Miquel Montoro y el español: lo que dicen los datos sobre el dominio del idioma en las comunidades

Miquel Montoro, youtuber de rabiosa actualidad, habla mallorquín. Es un hecho ineludible para todas aquellas personas familiarizadas con su figura. El vídeo que con tanto entusiasmo protagoniza, no en vano, se pronuncia en la lengua de Ferrán Valentí: "Hòstia, pilotes! Què són de bones! M'encanten!". Cuestión hasta ahora despojada de polémica, ha tornado en pequeño escándalo viral a raíz de su entrevista en La Resistencia.

Otras ocho palabras han bastado para avivar el incendio: "Hablo mallorquín, el castellano no me va bien".

Intervención. Durante su charla con David Broncano, Montoro evidenció algunas limitaciones expresándose en español. "Sé que a ti te sale rápido el mallorquín. Yo te entiendo, ¿eh? No te cortes", le espeta el presentador al principio de la entrevista. "Oiréis un par de barbaritats", bromea el joven, poco antes de intercalar una palabra en mallorquín a cada docena en castellano. Hasta ahí, nada sorprendente.

Sus miles de seguidores estaban familiarizados con el hecho. Montoro se expresa única y exclusivamente en mallorquín en sus vídeos.

Polémica. Durante las últimas horas, un tuit de Esther Sanz, militante de Vox, ha espoleado un debate paralelo: "Un niño español de 13 años que no sabe hablar castellano en condiciones y con naturalidad. Es tremendo". Las respuestas han oscilado entre el sospechoso habitual ("la inmersión lingüística") y lo limitado de su rango lingüístico ("se quedará en la aldea cuidando ovejas").

Inmersión. ¿Provoca la inmersión que los niños baleares, catalanes o valencianos hablen peor español? Las cifras no respaldan correlación alguna, por dispares. En Cataluña, donde la inmersión aplica al 100% de los colegios públicos, los alumnos de Selectividad obtuvieron en 2018 una media de 6,54 en Lengua Castellana, la segunda más alta del estado. Baleares, con una inmersión más modesta, registró la peor nota, 5,78.

Ligeramente por debajo de Castilla y León, comunidad castellanoparlante por excelencia, con un 5,83.

Metodologías. Es difícil encontrar una respuesta a la cuestión, en gran medida, por la ausencia de pruebas estandarizadas. Cada autonomía diseña sus propios exámenes, lo que hace imposible establecer comparativas. Hace algunos años, el ministerio midió el nivel de castellano en todas las comunidades mediante una evaluación general. Cataluña, la comunidad siempre en discordia, sacó mejor nota que la media.

Baleares, de nuevo, quedó a la cola. Aquí hay otro factor a tener en cuenta: la inmersión en las islas ha sido menos intensa y consistente que en Cataluña, afectando de forma más lateral a los estudiantes.

¿Por qué? El fenómeno quizá sea más sencillo: Montoro habla peor español porque no lo practica ni en casa ni en su entorno. Su pueblo, Sant Llorenç es mayoritariamente catalanoparlante. Montoro come en mallorquín, compra en mallorquín, juega en mallorquín y discute en mallorquín. Nada de esto le impide conocer la lengua española (que comprende a la perfección), más allá de ciertos dejes o del acento.

Realidad. Es algo relativamente común en España. Alrededor del 19% de los españoles utiliza una lengua distinta al castellano en el hogar y en su día a día. Sucede en Sant Llorenç, en los valles más remotos del País Vasco, en numerosas comarcas catalanas o en el interior de Galicia y hasta en Asturias. En muchas ocasiones la lengua local se entremezcla con el castellano, en una convivencia mixta y mestiza.

Se trata de un hecho excepcional en Europa, donde predominan estados nación homogéneos en lo lingüístico. Pero también de un vestigio del continente que fue, cuando la lengua no era el principal factor identitario.

Imagen: La Resistencia

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