A Enrique ("Kike") Collada Sánchez no le van las etiquetas. No al menos las convencionales. Es un influencer de cierto éxito, con casi 11.000 seguidores y 235.500 "me gustas" en TikTok. Y un alcalde que, a punto de cumplir su primer año en el cargo, divide sus jornadas entre la gestión de su pueblo y su labor como autónomo. Pero ni en lo uno ni en lo otro, ni en su faceta de influencer ni en la de primer edil, tiene Collada un perfil tradicional: en su cuenta habla básicamente de cómo es gestionar su localidad, una pequeña villa de 71 habitantes de la Alcarria, en la provincia de Guadalajara, cuyas riendas tomó con apenas 26 años.
Ahora, con 27 primaveras, menos edad que sus compañeras del Ayuntamiento y la inmensa mayoría de vecinos a los que gobierna, Collada puede presumir de ser uno de los regidores más jóvenes del país. Y seguramente una de las caras más visibles y que de forma más activa lucha por la puesta en valor del rural español.
Desde luego su experiencia está despertando interés más allá de El Recuenco.
Veinteañero, alcalde y tiktoker
Curiosamente Collada no viene del mundo de la política y reconoce no estar afiliado a ningún partido. Él es ingeniero informático y teleco, pero eso no quita, admite, que haya vivido su llegada al Consistorio de El Recuenco como un proceso natural. "Para mí ha sido todo muy gradual", señala: "Siempre he estado implicado en los temas de mi pueblo. Cuando era niño en cuestiones culturales. Luego, en la universidad, montamos con otros jóvenes una asociación y empezamos a hablar de desarrollo, de generar trabajo, futuro y dar a conocer la zona a nivel turístico".
Cuando en 2023 surgió la posibilidad de saltar del mundo asociativo a las instituciones, Collada decidió dar un paso al frente: montó una candidatura, se presentó por el PSOE y consiguió el respaldo del 64,8% de sus convecinos. El 17 de junio tomó posesión oficial del cargo y se puso a la cabeza de un pequeño gobierno formado por dos representantes del Partido Socialista y uno del Partido Popular. "Somos un equipo bastante joven. Ninguno llega a los 50 años", comenta.
Desde entonces divide sus días entre sus tareas de gobierno, su propio empleo en el campo de la consultoría y las redes, donde se encarga de compartir vídeos, fotos y tuits sobre cómo es gestionar su pueblo. La pieza en la que explica por ejemplo en qué consiste su labor como alcalde de El Recuenco pasa ya de los 172.000 "me gustas" en TikTok y otra sobre su sueldo como alcalde supera los 12.000.
— La primera pregunta está clara. ¿Qué hace exactamente el alcalde de una localidade como El Recuenco, con menos de 100 vecinos?
"Pues mucho más que el alcalde de una población de muchos habitantes", replica Collada: "Aquí trabajamos en todo lo que te puedas imaginar: obras, urbanismos, vivienda, abastecimiento y saneamiento, arreglo de calles, basura, alcantarillado, monte… Yo no tendré una red de transporte público como la que gestiona Almeida en Madrid, ¿pero tiene él 7.000 hectáreas de monte? ¿Cuántos miles de árboles tengo yo? Está la gestión de los incendios, caza, aprovechamiento ecológico…"
La lista sigue —asegura Collada— hasta componer un amplio abanico de responsabilidades de Gobierno que comparte con sus concejalas y exige para él dos grandes habilidades: capacidad de gestión y cierto punto de creatividad. "En otros lugares a lo mejor hay que gestionar los servicios públicos y ya está. Aquí hay que ser imaginativo sobre cómo tenerlos en un sitio pequeño", relata. Su principal "reto" está claro: que El Recuenco "siga siendo un pueblo durante los próximos años y no simplemente un espacio donde hay casas inhabitadas".
"Yo muchas veces digo que hago más labor de embajador que de alcalde. Tienes que conectar el pueblo con empresas, fundaciones, universidades… Y ver vectores de desarrollo. Para quien se lo quiera currar, hay una parte de innovación, incluso del Ayuntamiento como un agente emprendedor en el territorio".
