España registró en 2019 la cifra más baja de nacimientos en dos décadas. Otra desagradable foto nacional del llamado invierno demográfico. Con las cifras, el reparto (y el descargo) de culpas. La situación no es tan dramática como podríamos pensar y el cerebro nos hace algunas trampas: hoy hay en nuestro país aproximadamente un millón y medio menos de mujeres en edad fértil que hace diez años, efecto de la pirámide poblacional. Por lógica, es inevitable que nazcan menos niños.
Pero sí, tenemos menos hijos, nosotros y nuestros vecinos. La regularidad de los datos de las estadísticas de natalidad en el último siglo en todo el mundo permiten hacer muchos análisis. Si hay que quedarse con un artículo de todos los que circulan, he aquí la teoría del "pico de natalidad", o "peak child": occidente, y a la larga Asia y África, está muy cerca de llegar al punto máximo de hijos por persona. En los años '60 la media de hijos por mujer (sin distinguir por países) estaba en cinco. A finales de esta década la cifra se habría reducido a la mitad.
A partir de aquí empieza el juego correlaciones y causalidades: pese a tener estupendos empleos y políticas de conciliación, las finlandesas, al igual que las españolas, tampoco tienen hijos, pero sí lo hacen las mujeres de países árabes. ¿Se debe al nivel de educación? ¿A las facilidades para que las mujeres hagan carrera profesional? ¿Tendrá que ver con el nivel de penetración de la religión?
Estas son las interpretaciones más respaldadas y la comparación entre regiones de variada variedad sociocultural y distintos enfoques del fomento de la natalidad lo respaldan: aunque muchos afirmen que no se tienen hijos por la coyuntura económica y laboral de España, la evolución del retraso de la maternidad se ha mantenido estable mucho antes y después de la crisis. La que ha querido ser madre, lo ha sido, y sólo podemos afirmar sin dudas que el crack económico afectó a que las personas postergasen tener más de un niño.
Nuestras bisabuelas eran madres a los 40
También hay otro posible factor de influencia, que en parte va unido a lo anterior, y es la sociedad moderna. Antes tener hijos era un hecho más de la vida mientras que hoy se trata de una elección y esto es un cambio de pensamiento muy profundo. El acceso al control de la natalidad también ha sido crucial para explicar el cambio de modelo, pero hay que tener cuidado con no demonizar el aborto: este sólo explica el retraso en la edad en la que las mujeres son madres, no la decisión de dejar de serlo en sí mismo o el tener menos hijos.
Ilustra esta tendencia una anécdota estadística muy interesante: España, al igual que otros muchos países desarrollados, tenía el mismo porcentaje de mujeres que eran madres a los 40 en los años '60 que ahora. Y si saltamos al siguiente gráfico del trabajo de los investigadores Éva Beaujouan y Tomáš Sobotka para el INE francés, veremos qué ha pasado: en 1975 y del total de madres a los 40, el 80% de ellas lo era porque estaba yendo a por su tercer, cuarto, quinto hijo o más allá.
En 2018 la pirámide se invierte y el 80% de las españolas que son madres a los 40 está yendo a por su primer o segundo hijo.
Según el Instituto de la Mujer, la tasa de nupcialidad se ha reducido desde 1976 a la mitad y la media de edad para dejar la soltería es de 34.5 años. Por otra parte, en 1960 el hogar medio español tenía 4.03 personas y en 2017 estaba en 2.49. Hay un importante factor de ancianos (y especialmente mujeres) que viven solos después de enviudar, pero el crecimiento de esta categoría no puede explicarse únicamente por ellos.
Otras cifras: hay 4 millones de hogares de parejas sin hijos, 6,3 millones de hogares de parejas con uno o más hijos y ya hay 1,8 millones de hogares monoparentales, en un 83% de los casos mujeres. Los hogares monoparentales son el único modelo de familia que sube, un 15% en el último año, frente a todos los demás modelos, que bajan. Y todo esto nos lleva a la siguiente pregunta: si voy a ser madre, ¿quién será el padre? ¿En el mundo de hoy debería haber uno?
Algunas respuestas
Un par de cifras para aproximarse a la dimensión del fenómeno: según el INE, el porcentaje de mujeres no casadas que tienen hijos ha pasado del 2% de 1975 a 28,4% en 2006 y al 45,9% de 2016.
El estado civil de soltería no es lo mismo que la soltería en sí, pero para eso aportaba otras cifras estimativas SModa: profesionales de unidades de reproducción asistida afirman que "las mujeres sin pareja ya suponen el 40% de nuestra actividad". En El Mundo, también técnicos del IVI afirman que se trata de "en su mayoría, mujeres que toman esta decisión cuando rondan los 40. Entre las profesiones, dominan las profesoras, las administrativas y las enfermeras".
La reflexión interna va así: cada vez más gente se divorcia y ya no existe la certidumbre sentimental, no sé si la persona con la que estoy ahora quiero que sea el padre o madre de mis hijos. Y, además, si tengo suerte y mi entorno me ayuda, es posible que no lo necesite. Ya tengo una formación y una carrera profesional que no quiero dejar a medias porque sé que tener hijos es el principal causante de la brecha salarial de género. Además, cada día vivimos más años. Solución: postergar la maternidad a los 40 cuando ya haya alcanzado una suficiente estabilidad económica y laboral.
Resultado: hijos que nacerán directamente sin figura paterna.
Igualmente interesante es ver qué dicen las mujeres sobre su decisión de no ser madres. Como apuntábamos, y al indicar su valoración subjetiva, la justificación para no tener hijos más frecuentemente usada es "no quiero ser madre" en todos los grupos, y creciente a medida que avanza la edad de la encuestada. Pero si más de un 35% de nuestras treintañeras dicen "no quiero ser madre", un 17% dicen que es por "ausencia de pareja", la segunda categoría definida más frecuente a responder por qué pasan de la maternidad. Sólo un 9% de las treintañeras dicen no ser madres "por motivos económicos".
De ahí que parezca más importante esa incertidumbre afectiva que la económica a la hora de tener hijos, y una vía para intuir que habrá aún más cuarentañeras primerizas y solteras por elección propia el día de mañana.
Ojo, aunque centramos el análisis (lógicamente) en los deseos de las madres, también se puede analizar el de los padres, cosa que recoge el INE desde su última encuesta. A día de hoy los porcentajes de deseo de tener hijos de los hombres españoles es un poco más bajo que el de las mujeres en todos los grupos de edad. Claro que también habrá más hombres en el futuro que deseen ser padres y se encuentren con más dificultades para conseguir que mujeres acepten que ellos los sean, un punto que tal vez se convierta en fuente de tensiones de género.
Imagen: Paul Hanaoka/Unsplash