Los medios llevan años publicando noticias exageradas sobre el valor de monedas comunes y corrientes
Abres un viejo cajón en casa de tus abuelos y te topas con varios puñados de monedas de peseta. "Lo guardamos por si acaso", explica ufano tu abuelo, celoso ante la posibilidad (no tan remota, al fin y al cabo) de que el euro volara por los aires y tuviéramos que recurrir a la peseta de nuevo. Buscas en Internet cuánto pueden valer esas pesetas y te topas con este artículo. Hasta 20.000 euros la unidad.
Un Dorado particular.
Historias así llevan años corriendo como la pólvora en los medios de comunicación. En ellas se explican varias cosas. Por un lado, que aún quedan más de 200.000 millones de pesetas sin canjear por el Banco de España aguardando en los cajones de las familias españolas. Por otro, que cosas tan comunes y elementales hasta hace como las monedas de 100 o 25 pesetas pueden representar un interesante pellizco de hasta 400 euros.
Si valieran eso todos podríamos ser millonarios
"50 euros por una moneda de duro parece un buen trato, ¿no?".
Sí, pero las cifras relatadas en los textos son a menudo exageradas. Si bien sí quedan alrededor de 1.600 millones de euros por canjear, según los informes del Banco de España, el amplio número de monedas y billetes repartidos por las casas españolas indica que, por mera lógica de oferta y demanda, su valor real dentro del mercado coleccionista no es demasiado alto. Dicho de otro modo: si te quedan pesetas en casa, no valen nada.
El mito ha llegado a tal punto que Adolfo Ruiz Calleja, el autor de uno de los blogs dedicados a la numismática más populares en lengua castellana, tiene una larga entrada explicando las razones por las que no, tus pesetas no tienen demasiado valor. Y no los tienen por diversos motivos: el principal, son demasiado recientes y comunes.
El mundo de la numismática es tan fascinante como complejo, y sólo una profunda inmersión en sus densos océanos permite un conocimiento exhaustivo de la realidad de cada moneda. Pero el caso de las pesetas es sencillo: hay muchas porque estuvieron en circulación hasta hace apenas década y media, y además no estaban hechas ni de oro ni de plata (no tras la II República). Sucede lo mismo con el resto de monedas españolas (o de cualquier otro país) del siglo XX: las de uso corriente tienen valor histórico, pero no real.
La noticia viral se basa en varios catálogos que circulan por la red y que, como el propio Ruiz Calleja explica en otra entrada, tienen interés desde el punto de vista informativo (para saber identificar una moneda correctamente, por ejemplo), pero no valorativo (es decir, no son útiles a la hora de tasar el valor de un ejemplar).
Tener una moneda muy valiosa es muy, muy raro
¿Por qué? Por lo extremadamente complejo de la tasación de monedas. Desde su adecuada identificación (la parte sencilla: puedes obtener ayuda en foros como este) hasta aspectos indetectables para el ojo no experto como las valoraciones técnicas y el estado de conservación, además de cuestiones intangibles como la identidad del vendedor (el prestigio y la credibilidad cotizan al alza en circuitos de coleccionistas). Todo ello hace que el precio de un objeto cualquiera esté sometido a una alta volatilidad.
Lo complejo de los criterios anteriores es una pista: conseguir una moneda que se pague a miles de euros es bastante excepcional, y es improbable que un ciudadano a pie no diestro en el mundo de la numismática siquiera sea consciente de su mera existencia. Son objetos extraños y circulan en universos muy especializados, no en el cajón de tu abuelo.
Las noticias sobre supuestas monedas valiosas llevan años alertando a otros expertos de numismática, como la Asociación Española de Numismáticos Profesionales. Fundamentalmente por su capacidad para el engaño: de la mano de Rubén Pulido, experto numismático, en Ok Diario ajustaron al precio real las asunciones del artículo original. Resultado: en el mejor de los casos, el ya célebre listado de monedas que te pueden hacer millonarios vale la mitad. Lejos de los 20.000 euros del titular y, en general, lejos de las expectativas.
Coleccionar monedas es bonito, es difícil e introducirse en el universo de la numismática requiere de experiencia y paciencia. En el mejor de los casos, tus monedas valen lo que la plata o el níquel valgan en el momento en que desees venderlas. Pero es harto improbable que te hagas millonario con el "por si acaso" de tus abuelos.
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Imagen | Commons
*Una versión anterior de este artículo fue publicada en abril de 2017
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