Ya en junio de 2023, al recoger el bastón de mando de El Recuenco, Collada insistía en la necesidad de sumar fuerzas con otros pueblos para lograr servicios que difícilmente podrían proporcionar por separado y, de paso, captar "proyectos más atractivos, competitivos y sólidos". Desde esa convicción, en julio sumó un nuevo cargo: se convirtió en presidente de la Mancomunidad del Alto Tajo, formada por representantes de otros siete municipios y varias pedanías.
Gestionar una localidad como El Recuenco, pequeña y situada a algo más de una hora en coche de Guadalajara, tiene ciertos hándicaps. El primero es la volubilidad de su propia población. Collada reconoce que en el INE figuran 71 empadronados, pero insiste en que en pueblos como el suyo el valor del censo es relativo porque en cuestión de un par de meses esa "fotografía" puede cambiar por completo.
"Tienes épocas en invierno, como diciembre o enero, con 15 personas viviendo. Luego, por esta época, son 50. Y en agosto, en fiestas, de repente te pones en 200 o incluso mil y pico personas en semanas. La población flotante es muy alta".
La vivienda también supone un desafío, "un problema gordo", en palabras del alcalde. Escasea. Sobre todo la oferta en alquiler. Tal vez el panorama inmobiliario de El Recuenco no sea el mismo de Madrid, Barcelona o Málaga, pero lidia con sus propios hándicaps: hay edificaciones que son segunda residencia y otras en desuso cuya situación acaba complicándose por las herencias o terminan abandonadas.
"La legislación a los ayuntamientos nos da armas para actuar en caso de ruina, pero somos tan pequeños y con tan pocos recursos que no podemos ejecutar las leyes", añade: "Debemos sensibilizar a la gente de que para que el pueblo esté vivo tenemos que poner casas en alquiler. No tengo ninguna que esté puesta en alquiler que no esté alquilada. Pero los precios no son los de Madrid o Barcelona".
Otro hándicap es el de los recursos. Y eso lleva a otra de las preguntas más curiosas que el mismo Collada responde en uno de sus vídeos en TikTok:
— ¿Cuánto cobra el alcalde de una villa como El Recuenco?
Él contesta con una palabra.
Y un gesto inconfundible con la mano, uniendo el índice y pulgar.
"Se cobra cero euros como alcalde de estos pequeños municipios. Si estáis pensando en haceros alcaldes para haceros ricos, no es vuestro camino", bromea en su vídeo, publicado en abril: "Eso sí, puedes aportar a un pueblo al que quieres , trabajas en proyectos super innovadores y aprendes de todo. Te convalidan en título de ingeniero, de secretario interventor… lo que haga falta".
Al vivir en una localidad pequeña asegura que la relación con los vecinos resulta mucho más cercana que en otras villas más populosas. En su caso se añade que él es mucho más joven que la mayoría de la gente para la que gobierna. "El trato con los vecinos es muy personal; además la gente no diferencia, no sabe qué cosas hace el Ayuntamiento y cuáles no. Un día hay un corte de luz y te llaman como si fueras el presidente de Naturgy. Vienen a tu despacho, a los plenos, preguntan…".
"Lo de alcalde es como un voluntariado —insiste el regidor y tiktoker—. Yo no recibo ningún dinero por ser alcalde. Tienes que tener algo de lo que vivir. En estos ayuntamientos tienes la misma responsabilidad que cualquier otro alcalde, pero no cobras nada. Más bien lo pierdes. Porque no están contabilizadas las reuniones a las que tienes que ir a Guadalajara capital o cuando debes subir al monte".
Sus compañeras en el gobierno tienen sus trabajos y el propio Collada, explica, sigue ejerciendo su profesión en el campo de la auditoría. De hecho fue su oficio y la oportunidad de teletrabajar en su anterior empresa los que le permitieron en cierto modo disfrutar de El Recuenco antes de ser autónomo… y alcalde.
"El Recuenco es el pueblo de mi abuelo y de mi padre. Yo ya lo conocí como un lugar al que ir los fines de semana y verano. Esa era mi vida en el pueblo hasta que empiezas a involucrarte y te das cuenta de que es un sitio en el que puedes vivir, una alternativa de vida diferente con sus ventajas y desventajas dependiendo también de las preferencias que tenga cada uno", garantiza.
