Me ha tocado ser presidente de mesa estas elecciones. No repetiría jamás

Llegar a casa, abrir el buzón, y encontrarte con el regalo: una notificación del Ayuntamiento con referencia 'sorteo 23/6'. El pasado 23J me tocó ser Presidente de Mesa en mi circunscripción por primera vez. La experiencia ha sido: muy mejorable.

Tenía bastante interés en conocer el proceso desde dentro, cómo funcionaba exactamente una mesa electoral y si todo era tan arcaico y manual como me habían contado. Antes de detallar mi aventura, matizar que en mi mesa electoral hubo dos errores de calado (completamente ajenos a los integrantes de la mesa) que alargaron el recuento sobremanera.

Te avisan, quieras o no

La famosa notificación. Leyendo por internet, todo gira entorno a una notificación certificada de Correos. En mi caso, no fue así. A mi buzón llegó una notificación del Ayuntamiento de mi pequeño pueblo de poco más de 5.000 habitantes, firmada por el agente notificador. Llegó el sábado 24 de junio por la mañana y yo, esa misma tarde, regresaba de mis vacaciones. Esta pequeña carta indicaba que había que pasar por el Ayuntamiento para recoger los documentos: no lo hice para comprobar qué sucedía (ya me lo habían contado).

No es un mito. Si te haces el despistado con la notificación, la Policía Local se personará en tu domicilio. Si decides no acudir, estarás incurriendo en un delito

No es ningún mito, la Policía Local se persona en el domicilio para entregar la notificación. En mi caso, un agente se pasó a las 21:00h para explicarme que debía acudir al ayuntamiento y entregarme tres documentos:

  • Un libro de instrucciones para los miembros de la mesa electoral.
  • Una notificación en la que se indica cargo (en mi caso, Presidencia), mesa electoral y centro asignados.
  • Un anexo en el que se indica el horario de reunión informativa en el ayuntamiento, se facilita el mismo libro de instrucciones de forma digital mediante código QR, y se explica cómo presentar excusa para no ir a la mesa electoral.
Libro de instrucciones y notificación de mesa electoral.

El libro contiene instrucciones bastante claras sobre qué hace cada miembro de la mesa, cuál es el proceso paso por paso e incluye ejemplos de los principales actas y documentos que se han de tener a mano durante la jornada. He de apuntar, del mismo modo, que hay bastantes cosas que no se explican: cómo se realiza el pago de las dietas, cómo hay que realizar el recuento (simplemente indica que hay que abrir los sobres, pero no cómo se apunta todo) y, en general, todos fuimos con bastantes dudas a la reunión informativa.

La reunión informativa no es obligatoria, pero sí altamente recomendable. En mi Ayuntamiento se proponía una reunión el miércoles antes de las elecciones en horario de la mañana, y la siguiente en horario de tarde, el jueves. Acudieron todos los miembros de las mesas electorales y la presidían todos los miembros de la Junta Electoral de Zona que estarían en los colegios echándonos una mano. Duró cerca de hora y media, y en ella quedaron despejadas todas las posibles dudas.

Llega el día: 23J

Colegio electoral, vacío, a las 8:00am

A las 7:50h del día 23J se exigía nuestra presencia en el colegio electoral. ¿Qué se hace hasta las 9:00h? Firmar muchos, muchos papeles y aclarar dudas. Al final de la jornada hay que entregar tres sobres en el juzgado de tu ciudad (más adelante hablaré de qué sucedió con esto). En el primer sobre no son pocos los documentos a entregar. En los segundos sobres solamente hay que entregar copias de las actas.

  • Acta de constitución de mesa.
  • Acta de sesión de elecciones al Congreso de los Diputados.
  • Acta de sesión de elecciones al Senado.
  • Lista numerada de votantes.
  • Papeletas nulas firmadas por cada uno de los integrantes de la mesa.
  • Listas del censo electoral.
  • Certificaciones censales.
  • Copias de los nombramientos de los interventores.
  • Solicitudes de reintegro de gastos por voto por correo extranjero.

En el caso de las actas, como los interventores de los partidos suelen pedir copias, hay que rellenar cada acta un par de veces. Un mínimo de seis actas que hay que ir empezando a rellenar por la mañana. Sobre la documentación, indicar que hay un par de aspectos que me parecieron sencillamente demenciales.

Este documento es, sencillamente, una locura.

El ayuntamiento proporciona una lista completa con todos los votantes censados, ordenados de forma alfabética e indicando su número de censo. Sin embargo, aunque los votantes vean a los vocales de mesa tachando estos nombres, marcarlos en la Lista numerada de votantes no sirve de tanto: hay que apuntar, en un documento que está prácticamente en blanco, a cada uno de los votantes de forma manuscrita.

Si se duplicase la lista censal con una casilla al lado para indicar orden en el que ha votado y casillas de Senado y Congreso, no sería necesario apuntar cientos de nombres de forma manuscrita

Casi 600 nombres y casi 1.200 números (número de orden de voto y número de Censo) tuvo que apuntar el vocal, en lugar de ir apuntando en una lista ya prefijada, algo completamente viable ya que se conoce el número de personas que acudirán a la mesa y bastaría con dicha lista, dejando en blanco las filas de las personas que no acudan).

Comienza la jornada. Comienzan los errores

Rellenos parcialmente los documentos (hasta que no se finaliza el recuento no se pueden completar los datos de las actas), comienzan a entrar los votantes en el colegio electoral. No tardamos más de dos horas en darnos cuenta de algo: en nuestra mesa había un flujo de personas desproporcionadamente mayor al de las otras dos.

