Vivimos pegados a nuestros smartphones y, en menor medida, a otros dispositivos móviles como los ordenadores o las tabletas. Basta echar un vistazo a la terraza de cualquier bar o al andén de cualquier estación. Esto, en principio, no supone un problema, es de lo más natural en una sociedad digitalizada. Sin embargo, esa ubicuidad de la tecnología en nuestras vidas puede conducir a un abuso de su uso, y este, a su vez, a una adición.
El peligro de caer en esta adición es importante y creciente en nuestro país, tanto que la Comunidad de Madrid acaba de abrir la primera clínica pública para tratarla, el Centro de Prevención e Investigación en Adiciones Comportamentales (AdCom Madrid), adscrito al Hospital Gregorio Marañón.
La clínica. Según ha explicado la Comunidad de Madrid en una nota, AdCom Madrid atenderá desde una perspectiva sanitaria y psicosocial a las personas que muestren comportamientos adictivos en relación con los videojuegos, las redes sociales, las apuestas, las compras compulsivas o el sexo. Estas tres últimas dependencias no se adscriben en exclusiva al ámbito digital, por lo que esta institución también planea abordarlas en todos sus ámbitos para ofrecer a los pacientes un enfoque integral.
Los usuarios de este centro serán divididos en dos grupos en función de su edad, ya que los profesionales entienden que no es lo mismo una adición de este tipo en la adolescencia que en la adultez. Así, por una parte atenderán a menores de entre 12 y 17 años y, por otra, mayores de 18 años.
Abuso o adición. Los encargados de la clínica destacan que es muy importante diferenciar entre abuso de la tecnología y adición a ella. No es lo mismo pasar varias horas en redes sociales que sentir ansiedad cuando nos quedamos sin batería en la calle. En este caso, sólo lo segundo sería un síntoma de dependencia del móvil.
Para determinar si es uno u otra, los profesionales del Gregorio Marañón realizarán un proceso de cribado mediante cuestionarios para delimitar el grado de adición y afectación psicológica a la tecnología. Una vez evaluados estos documentos, los sanitarios comunicarán a los pacientes su situación. En el caso de que se determine una adición, se les citará para comenzar un tratamiento, y si existe un uso problemático, pero no adictivo, se les dará información formación para corregir esa conducta.
Adiciones comportamentales. Las adiciones comportamentales, entre las que se incluyen las relacionadas con las nuevas tecnologías, son aquellas que se derivan de un hábito o comportamiento aparentemente inofensivo, pero que puede convertirse en adictivo. Se trata de un comportamiento repetitivo que acaba escapando al control de la persona y que interfiere en gran medida en su vida familiar, laboral o educativa u social.
Su principal característica es una dedicación excesiva de tiempo a esa conducta, y en una necesidad creciente de aumentar el tiempo dedicado a ese comportamiento para poder alcanzar la satisfacción deseada. Además, la persona llega a sufrir síndrome de abstinencia, malestar físico y psicológico su se le priva de él.
Datos preocupantes. La ONG Protégeles, en un informe publicado en octubre de 2021, señalaba que el 1,5% de los españoles es adicto a las nuevas tecnologías, un problema que afecta sobre todo a las generaciones más jóvenes, puesto que ese mismo documento especificaba que el 21% de los adolescentes está en riesgo de engancharse al móvil y desarrollar fobia a estar sin él. Esa obsesión, señala el documento, puede derivar en depresión y acarrear en múltiples problemas en el futuro de los adolescentes.
Imagen | Hugh Han
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