Mi nombre es Héctor Ares, y llevo 18 años probando coches. Me gusta poner al límite cualquier cacharro que pase por mis manos, pero en los últimos tiempos me he especializado en un segmento tan atractivo como exclusivo, el de los coches deportivos y de lujo.
Empecé en esto cuando tenía solo 16 años probando motos para la revista del colegio donde estudiaba. Desde entonces han pasado por mis manos más de 2.000 coches y motos de todo tipo que han marcado mi vida. Así es el día a día de un probador de coches deportivos y de lujo.
Antes de empezar a contaros cómo es mi vida, creo que merece la pena aclarar algunos aspectos. Hace algunos años hicieron una encuesta en Gran Bretaña sobre cuáles eran los trabajos más envidiados, y curiosamente salió el de Jeremy Clarkson cuando estaba al frente de Top Gear como el trabajo que más gente querría tener.
Por desgracia, la vida de un periodista de motor fuera de las fronteras de Gran Bretaña dista bastante de la que llevan nuestros colegas británicos, especialmente los del “trío calavera” de Top Gear. Nosotros no nos pasamos todo el año derrapando o viajando en los mejores coches del mundo, ni nos pagan millones de euros por hacerlo. Más bien pasamos más horas delante del ordenador que al volante, y cobramos poco más del salario mínimo interprofesional.
Salvando esos dos pequeños detalles, he de decir que me encanta esta profesión, disfruto como un niño con lo que hago y creo que ese es uno de los secretos que me ha llevado a seguir dedicándome a algo que comenzó siendo un simple hobby.
Presentaciones internacionales acordes con los valores de las marcas
Lo primero que hace una marca de coches cuando lanza un nuevo modelo, es organizar una presentación internacional e invitar a los periodistas de todo el mundo a probar su nuevo producto. Lo bueno de las presentaciones de coches de marcas de lujo y coches deportivos, es que estas suelen estar organizadas en consonancia con los valores de la marca.
Así, si tienes la suerte de acudir a una presentación de un coche de lujo, lo más probable es que te alojes en un hotel de cinco estrellas superior, que te recoja un chófer en el aeropuerto o que vueles en clase preferente. Es lógico, porque no pegaría nada que Bentley te llevase a probar un coche de más de 300.000 euros en una aerolínea low cost, ¿verdad?
Igualmente, si vas a la presentación de un coche deportivo lo normal es que hayan preparado una prueba en carretera y en circuito. Esa combinación te permitirá conocer algunos de los mejores hoteles del mundo y conducir en los circuitos de carreras más famosos del planeta. Laguna Seca, Nürburgring, Monza, Paul Ricard se convertirán en tu segunda casa. Lógico que suene apetecible.
Las mejores anécdotas las vives en coches exclusivos
Aparte de en las presentaciones de coches, a lo largo del año pruebo todo tipo de coches, aunque los que realmente marcan la diferencia y en los que me he especializado son los coches deportivos y de lujo. Esos coches exclusivos, lujosos, prohibitivos y en la mayor parte de los casos inalcanzables para la mayoría de los mortales, son en los que vives las anécdotas más curiosas.
Después de celebrar las presentaciones internacionales, las marcas de coches nos suelen ceder sus coches de pruebas en territorio nacional por periodos de una semana, aunque en el caso de coches muy especiales y exclusivos, el tiempo de cesión se puede reducir algunos días.
Una semana es tiempo suficiente para que podamos conocerlos a fondo, usarlos en entornos normales, tráfico urbano, en nuestro día a día. Pero es importante aclarar que el día a día de un probador de coches suele ser bastante distinto del día a día de un cliente tipo de estos coches.
Pierde la vergüenza y empieza a disfrutar
Cuando vas al volante de un coche cuyo precio ronda los 200.000 euros, lo primero que tienes que hacer es acostumbrarte a que todo el mundo se fije en ti. En España, los coches deportivos y de lujo todavía son una minoría tan pequeña que hace que el resto de usuarios de la vía se sorprendan cuando ven un coche de este tipo a su lado.
Una vez que te has acostumbrado a que todo el mundo te mire, a que te fotografíen con los teléfonos móviles o a que se agachen a tu paso para ver si el coche lo conduce algún famoso o algún deportista, estarás listo para disfrutar del coche que llevas entre manos. Es un proceso que lleva su tiempo de adaptación, y hay compañeros que jamás consiguen adaptarse y renuncian a estos coches para dedicarse a probar coches más mundanos.
En los segmentos de los coches deportivos y de lujo hay todo tipo de modelos. No es lo mismo conducir un BMW i8 que conducir un Rolls-Royce Ghost. Dependiendo del tipo de coche que pruebes en cada momento te debes fijar en unas cosas o en otras. Por ejemplo cuando pruebas un Rolls-Royce Phantom como el que me dejaron este año, considerado el coche más lujoso del mundo con un precio que supera los 560.000 euros, lo que más llama la atención es el cuidado por los detalles y los materiales empleados en su fabricación.
