos, en el bombardeo más letal de la historia. Truman, como explica Gabriel Jakcson, pudo haber optado por mostrar a una pequeña delegación japonesa la fuerza destructiva de Fat Boy en algún punto remoto del Pacífico.
No lo hizo, y para él y otros historiadores, fue un crimen de guerra.
Franklin D. Roosevelt internó a miles de descendientes de japoneses en campos de concentración
Pese a que el segundo Roosevelt fue elegido cuatro veces como presidente y es considerado ampliamente como el más dotado y brillante de la historia del país, tiene algunos puntos negros en su historial. El principal, el internamiento forzoso de miles de americano-japoneses en puntos remotos del desierto interior. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno temía la oposición interna de los descendientes de japoneses. Pese a ser ciudadanos de pleno derecho, fueron arrastrados como prisioneros de guerra.
El 62% de los prisioneros de aquellos campos eran estadounidenses, no soldados o ciudadanos japoneses. La historia tiene resonancias familiares hoy, cuando otro presidente señala a otros ciudadanos estadounidenses por sus ancestros.
Casi todos los padres fundadores de Estados Unidos poseyeron esclavos
Es otro hecho célebre y no lo suficientemente ponderado de los padres fundadores: fueron esclavistas. Thomas Jefferson en solitario contaba con más de doscientos. Tanto George Washington como su mujer poseyeron más de un centenar amplio de esclavos, que les sirvieron durante toda la vida. El presidente legó los suyos a su mujer a su muerte, y esta los liberó, pero mantuvo los de su propiedad también hasta su muerte.
Otros padres fundadores hicieron lo propio.
Nixon trató de encubrir una brutal matanza en Vietnam cometida por tropas americanas
Richardo Nixon no es el más popular de los presidentes estadounidenses. Pero entre su muy amplio historial de corruptelas y acciones bélicas de dudoso talante moral, Nixon guarda una especialmente deleznable: el encubrimiento de la matanza de My Lai, en la que una compañía estadounidense acabó con la vida de entre 347 y 500 civiles desarmados. La administración Nixon trató de encubrirlo, pero terminó saliendo a la luz.
Sólo uno de los asesinos fue procesado y apresado por un tribunal militar, pero jamás cumplió su condena. El episodio es el más oscuro de la historia militar de Estados Unidos del siglo XX junto a la matanza de No Gun Ri.
Woodrow Wilson era un racista reconocido que proyectaba películas del KKK en la Casa Blanca
Wilson no sólo tiene en su haber el desastroso panorama geopolítico de post-Primera Guerra Mundial en Europa, sino también un largo historial de acciones y comentarios racistas. Racistas incluso para su época, como explican aquí: resegregó el gobierno federal, defendió la Causa Perdida de los confederados (en esencia, una justificación disimulada de la esclavitud) y otorgó a The Birth of a Nation, una película apologeta del KKK y del supremacismo blanco, el honor de ser la primera proyectada en la Casa Blanca.
Todo un partido.
George W. Bush mintió sobre las armas de destrucción de Irak para invadir el país
Una reciente: George W. Bush y su administración se valieron de informes falsos y de mentiras de las que eran conscientes para promover la invasión ilegal, no sancionada por las Naciones Unidas, de Irak. Años después, Bush tendría que reconocer que no había tales armas de destrucción masivas en poder de Saddam Hussein, e Irak se ha convertido en un estado fallido cuyo caos ha favorecido el surgimiento del Estado Islámico.
Bush también aprobó la Patriot Act que permite el espionaje de ciudadanos estadounidenses y aprobó métodos de tortura tanto en prisiones lejos de Estados Unidos, como Abu Ghraib, como en Guantánamo.
Barack Obama aprobó la utilización de drones Oriente Medio ignorando las bajas civiles
Otra reciente: el programa de utilización de drones de Barack Obama lejos de Estados Unidos, en países como Yemen o Pakistán, ha provocado la muerte de un número indeterminado de civiles. A nivel oficial, la administración de Obama afirma haber matado accidentalmente a 116 personas (suficientes, por otro lado, para censurar sus actos), pero las cifras podrían ser bastante más altas. Según otros informes, entre 2009 y 2015 los drones estadounidenses podrían haber matado hasta 474 civiles.
Theodore Roosevelt manifestó ideas racistas basadas en el darwinismo social
El primero de los Roosevelt también es muy apreciado en la historia política de Estados Unidos, tanto por su carácter de hombre heroico como por su temperamento y aprecio por la naturaleza. Sin embargo, Roosevelt tenía su lado oscuro: era un reconocido racista que aplicaba las ideas del darwinismo social a su análisis del estado del mundo, tanto a la hora de referirse a los países africanos como ante los indios americanos.
Roosevelt seguía los pasos del mundo civilizado en un modelo de pensamiento que favoreció tanto el colonialismo como la expulsión de los nativos americanos de las tierras que habían poseído durante siglos.
James Monroe prefirió crear un país en África para los negros antes que luchar contra la esclavitud
Apoyo fundamental de la American Colonization Society, un grupo decimonónico repleto de hombres blancos que se arrogó el derecho a decidir el futuro de los afro-americanos, James Monroe capturó un pedazo de tierra africana y decidió que aquella sería la futura nación de la población negra estadounidense. El país se llama hoy Liberia y, además de representar un foco permanente de inestabilidad y pobreza, también es el legado de un presidente que prefirió exiliar a los negros antes que luchar por sus derechos.
Monroe y los defensores de las visiones colonialistas de EEUU, de la Doctrina Monroe, creían que era imposible luchar por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, y que era preferible que buscaran su futuro fuera.
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