El suyo es así, en cierto modo, un viaje de ida y vuelta: Enrique nació al Alcalá de Henares, con siete años se mudó a un pueblo de Guadalajara próximo a Madrid de 10.000 habitantes y a los 18 se trasladó a Madrid para estudiar en la universidad.
Con el tiempo fue el asociacionismo y la oportunidad de trabajar a distancia lo que acabó llevándole a mirar a la villa de su abuelo. Al final dejó la empresa en la que estaba y se hizo autónomo para disfrutar de dos ventajas: mayor flexibilidad y dar rienda suelta a su interés por el mundo rural. "Fue algo muy gradual. Siempre he estado muy vinculado, pero nunca lo había visto como una alternativa de vida".
La España vaciada... y de las oportunidades
La gran pregunta es… ¿Hay futuro en villas como El Recuenco?
Collada lo tiene claro clarísimo: sí.
Durante la entrevista insiste una y otra vez en el mismo concepto, el de las "oportunidades", de empleo, emprendimiento, las que acompañan a sectores como el sector forestal o el turismo. Y apunta a su propia experiencia, tanto como autónomo como de regidor. "El problema que tengo es encontrar empresas de albañilería que me puedan ejecutar obras porque no tienen personal. Y me pasa igual en otros sectores: desde oficios como la albañilería a la medicina".
Una de las claves para captar sobre todo población joven pasa, en su opinión, por reforzar la oferta de ocio, aunque insiste en que al final el día a día en una villa de 71 vecinos no dista tanto de la rutina en los municipios más habitados. "Creemos que en la ciudad, por el hecho de estar rodeado de tantas opciones, tenemos acceso a ellas como si las disfrutásemos. Pero en realidad la vida no es tan diferente".
"Diría que en mi pueblo los problemas que hay, de los que se queja la gente, son las mismas cosas que escucho a mis amigos de Madrid. Oigo problemas de transporte, precariedad, vivienda cara… Hay problemas de esos que yo no tengo en el pueblo".
El Recuenco quizás esté a dos de Madrid capital, pero desde él —reivindica— puede accederse a "la clientela del mundo entero". "El comercio electrónico existe en Valencia, pero también aquí. Hay negocios tradicionales: casa rural, bar, hotel, restaurante… en el sector forestal hay muchas posibilidades. Y luego todas las ayudas que hay: fiscalidad diferenciada, grupos de acción local.... Creo que hay una falta de cultura del emprendimiento y eso afecta a estas zonas en las que no tienes a la gran empresa que te contrata; pero no significa que no haya oportunidades".
La clave en su opinión va más allá de su pueblo.
"Nos empeñamos en hablar de la despoblación como el problema que tienen los pueblos, de la falta de servicios por falta de población. No. Hay un problema social, un problema civilizatorio en España. La despoblación aquí genera unos problemas, pero la superpoblación en las ciudades genera otros. Y no decimos que hay mucho tráfico, contaminación, mal acceso a la vivienda por superpoblación, o el problema de la España llenísima en vez de la España vaciada. Pero en realidad es una cara de la misma moneda. A mí me gusta hablar de reequilibrio territorial".
“Un país en el que todo está concentrado en un punto va a ser igual de insostenible que cuando hay tanta dispersión como en estas zonas rurales —abunda—. Y lo que yo veo en mi pueblo ahora que empiezo a entrar en temas de bioeconomía o turismo sostenible es que hay un montón de oportunidades, un montón de recursos esperando a ser aprovechados. Estamos malgastando un montón de recursos que tenemos precisamente por no conocerlos".
Por lo pronto Collada seguirá llevando el bastón de mando de su pequeño pueblo de 71 habitantes (censados). Y haciendo pedagogía en las redes sociales, donde con un tono desenfadado y cercano intenta visibilizar cómo se vive en los pueblos, qué se hace en un ayuntamiento yo la importancia de la política y las instituciones. "Se habla de la política corrupta… si es que la mayoría de políticos, que es lo que soy yo también, somos de pueblos y hacemos lo que podemos con lo que tenemos".
"Hay una realidad que e se desconoce totalmente. Con dice una amiga, merece la pena mostrar otra realidad, que la gente joven también se debe implicar, que hay gente joven con ilusión, que aporta, y otra forma de hacer las cosas".
De momento no le va nada mal en el intento.
Imágenes | cedidas por Enrique Collada
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