Bruselas es una ciudad de singular carácter. A mitad de camino entre la comunidad neerlandesa y francófona, capital simbólica y funcional de la Unión Europea, ha desarrollado una idiosincrasia específica, mestiza y profundamente irreverente. Los bruselenses gustan de definir su carácter como "zwanzer", una especie de bromistas acostumbrados a afrontar las adversidades de la existencia con desenfado.
Nada lo representa mejor que el Manneken Pis: un bebé meando a la cara de todo el mundo.
Y el desastre. Pues bien, resulta que la estatuilla también captura a la perfección el caos y la disfuncionalidad de Bélgica, un país ahogado en sus niveles administrativos. Hace algunos meses, un técnico municipal, Régis Callens, descubrió que la fuente derrochaba más de 1.500 litros de agua al día. ¿Por qué? Había una fuga en el circuito interno, provocando que la fuente desaprovechara agua potable.
Un derroche. Las cifras son impresionantes: 1.500 litros de agua abastecen a cuatro viviendas familiares completas. Todas las fuentes cuentan con sistemas que aprovechan el agua de forma circular: la que brota del chorro proviene de la piscina y viceversa. En el caso del Manneken Pis no. Callens descubrió el fallo técnico mientras revisaba los sistemas de control de consumo de los edificios municipales.
¿Desde cuándo? Pues no se sabe. Resulta que el monumento cuenta con más de 400 años de antigüedad, y que nadie se había molestado en comprobar si había algún circuito cerrado que impidiera el malgasto de agua. Puede que la fuga sea reciente, que lleve décadas ahí o que se remonte a la propia construcción de la fuente. Un teniente de alcalde, Benoît Helling, declaró con pompa:
Podemos decir con orgullo que, por primera vez en 400 años, el Manneken Pis no está meando agua potable. El ayuntamiento tratará de inspeccionar ahora todas las fuentes centralizadas para evitar un derroche similar.
"Con orgullo". Zwanze.
Paradoja. Toda la historia es profundamente belga. El Manneken Pis es uno de los monumentos más conocidos de Bruselas. Pese a ello, y pese a los centenares de turistas que lo observan a diario, nadie nadie le había prestado demasiada atención. En paralelo, Bruselas se ha convertido en el epicentro de las marchas por el clima organizadas por miles de jóvenes... Al tiempo que malgastaba toneladas de agua.
La historia. La estatua expuesta en el centro de Bruselas ni siquiera es la original: es una copia instalada en 1965 (puede que la fuga provenga de ahí). El ayuntamiento decidió reemplazarla tras numerosos robos; en el último, la obra terminó partida en dos en un canal de Amberes. Desde entonces se supone que el Manneken original, elaborado en 1618, está expuesta en el museo municipal de Bruselas.
Y decimos se supone porque hace algunos años un grupo de investigadores arrojó dudas sobre la figura del museo. Puede que incluso esa sea una réplica y que la originaria ande en paradero desconocido. Bélgica.
Imagen: Pxhere
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