Si el dinero mueve el mundo, ¿qué empresas mueven más dinero que nadie? La respuesta ha sido una constante en la historia del capitalismo. Empresas y sectores que en un periodo concreto de la historia han amalgamado más poder, influencia y capital que nadie. Y a las puertas de la segunda década del siglo XXI, la pregunta resulta casi obvia: las tecnológicas.
Es al menos lo que se extrae del estupendo gráfico realizado por How Much, un grupo de ilustradores dedicados a explicar magnitudes económicas y la naturaleza del dinero a lo largo del planeta, a partir de un gráfico sobre valor monetario realizado por Forbes. A la cabeza las cinco grandes tecnológicas de nuestro tiempo, las empresas/marcas más valiosas y con mayor capital económico y mediático del mundo: Facebook, Amazon, Apple, Google y Microsoft. Lideran con muchísima diferencia.
Le sigue un amplio abanico de empresas dedicadas a las nuevas tecnologías más pequeño y escueto, pero igualmente preponderante: seis de las diez marcas más relevantes a nivel económico provienen del mismo sector. Entre ellas se pueden contar a Samsung, a IBM, a Intel, a Oracle y a Netflix, entre otras muchas. Los globos rosas (sector techie) predominan en el cuadro superior izquierda, y por consecuencia en el plano económico global.
Si bien la ilustración sólo representa a aquellas empresas con presencia en Estados Unidos (que no radicadas allí), su magnitud global sí permite equipararlo a una foto aproximada a la economía global. Tras Silicon Valley, el sector más destacado es el automovilismo: Toyota y Honda, dos gigantes japoneses, capitalizan entre 40.000 millones de dólares y 20.000 millones, y BMW y Mercedes (los dos grupos europeos por antonomasia) se quedan en la horquilla de los 30.000 millones.
Quedan por debajo de las otras dos marcas más reconocidas y valiosas a nivel mundial más allá de las tecnológicas: Disney y Coca-Cola. Pese a que sus sectores en sí no tienen tanto impacto como otros (hay más empresas dedicadas a la manufactura textil, al lujo o a los productos comunes y corrientes que al entretenimiento, por ejemplo), su proyección y valor monetario es gigantesco. Son también dos de las más antiguas (y en el caso de Disney en permanente, riquísima renovación).
A nivel textil, Nike y Adidas sobresalen junto a Uniqlo, además de los grandes emporios textiles de Zara y H&M. En "retail", Ikea, Walmart y Costco, además de otros gigantes muy orientados al mercado estadounidense, también tienen su cuota de protagonismo. Si nos vamos a alimentación, destaca por encima de todas las demás McDonald's, junto a Kentucky Fried Chicken y Starbucks; y si deseas acompañarlo con una cerveza, tres opciones: Budweiser, Heineken y Corona.
A partir de ahí tenemos el bloque del lujo (bastante grande) con nombres como Louis Vuitton, Gucci, Channel, Cartier o Rolex. Y los bloques de servicios extremadamente variados (con gran presencia europea de la mano de Philips, Siemens o BASF) y los financieros (Visa, JP Morgan, American Express, Banco Santander y el largo etcétera de hedge funds, bancos de todo tipo y empresas dedicadas al crédito). Los caminos hacia la preeminencia capitalista son variados.
¿La parte más pragmática? La de los productos del día a día. Junto a los gigantes empresariales anteriormente comentados también puedes encontrar manufactureros de productos de lo más mundanos. Por ahí sobresale Colgate (pastas de dientes), Frito Lay (patatas fritas y variados), Nivea (cremas), Gillette (afeitado) o Danone (productos lácteos). Juntos trazan la imagen definitoria del capitalismo del siglo XXI, el mundo en el que nos ha tocado vivir. Y en el que dominan estas marcas.
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