Mentiras, medias verdades e incógnitas de la historia sobre "la niña que tiene alergia a la comida"

Mentiras, medias verdades e incógnitas de la historia sobre "la niña que tiene alergia a la comida"
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Estos días anda circulando un reportaje de El Mundo llamado "La niña que tiene alergia a la comida". El texto, como ya empieza a ser costumbre, está lleno de afirmaciones confusas, equívocas o directamente falsas. No existen las "infecciones de lactosa", ni la comida "se contagia de encimas". No hay "medicamentos no químicos", ni tampoco se entiende muy bien cómo la histamina puede contaminar "por contacto" la carne o el pescado (teniendo en cuenta que son los mismos animales los que la producen).

En la historia, lo único que parece cierto es el sufrimiento de la niña y de su familia. El resto de ella apunta a que estamos ante otra víctima de las pseudociencias. Algo especialmente escandaloso teniendo en cuenta lo reciente del caso Nadia y que vuelve a poner en evidencia nuestra credulidad ante cualquier historia independientemente de las consecuencias. Hoy le ha tocado a la 'histaminosis alimentaria no alérgica', pero da igual porque cuando se trata de pseudociencias lo de menos son los pacientes.

Una extraña enfermedad llamada 'histaminosis alimentaria no alérgica'

The Allergy Shop

Si buscamos información sobre la 'histaminosis Alimentaria no Alérgica" encontramos que prácticamente todo lo que se ha publicado sobre ella surge del entorno del químico Félix López Elorza, responsable del laboratorio del Hospital Victoria Eugenia de Sevilla, presidente de la Sociedad Andaluza para el estudio de enfermedades alimentarias y fundador del Laboratorio Sur también de la capital andaluza. No hay estudios internacionales, ni ensayos clínicos, ni se usa en ninguna administración sanitaria del mundo.

Según explica el propio López Elorza, sus trabajos sobre la HANA se remontan unos 40 años atrás cuando asociaron una cefalea a "una forma de liberación no alérgica" de la histamina. Durante estas cuatro décadas, él y su laboratorio han estado defendiendo la idea de la existencia de esta enfermedad, aunque, como él mismo reconoce repetidamente, no saben cuál es el mecanismo que la causa.

Esto, y la falta de estudios serios sobre el tema (ninguna de las tres publicaciones científicas que hemos encontrado a su nombre en PubMed tienen que ver con este asunto), ya deberían hacernos saltar las alarmas y poner la supuesta enfermedad en cuarentena. Pero además, la argumentación médica es extraña.

¿Puede causar problemas la histamina?

Histamine 3d Ball

López-Elorza explica en muchas de sus charlas que, en los años 80, se pensaba que la histamina solo mediaba las relaciones alérgicas y, en este sentido, su descubrimiento, rompe con el consenso científico. Sinceramente, desconozco el conocimiento que, en su momento, se tenía de esta amina, pero si la HANA tuvo sentido como 'hipótesis clínica' en algún momento, hoy por hoy parece que no.

Por lo que sabemos hasta ahora, la histamina está relacionada con hasta 23 funciones distintas. Es esencial en la modulación de la función gastrointestinal, las respuestas inmunológicas y es un neurotransmisor que regula, entre otras cosas, los ciclos de sueño y vigilia.

¿Puede la ingesta de histamina producir problemas? Sí, por ejemplo la escombroidosis (producida por el consumo de pescados en mal estado con alto contenido en histamina) que provoca urticaria, cefaleas, dificultad respiratoria y problemas gastrointestinales. El problema es que esta enfermedad (y otras similares) se suelen confundir con reacciones alérgicas, porque los síntomas son parecidos. Al fin y al cabo, el organismo detecta la histamina (venga de donde venga) y 'ejecuta' la respuesta inmune. Incluso los trabajos que hemos encontrado sobre 'intolerancia (o sensibilización) a la histamina' hablan de síntomas propios de las reacciones alérgicas.

Precisamente, lo llamativo de la "histaminosis alimentaria no alérgica" es, precisamente, que no es alérgica. No se sabe muy bien qué ocurre aquí y hasta sus defensores dicen que es una 'intuición clínica'. Es más, los escasos estudios que citan para explicar el posible mecanismo tampoco sirven para sostener sus afirmaciones. Y, lamentablemente, las dudas patogénicas, fisopatológicas, diagnósticas o terapéuticas se acumulan.

¿Existe realmente la HANA?

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Nos encontramos, pues, ante una enfermedad que sólo reconocen sus defensores y que carece de estudios serios que avalen su existencia. No discuto que hace 40 años tuviera sentido como hipótesis explicativa, pero a día de hoy (y tras consultar a varios especialistas en alergología) la impresión inicial es que se trata de un intento de explicar diversas intolerancias mal filiadas o mal controladas.

De hecho, en algunas entrevistas, López Elorza habla expresamente de controlar los lácteos y el trigo. Lo que reafirma la impresión de que se trata (deliberadamente o no) de una etiqueta diagnóstica amplísima que recoge casos de intolerancias alimentarias, pero también enfermedades inflamatorias, alergias de muy baja intensidad o, sí, claro, un déficit de DAO.

Es decir, a día de hoy, no hay ninguna evidencia de que exista la histaminosis alimentaria no alérgica. Y, además, las poquísimas instituciones y organizaciones que defienden su existencia tienen unos conflictos de interés bastante importantes.

No hemos aprendido nada

O Caso Nadia Teles Facebook

O eso parece. Pese al escándalo monumental que supuso el caso Nadia, los medios siguen dando espacio a las pseudociencias bajo el paraguas de las historias de interés humano; siguen atacando y restando legitimidad al sistema público de salud; y siguen despreciando el sufrimiento de muchos enfermos que, en su desesperación, son víctimas de engaños y falsas esperanzas.

¿Hasta cuándo van a abusar de la paciencia de los enfermos? ¿Hasta cuándo esta locura seguirá riéndose de ellos? ¿Cuándo acabará todo esto? Casi cada mes nos encontramos con otro caso más, otro drama humano, otro reportaje que trata de convertir el sufrimiento en clicks sin preocuparse de sus nefastas consecuencias.

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