Los candidatos ya no besan bebés: ahora se hacen virales y hablan con Bertín Osborne

Por primera vez en nuestra historia, una campaña previa a las elecciones generales rota en torno a la viralidad, las redes sociales, Internet y la necesidad de alcanzar a todos los votantes del país en una sociedad cada vez más intercomunicada. Como resultado, los actos de campaña y de promoción han cambiado. Es cierto, se mantienen las viejas costumbres, como besar a bebés o saludar a ancianos en pueblos remotos, pero llegan nuevas formas de trasladar el mensaje a nosotros, el electorado. Y de qué formas.

Llevamos alrededor de una semana de campaña electoral, pero los diversos partidos y candidatos ya nos han dejado algunos momentos que, ya sea por extraños al propio personaje político que los protagoniza, por extravagantes o por fuera de lo común, merecen un espacio propio dentro de nuestra primera recopilación de Grandes Instantes de la Campaña Electoral. Vamos allá:

Pablo Casado subido a un tractor

Si algo demuestran las encuestas electorales es que el Partido Popular está a un paso de convertirse en el Partido del Pensionista, organización italiana que llegó a conseguir un europarlamentario en 1999 y 2004. La última fuerza política entre los menores de 40 años pero la primera, y con mucha ventaja, entre los mayores de 60 años. El PP tiene su caladero de votos, cada vez más, en la población envejecida del medio rural de interior. Y sus actos de campaña se están dirigiendo ahí, con aplastante lógica.

Pese a ello, no deja de resultar llamativo ver a Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del partido y una de las caras más jóvenes del actual PP, charlar amigablemente con señores de avanzada edad mientras se sube a un tractor, contempla cómo se funden unas brasas y acaricia a una cabra. El lugar, Higuera de las Dueñas, Ávila, provincia en la que es cabeza de lista y en la que saldrá elegido diputado por segunda vez.

Pablo Iglesias con María Teresa Campos

Podemos también tiene un problema generacional. Al contrario que el PP, su masa de votantes es abrumadoramente joven. No inspira confianza alguna entre el electorado pensionista o el mayor de 45 años. ¿Solución de Pablo Iglesias, candidato que aspira a buscar la centralidad del tablero sabedor de que los caminos de la pirámide de población española son inescrutables? Acudir allí donde ningún otro candidato de la izquierda se atrevería. A El Hormiguero, pero también al programa de María Teresa Campos en Telecinco.

¿Su target? No el que ya tiene, sino con el que desearía contar para ganar las elecciones. Es improbable que tocando la guitarra frente a una audiencia envejecida Pablo Iglesias logre romper las elecciones, pero su intento, su imagen tratando de ser cercano a todos los públicos en un programa de variedades, muestra su determinación. Iglesias, al igual que otros, también visitó El Hormiguero, uno de los programas de más audiencia del país.

El CM de Izquierda Unida haciéndose viral

Izquierda Unida tiene magras expectativas para estas elecciones. La irrupción de Podemos ha relegado a la tradicional tercera fuerza política nacional a un segundo plano. De ahí que, copiando la muy exitosa estrategia viral de Podemoso, el CM de IU tanto en Twitter como en Facebook esté desatado. Memes, chanzas, discusiones amistosas con otros usuarios, vídeos de Alberto Garzón convertido en una suerte de súpercandidato, retuits, hashtags y toda clase de trucos para conquistar el tablero de la viralidad.

¿Les está funcionando? En redes, sí, conquistando Trending Topics con cierta frecuencia. Consiguen visibilidad e interacciones, pero siguiendo los pasos de otras marcas comerciales que con anterioridad también centraron su campaña en hacerse notar... por exceso. Puede resultar contraproducente, pero a nadie le cabe duda de que el CM de IU es ya uno de los personajes de la campaña.

Muchos Andrés Herzog frente a Atresmedia

Unión Progreso y Democracia tiene aún peores perspectivas de cara al 20 de diciembre. La formación fundada por Rosa Díaz nunca logró capitalizar el espíritu de cambio político surgido en la sociedad española a raíz de la crisis y del deterioro del sistema de partidos, y hoy, tras la emergencia de Ciudadanos, parece abocado a salir del Congreso. También de los debates: no fueron invitados al de Atresmedia. ¿Solución de Andrés Herzog, su líder? Presentarse horas antes del programa en los estudios de Antena 3 con un grupo de militantes y escenificar su "multitud" con decenas de caretas del propio Herzog.

Charlar un rato con Bertín Osborne

En algún momento de los últimos cinco años, los ciudadanos decidimos que los políticos ya no podían ser personajes grises y herméticos. Desde entonces, el carácter privado y personal de los candidatos se ha ido resaltando con mayor claridad en las campañas electorales. Y aquí estamos hoy, con Mariano Rajoy Pedro Sánchez pasando hora y media de distendida conversación con Bertín Osborne, un hombre que queda lejos de ser un árido entrevistador político. A su casa han acudido ambos, para ser ellos.

Mientras Pedro Sánchez charló de sus conquistas en el campo del amor, ya fuera a temprana edad o con misteriosas mujeres italianas (en fin, era Bertín Osborne, de qué iban a hablar), Mariano Rajoy se mostró como el hombre tranquilo y común que en el fondo es, repasando su trayectoria, explicando lo poco que se maneja en la cocina y jugando al futbolín. Es la proyección humana de los candidatos de los dos partidos históricos, algo que, en su momento, ni Aznar ni Felipe González necesitaron resaltar en los medios.

Aceptar entrevistas por Twitter

Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, mucho antes de que el ciclo político del segundo llegara a su fin, se enfrentaron a las preguntas de los ciudadanos en directo y en un plató de televisión. Para entonces, era revolucionario. En los '90, la mera idea de debate televisado era una novedad. Hoy, Albert Rivera se enfrenta a las preguntas de millones de usuarios en Twitter. Respondiendo también en directo. Con una tableta y con cascos, controlando con cierta dificultad la estabilidad de la cámara.

Como es lógico, y porque de otro modo esto no sería una campaña electoral ni Twitter, las coñas no tardaron en llegar.

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