"Me sale a devolver, genial". Creo que he visto ese tweet más de cien veces en los últimos días, ahora que ha comenzado la campaña de la declaración de la renta. Y es que cuando nos dan dinero de forma inesperada todos son alegrías Todo lo contrario que cuando la declaración de la renta sale a pagar. En ese caso todo son quejas. Y sin embargo estamos completamente confundidos.
Lo mejor que nos puede pasar es que la declaración de la renta nos salga a pagar. Sí, parece contraintuitivo y la mayoría de la gente piensa lo contrario, muy en especial durante los días previos a la campaña de la declaración. Pero tiene una explicación, menos satisfactoria a corto plazo de lo que parece, pero mucho más rentable y lógica si pensamos en el largo plazo.
Para entender por qué es mejor que salga a pagar lo principal es saber exactamente cómo funciona la declaración de la renta, para qué sirve y por qué existe. Los impuestos en España se pagan en el año natural, es decir, del 1 de enero al 31 de diciembre. Cuando se reciben ingresos los pagadores retienen una cantidad que se la queda el Estado, en concepto de adelanto de impuestos.
Hay un elemento clave en este proceso: esas retenciones que se aplican sobre los ingresos pueden no estar ajustadas a lo que corresponde pagar en impuestos.
Por ello, al año siguiente se realiza la declaración de la renta, de ahí que ahora estemos con la campaña de la renta de 2020, de los impuestos del año pasado. En esta declaración se determina los impuestos que se tenían que haber pagado el año anterior y lo que se adelantó en forma de retenciones. La diferencia entre ambas cantidades es lo que se tiene que devolver o lo que se tiene que pagar.
Cómo funciona realmente la renta
Cuando en la declaración sale a devolver significa que el año pasado hubo un exceso de retenciones y que el Estado tiene que devolver dinero al contribuyente. Es decir, que se ha pagado al Estado más dinero del que realmente correspondía y éste tiene una deuda que subsana a través de la declaración de la renta. Esa deuda está ahí desde el 31 de diciembre, pero hasta el 1 de abril se regulariza la situación y luego el Estado tiene todo el año para efectuar la devolución.
Es más, el Estado podría devolver el dinero el 31 de diciembre, un año después de que retuvieran en exceso, sin pagar ningún interés de demora. A partir de ese día ya sí que tendría que pagar intereses. Es un proceso similar a las pagas extras, que hacen ilusión, sí, pero que realmente son una parte de la nómina que la empresa retiene para pagar más adelante, logrando así una financiación a tipo cero durante seis meses.
Por tanto, el caso contrario, que la declaración salga a pagar, significa que el Estado nos retuvo menos dinero del que nos correspondía a lo largo del curso fiscal. Al efectuar la compensación a través de la declaración de la renta hay que entregar al Estado la diferencia entre lo que retuvieron y lo que realmente correspondía pagar en impuestos. Un dinero que durante ese periodo de tiempo ha permanecido en nuestra cuenta bancaria.
El pago se puede efectuar el 30 de junio o en dos pagos, el 30 de junio y el 30 de noviembre, sin tener que pagar intereses. Es decir, el Estado presta dinero en este caso al contribuyente de forma gratuita durante 6 y 11 meses. Siempre que se tenga claro esto y no sea una sorpresa se puede aprovechar este "préstamo" por ejemplo para hacer rentar el dinero invirtiéndolo.
Que salga a pagar es diferir al máximo el pago de impuestos en lugar de que el Estado se quede con nuestro dinero más tiempo del necesario. Además podemos controlar cuándo tenemos que entregar al dinero mientras que la devolución del Estado puede ser todo lo tardía que quieran. Estoy tan convencido de que salir a pagar es mejor que me gustaría un sistema sin retenciones, en el que al final del año fiscal paguemos todos los impuestos de golpe.
El único problema es que sería impracticable, ya que muchos ciudadanos no ahorrarían el dinero necesario para el pago de impuestos.
¿Es posible forzar a que salga a pagar?
La gran pega a esta teoría es que hay muy pocas posibilidades de forzar a que la declaración salga a pagar. Las retenciones que hacen las empresas a las nóminas están fijadas por ley y el trabajador no puede pedir que la retención sea menor. Pero hay algunas situaciones en las que se puede controlar.
Un caso es cuando hay varios pagadores. Como cada pagador no tiene por qué saber lo que se cobra en el otro empleo el tipo de retención que aplican es más bajo del definitivo (el impuesto sobre la renta es progresivo, si ganas el doble pagas bastante más que el doble de impuestos). Siempre se puede pedir a la empresa que aumente el tipo de retención, pero con no hacerlo la declaración de la renta saldrá en positivo.
Otro caso es cuando se cambia de empleo. La nueva empresa calculará el tipo de retención con lo que se va a cobrar en el resto del año, no teniendo información de que lo que se cobró en la anterior empresa. Otra situación es cuando se cobra una prestación de paternidad o maternidad. La Seguridad Social pregunta en esta caso la retención que quiere que se aplique y con decir "cero" se logra que la retención sea menor.
Pequeños trucos para cuadrar el mejor de los resultados posibles cada mes de abril, por mucho que sea el menos esperado por la mayoría de españoles: que la renta salga a devolver.
Imagen: Mikhail Nilov/Pexels
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