Hay personas que no aceptan lo diferente. Más que eso, no lo respetan. Por suerte o por desgracia, las redes sociales conforman un potente altavoz ante todo lo que se mueve por el mundo y que puede ejercer de estandarte contra la injusticia. Natalie Hage, modelo XL, ha decidido compartir con medio mundo su desagradable experiencia con un hombre en el avión que la llevaba a Los Ángeles.
Fue lo suficientemente valiente como para enfrentarse al odio en un espacio tan reducido y visibilizar el rechazo que aún gira en torno a las mujeres que no se ajustan a los cánones de belleza impuestos. De la Venus de Willendorf a Kate Moss se abre ante nosotros la historia de la humanidad en cuanto a lo que consideramos aceptable y lo que no. Un camino de vergüenza, pero también de muchos logros.
El mal vuelo de Natalie Hage
Natalie, una influencer y modelo curvy, viajaba hacia Los Ángeles con la mala suerte de compartir espacio con un hombre, según parece llamado Eric, al que le incomodó hasta el extremo tener que viajar junto a ella. Según describe en su cuenta de Instagram, el hombre comenzó a resoplar y a ajustar su asiento.
Tras intercambiar desagradables mensajes por el móvil contra su persona, Natalie decidió enfrentarse a tal dosis de crueldad recriminándole su actitud. Le explicó que su intención no era la de incomodar a nadie, que había pagado 70 dólares de más por un asiento con más espacio y que en ningún momento estaba invadiendo su sitio, cosa que él si estaba haciendo.
¿Lo mejor de todo? El hombre acaba pidiendo disculpas e incluso invitándola a cenar por las molestias. "¿Qué clase de interacción ha sido esta?" se pregunta confundida Natalie. El vídeo en cuestión ha alcanzado el millón y medio de reproducciones en Facebook y rápidamente se ha viralizado.
Esta es la prueba de los comentarios hirientes (y de la postura manspreading, ya sea dicho de paso) de su compañero de viaje.
La lucha de las modelos curvy
“Esto es el día a día de una persona gorda, no solo en el avión. En el autobús, haciendo cola en una tienda, en un concierto, en internet”, afirma Natalie. "Tú puedes estar ocupando únicamente tu espacio, sin molestar a nadie, y la gente te seguirá jodiendo e intentará hacerte daño... Solo siento una mezcla de rabia y tristeza”, concluye en su Facebook.
Pese a la generalización de las modelos XL, existe un extendido sentimiento de "gordofobia" (y en general de fobia a todo lo que difiere de lo socialamente establecido). Natalie no es la única modelo de tallas grandes que defiende su cuerpo. Modelos como la australiana Justine Legault con una 44 o la Candice Huffine con su 48 representan una visión disruptora de lo que entendemos por "belleza".
Para empezar, ¿qué consideramos una chica curvy? Por desgracia, Calvin Klein parece que no captó lo que "talla grande" implica, y plantó el año pasado a una espectacular Myla Dalbesio, con una talla 40, en su campaña plus size. No. Esta chica no es XL.
It's disgusting that people view Myla Dalbesio as a 'plus size model' at a size 10 she is far from it pic.twitter.com/GxAJmVTpMi
— Ellie (@elliemcvann) 22 de junio de 2016
A partir de aquí podemos hablar del supuesto tinte "inclusivo" de las grandes firmas para anunciar a bombo y platillo lo abiertos de mente que son y la diversidad de sus campañas. Pero este boicot no podría ser posible sin la censura de los medios, que eligen qué cuerpos pueden ser ofensivos y qué campañas dilapidar. Recordemos aquella de 2016 de la marca Lane Bryant, protagonizada por Ashley Graham. La modelo, de 27 años, tiene 1,75 de altura y unas medidas 96-96-115. La NBC y ABC se negaron a transmitir el spot por normas publicitarias.
Aquí nos topamos con el debate de hasta qué punto es aceptable la diversidad y las curvas. Hasta una talla 40 parece que las curvas están aceptadas y se pueden usar como reclamo. Ir más allá supone una transgresión. Y si no que se lo digan a Tess Munster, una modelo estadounidense de tallas grandes que trata de normalizar su imagen a través de su trabajo. Lidera además la campaña @effyourbeautystandards (fuera los cánones de belleza) a través de su perfil de Instagram, creado por ella en 2013.
Tess Munster pesa 120 kilos, mide 1,65 cm de estatura y lleva vestidos de la talla 54, de esos tan difíciles de encontrar en las cadenas de tiendas al uso. Y se ha convertido en toda una gurú de la moda.
Candice Huffine, por su parte, se convirtió en la primera modelo estadounidense con curvas en posar para el mítico Calendario Pirelli en 2015. El mes de abril.
Tras la lucha por la visibilización y contra el acoso se encuentran otras dos modelos australianas de tallas muy dispares, pero con un claro mensaje: la salud y la felicidad están antes que la talla. Kate Wasley y Georgia Gibbs han sufrido durante años todo tipo de críticas por sus cuerpos, en un caso por ser "demasiado delgada" (talla 36) y en el extremo opuesto por ser "demasiado gorda" (talla 44).
Si echamos la vista atrás pensaremos: "¿Qué fue de la belleza basada en la palidez y las chicas rollizas renacentistas? Ahora los cuerpos se muestran tostados, hasta rozar la tanorexia, delgados y alejados de cualquier atisbo de la Venus de Willendorf, el Nacimiento de Venus de Boticelli o las mujeres flamencas de Jan van Eyck, con sus largos cabellos y sus redondeadas y pálidas caras.
Sea el canon que sea el que prevalezca, lo único que importa es la sororidad. ¡Que viva la sororidad!