Es millonario y no tiene una casa propia: Timothy Armoo es la muestra de cómo la generación Z lo está repensando todo

  • Timothy Armoo es la muestra de que la generación Z está desmontando todos los estereotipos. El último: los millonarios

  • El joven emprendedor creció en uno de los barrios más pobres de Londres, pero a los 29 años ya es multimillonario tras vender su primera empresa

La generación Z está cambiando muchos estereotipos en materia laboral, pero también en otros aspectos de la vida que las generaciones anteriores daban por sentado. Los primeros miembros de la generación Z ya están alcanzando la independencia financiera y algunos de ellos están comenzando a romper los estereotipos de lo que se supone que significa ser millonario.

En una reciente entrevista con CNBC, Timothy Armoo, un joven emprendedor de 29 años que se hizo millonario, cuenta que ni siquiera tiene una casa propia. "En realidad no soy propietario de ninguna casa. No me he atado a ninguna propiedad residencial ni en ninguna otra propiedad comercial", aseguraba en la entrevista.

Millonario, pero sin casa propia. Timothy Armoo, cofundó y dirigió la empresa de marketing para influencers Fanbytes. En 2022, vendió su empresa a Brainlabs por una cantidad no revelada, pero se establece en el rango de las ocho cifras. Sin embargo, pese a su éxito empresarial, el joven de 29 años lleva un estilo de vida sin ostentaciones ni mansiones lujosas, rompiendo así con una de las tendencias habituales entre los millonarios: comprarse una gran mansión (o tres) que luego hay que mantener.

"La mayoría de la gente ve la propiedad como su forma de generar riqueza, pero yo uso las inversiones como mi forma de generar riqueza y ni tengo una familia, ni tengo un socio". El joven millonario asegura que solo pasa la mitad del año en Londres, por lo que no le ve sentido a invertir parte su patrimonio en algo que no le aporta nada. "Creo que en realidad hay un punto más importante aquí, que es examinar las reglas por las que vives tu vida. Deberías examinarlos y decir: 'Bueno, ¿por qué debería hacer esto? ¿Por qué debería elegir esta carrera? ¿Por qué debería invertir mi dinero de esta manera?", reflexionaba Armoo.

Marcado por una “mentalidad de escasez”. Timothy Armoo contaba que creció en las viviendas públicas de un barrio humilde de Londres, y esa falta de recursos le hizo desarrollar lo que denomina una “mentalidad de escasez”, en la que el temor a perderlo todo de nuevo le había acompañado toda su vida. "Estaba convencido de que, si comenzaba a gastar el dinero, todo comenzaría a desaparecer. Tenía una hoja de cálculo en la que rastreaba hasta el último centavo cuánto tenía", aseguró durante su entrevista.

El joven millonario cuenta que tuvo que aplicar una terapia de choque para superar ese miedo a perderlo todo y aceptar su nueva condición de multimillonario. "Llamé a mi banco y le dije: 'Me gustaría venir y sacar un millón de libras en efectivo'". Luego, el joven estiró todo ese dinero sobre su cama. "Solo lo miré. La razón por la que lo hice fue porque quería que el contacto fuera muy visceral para mí y me dije: 'Amigo, si todo lo demás falla, si gastas todo en juegos de azar, o lo gastas en criptomonedas, o algo malo, al menos, tienes este millón de libras en efectivo'".

Inversión a dos velocidades. Una vez vencido el miedo al perder todo su dinero, el millonario se dispuso a darle un uso. En lugar de comprar coches superdeportivos, un superyate o una gran mansión, el joven decidió poner a trabajar su dinero con inversiones. Para una parte de ella, optó por un perfil más convencional con fondos indexados del S&P 500 y acciones de empresas como Shopify y Cloudflare.

Sin embargo, con la otra mitad está siendo mucho más creativo apostando por cosas tan dispares como financiar plantaciones de aguacates, soja y mango en África, que abastecen a supermercados en Europa, o invertir en uranio y litio.

Cuando el dinero se convierte en una herramienta. No es lo habitual que, alguien con un patrimonio de ocho cifras, ni siquiera tenga una casa en propiedad. Sin embargo, el de Armoo no es un caso aislado. Elon Musk vendió hace algunos años de todas sus mansiones en Los Ángeles, y puso todo ese capital a trabajar para conseguir su objetivo en Marte. Resulta paradójico, que el hombre con la mayor fortuna del mundo, valorada en 251.700 millones de dólares según Forbes, viva de alquiler en una pequeña casa prefabricada de apenas 35 m² situada cerca de las oficinas de SpaceX. Una información que él mismo confirmaba desde su perfil de X.

Salvando las distancias, el ejemplo de Timothy Armoo se sale de los cánones habituales de los millonarios que hacen ostentación de un elevado tren de vida, y prefieren poner a trabajar su dinero como herramienta para lograr un objetivo mayor que los likes de Instagram.

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Imagen | Flickr (Mark Hakansson)

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