Este coche que mide seis metros de largo y dispone de puertas traseras de apertura invertida, tiene todo tipo de detalles que la mayoría de los mortales ni apreciaríamos. Por eso es importante, a la hora de juzgarlo, ponerse en el lugar de los clientes tipo de estos coches, acostumbrados al lujo y el glamour más absoluto.
Maderas talladas a mano cubriendo todas las molduras del habitáculo, un paraguas hecho a medida que se esconde en las puertas, cortinillas de tela capaces de cerrar por completo la parte trasera del coche o un sistema de espejos que permite a sus ocupantes maquillarse antes de llegar a los eventos más glamorosos del mundo, son solo algunas de las características de un coche tan especial como este. Otros detalles como la nevera situada entre los asientos posteriores para llevar el champagne bien frío son la guinda del pastel y un motivo por el que raperos, aristócratas o deportistas de medio mundo se decantan por este coche frente a otros.
Dando explicaciones a los vecinos
Pero claro, el día a día de un probador de coches no tiene nada que ver con la de un cliente de un coche de superlujo acostumbrado a moverse con chófer y a aparcarlo en el garaje de un lujoso chalet con seguridad privada. Yo llego al garaje de mi edificio con un Rolls-Royce Phantom y claro, como es lógico despierto la curiosidad de los vecinos del inmueble situado en un sencillo barrio residencial de Madrid.
Tal vez esa sea una de las primeras cosas que llaman la atención cuando empiezas a dedicarte a probar coches deportivos y de lujo. Tus vecinos te mirarán con cara rara al principio, porque no es habitual que alguien cambie de coche todas las semanas y que cada lunes aparque en su plaza de garaje un coche mejor que el del día anterior.
Lo mejor que puedes hacer para evitar malentendidos, es explicar desde un primer momento a qué te dedicas. Busca el momento en el ascensor para contarles que eres probador de coches para un medio de comunicación o haz como he hecho yo tras mi última mudanza: cuéntaselo al portero y te aseguro que todos los vecinos sabrán en solo unas horas por qué cambias tan a menudo de coche.
Más allá, los probadores de coches usamos los vehículos en nuestro día a día normal y por ello te puedes encontrar con situaciones tan inverosímiles como tener que ir a hacer la compra al Mercadona en un Ferrari. Gajes del oficio que son complicados de entender para el resto del clientes del supermercado, pero al fin y al cabo nosotros somos gente normal que simplemente se dedica a probar piezas exclusivas.
Todo depende del coche
Pasando puramente a cómo desarrollamos nuestro trabajo, lo primero que hay que aclarar es que todo depende del coche. Un superdeportivo como el Audi R8 o el BMW M4, con prestaciones dignas de coches de carreras, exigen probarlos en circuito. Por eso, cuando una marca de coches nos cede un modelo de ese tipo, hay que buscar la forma de probarlo en circuito y carretera.
Más circuito o más carretera dependiendo del aprecio que tengamos por los puntos del carnet, porque poner a prueba coches de alto caballaje en carretera abierta es cada vez más complicado y menos recomendable.
En los últimos meses he tenido la suerte de probar coches como el Nissan GT-R de 550 caballos, el Mercedes AMG GT de 510 caballos o el Porsche 911 GT3 de 475 caballos, tres de los coches superdeportivos más rápidos del mundo. Esos coches pedían a gritos un circuito de carreras, ya que solo en una instalación de este tipo podemos sacar realmente lo mejor de sí.
Solemos contar con el Circuito del Jarama en Madrid para algunas de nuestras sesiones de pruebas, gracias a la colaboración del RACE que siempre está dispuesto a ayudar a los que nos dedicamos a esto del periodismo de motor.
Las sesiones de prueba en circuito son sin duda la parte más divertidas de nuestro trabajo, pero no es oro todo lo que reluce. No nos pasamos horas dando vueltas al circuito, no existen las “barras libres” de neumáticos, pista y gasolina como algunos piensan.
Lo que solemos hacer son pequeñas tandas de tres o cuatro vueltas, volver a boxes y tomar notas de las sensaciones que hemos experimentado. Anotar todos los detalles que sientes al volante es básico para después conseguir trasladarlo a un texto que enganche y emocione al lector.
Muchas horas delante de la pantalla
Los viajes, las sesiones de fotos y pruebas en circuito o acudir a los salones del automóvil de medio mundo son sin duda la parte bonita y más atractiva de este trabajo, pero hay otra que la mayoría de los que nos envidian no ven: las largas jornadas delante de un ordenador juntando letras.