Si te molesta que te toquen los sobres (era lo que más preguntaban los votantes), debes saber que hay un buen motivo para ello

A partir de las 11/12 las otras dos mesas empezaron a bajar el ritmo, mi mesa no paró ni un segundo, ni uno solo, de 9 a 15h. El Presidente (yo) recogía y comprobaba el DNI, el primer vocal lo buscaba en la lista del censo, se comprobaban los datos y se apuntaban manualmente en la lista numerada. Completado este proceso se devuelve el DNI y se deja votar a la persona, comprobando previamente los sobres. Si alguna vez te has preguntado "por qué me toca este señor/a los sobres", la respuesta es simple: estamos obligados a comprobar que nadie introduce más de un sobre en cada urna. Así más de 500 veces en el primer tramo de la mañana.

A las 15h paró un poco el ritmo, y preguntamos a los representantes de la Junta qué estaba pasando. Las otras dos mesas dejaron de recibir personas a media mañana y nosotros no habíamos parado un segundo. Por un error que no nos supieron detallar, nuestra lista censal era de 870 personas (mi pueblo es de 5.000 habitantes, así que nos tocó prácticamente todo). Las otras mesas apenas superaban los 400. En otras palabras, por un error ajeno a nosotros nuestro censo era de más del doble. Más allá de una disculpa, no tocó más que fastidiarse.

Hasta las 15h no pude parar un segundo.

Pasadas las 15h, se nos hizo entrega en un sobre con 70 euros (los tres miembros de la mesa cobran lo mismo), y pudimos parar a comer de uno en uno, ya que siempre debe haber al menos dos personas en la mesa. Durante la jornada nos proporcionaron agua fresca que estaba en una nevera, pero la comida no se incluye. Nos pusimos de acuerdo para parar cerca de una hora, y luego volvimos al colegio.

De 15 a 18:30h el ritmo fue bastante tranquilo, pero a partir de las 19:00h, última hora, volvió el ritmo frenético y estuvimos de nuevo sin parar hasta el cierre del colegio electoral a las 20:00h. En nuestra mesa hubo un total de 594 votantes, una participación bastante alta. Tras el cierre del colegio electoral, se han de apuntar de uno en uno los votos por correo, un proceso que nos llevó algo más de media hora. Apuntados todos estos votos en la lista numerada (la misma del resto de electores), pueden proceder a votar los miembros de la mesa.

El recuento. El maldito recuento

1:14AM. No habíamos acabado el recuento.

594 votos pueden no parecerte muchos. Pero no son 594 votos: son casi 1.200 (Diputados y Senado). El recuento fue bastante agobiante. El tiempo pasaba y las urnas no bajaban. Había que guardar cada sobre porque deben coincidir con el número de votantes, hacer montones por cada partido (nosotros los hacíamos de 25 en 25 por si había que contar otra vez, que fuese más rápido) y, en el caso del Senado, es aún peor. Ahí no se cuenta un voto por partido, sino que se puede votar a dos Senadores de un partido y un tercero de otro, así con cientos de combinaciones.

En nuestro caso, además, hubo problemas. Las papeletas del PSOE para el Senado tenían una errata en la que una diputada estaba reflejada como 'Mariú' en lugar de 'María'. Los interventores de PP y VOX abrieron una indicencia, otro documento más a rellenar y completar en el Acta de Sesión. Además, hubo que comprobar y firmar estas papeletas erróneas (eran más de 80), una a una. También había que firmar, de uno en uno, los sobres nulos.

El funcionario de la Junta Electoral nos echó una mano con el asunto de los sobres, ya que si no el proceso iba a eternizarse en nuestra mesa. Los tres miembros apilábamos montañas de votos, y él iba apilando centenares de sobres.

Hay unas plantillas bastante cómodas para ayudar en este proceso (ni siquiera me dio tiempo a parar a echarles una foto), pero aún así tardamos unas cuatro horas en realizar el recuento. Y os garantizo que íbamos a un ritmo frenético. De hecho, la mesa de al lado con un censo mucho menor, acabó después. A la hora de rellenar las actas (hay dos para el Senado y dos para Diputados), hay que escribir manualmente tanto el número de votos como el número en letra. Es decir, si PSOE ha sacado 198 votos, hay que escribir "ciento noventa y ocho" y, al lado, un '198'. Así con todos los partidos.

Cuando los datos están apuntados en las actas, se introducen en una tablet y se envían a la Administración Central para agilizar el escrutinio. No puede fallar un solo dato ni puede haber un descuadre numérico, si algo de esto sucede, la tablet no envía los datos.

Acabado el recuento, la ley exige llevar los sobres al Juzgado de nuestra ciudad. Algo que nos hubiera llevado a no pisar nuestra casa hasta pasadas las 2:00am. En la reunión informativa nos adelantaron que les parecía absurdo (lo dijeron, literalmente, con estas palabras), y que simplemente teníamos que llevar los sobres al Ayuntamiento para que un funcionario de allí se encargase de esto.

Entregada y comprobada la documentación, marchamos a casa. Llegué cerca de las 2 de la madrugada. Correspondía, como derecho, una reducción de jornada de 5 horas para el día siguiente. Una medida en mi opinión escasa teniendo en cuenta que estuvimos, un domingo, trabajando durante cerca de 18 horas. En el caso de los autónomos, además, no hay reducción de jornada que valga.

Una experiencia curiosa y una obligación como ciudadano que quiere vivir en democracia. Siendo claro, lo único que pensaba avanzada la jornada es "tan solo espero que dentro de 30 o 40 años, nadie tenga que sufrir esto así".

Imagen: Jon Nazca (GTRES)

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