Muchas madrugadas sin dormir, muchos sábados y domingos delante del ordenador para conseguir dar forma a los textos que transmitan la esencia sobre los coches que he probado. Ese es el lado “negativo” o menos agraciado de este trabajo, un trabajo muy esclavo que te obliga a estar al 100% siempre que te pones al volante de un coche o siempre que te sientas delante de la pantalla de un ordenador.
Porque igual que para conducir y percibir las sensaciones que transmite el coche debes estar en plenitud de facultades, cuando te sientas delante del ordenador debes estar también fresco para poder convertir todo eso en un texto divertido, atractivo y que enganche. No es sencillo, porque mucho depende de tu estado emocional, del entorno en el que trabajes, etc.
Han sido cientos de horas las que he tirado a la basura tratando de sacar adelante un texto para una prueba o sobre una presentación que no acababa de salir porque yo no estaba debidamente preparado. Ahora, después de 18 años dedicándome a esto, se que en esos casos lo mejor es cerrar la pantalla del portátil, ir a despejarte e intentarlo de nuevo cuando tengas la mente despejada. De otra forma, no funciona.
Una ilusión que va a menos
Muchos me preguntan, cuando saben a qué me dedico, qué siento cuando conduzco un supercoche o un coche de lujo. Pensando sobre este aspecto de mi profesión, he de admitir que todo ha cambiado con el paso de los años, como es lógico.
Cuando comenzaba a hacer mis pinitos como probador de coches, me emocionaba cuando tenía que coger un coche deportivo. Sentía un cosquilleo en el estómago especial, llegaba a pasar noches sin dormir los días previos y el nivel de nerviosismo iba “in crescendo” a medida que se acercaba la fecha de coger el nuevo modelo.
Por desgracia, esa ilusión inicial ha ido bajando en intensidad. Creo que con los años me he acostumbrado a lo bueno, me he acostumbrado a tomar los coches como lo que son para mi, una herramienta de trabajo, y aunque no puedo negar que me encanta lo que hago y que me siento un privilegiado por dedicarme a una profesión que muchos sueñan con tener, ya no me emociono como antes cuando me dicen que tengo que probar un Porsche 911. O si pero ya no lo siento con la misma intensidad.
Otra de las preguntas más recurrentes que te hace la gente cuando sabe que te dedicas a probar coches, es qué coche tienes tú en propiedad y si es fácil volver a conducir tu coche después de bajarte, por ejemplo de un McLaren.
En mi caso la respuesta es sencilla, ya que no tengo coche propio. Jamás he tenido un coche a mi nombre, en parte porque casi siempre tengo coches de pruebas en el garaje y en parte porque creo que cuando tenga uno propio va a ser difícil que cumpla con todas mis exigencias. Las bondades de unos son defectos en otros y no existe el coche perfecto. ¿O sí?
Es el precio que hay que pagar por dedicarse a esto. Es muy difícil que un coche consiga llenarme por completo. Tal vez por eso, en lugar de coche propio lo que tengo son dos motos, una deportiva y una café racer para pasear. Por desgracia el trabajo de probador de coches no está muy bien remunerado y es imposible que me pueda comprar alguno de los coches que creo me pueden llegar a satisfacer plenamente.
En las motos consigo encontrar, por un precio muy inferior, el nivel de sensaciones y prestaciones que solo un coche de varios cientos de miles de euros podría ofrecerme. Curioso, un probador de coches que jamás ha tenido uno en propiedad. Así es.
Creo que en este artículo he conseguido contaros cómo es la vida de un probador de coches deportivos y de lujo. Tal vez a algunos se les haya caído un mito, o tal vez haya descubierto que no es oro todo lo que reluce, pero simplemente he tratado de reflejar la realidad de esta profesión que tantas envidias genera. Igual que un crítico de arte no tiene su casa llena de obras de Picasso, nosotros tampoco tenemos el garaje lleno de supercoches. Simplemente son nuestras herramientas de trabajo, un trabajo que exige profesionalidad y mucha dedicación.
Aun así, a los muchos seguidores que cada vez que me veis me preguntáis cómo podéis empezar en esto del periodismo de motor, os sigo diciendo lo mismo. Lo que hay que hacer para meterse en este mundillo es demostrar ganas, ponerse delante de un ordenador a escribir sobre todo lo que se te ocurra y no desistir en el intento.
Pasarás por momentos de desmotivación, pero todo llega a base de trabajo y esfuerzo. Si no, mirad mi caso. Empecé escribiendo en la revista del colegio donde cursaba segundo de BUP y ahora escribo en Motorpasión, uno de los medios líderes con millones de lectores al mes. Poco a poco nos vamos acercando a Jeremy Clarkson.
Si queréis seguir la actualidad de mi vida como probador de coches deportivos y de lujo, podéis hacerlo en Twitter y en Instagram.
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