"Estamos [ganando] a lo GRANDE, pero los otros están tratando de ROBAR estas elecciones. Nunca les dejaremos hacerlo. ¡No se pueden contar votos después de que se cierren las urnas!”.
Ha sido uno de los grandes temas tratados en estos últimos meses, especialmente desde la prensa liberal, donde día sí día también se anticipaba una alta probabilidad de que Donald Trump no aceptase unos resultados electorales desfavorables por culpa del voto por correo, no sin que el presidente y su gabinete diesen pistas de que iban a actuar en este sentido (signifique lo que signifique “actuar” aquí).
El voto por correo derivado de la crisis del coronavirus y la polarización política han provocado que los estadounidenses se estén embarcando de pleno en ese escenario, uno en el que no se conozca quién ha sido el ganador hasta que se terminen unos recuentos que pueden llevar horas o semanas, y el republicano ya está deslizando en sus potentes redes públicas mensajes que para los más aprensivos son una afrenta antidemocrática y para los defensores del candidato son una manifestación de la libertad de expresión si no algo más, el destape de una red demócrata corrupta.
Ahora imagina que tú fueras el señor Twitter o el señor Facebook: ¿qué harías con estos mensajes?
El mensaje citado arriba se publicó a las pocas horas de que se cerrasen los puestos electorales. Primero lo lanzó con una errata, “poles” (postes) en lugar de "polls" (urnas). El presidente borró el comentario mal escrito y en cuestión de minutos subió la versión corregida.
Una vez empezó a circular, Twitter no censuró el mensaje, pero sí impidió que su contenido se desplegase por defecto, sólo accesible si pinchabas en él, y colocó una gigantesca etiqueta de advertencia dentro del tuit que decía: “parte del contenido de este tweet es disputable y podría ser engañoso sobre algún proceso electoral o cívico”. Permitió el retuit, pero no el like o el comentario.
Al poco tiempo en Facebook, donde Trump había subido ese mismo post, los de Zuckerberg también se sumaron al aviso a sus usuarios. Colocaron una etiqueta de advertencia menos tajante (“los resultados finales de las elecciones pueden ser diferentes de los recuentos de voto iniciales, ya que este proceso continuará durante días o semanas”) junto con un enlace a más información sobre el proceso electoral estadounidense. Facebook sí permitía comentarios, republicaciones, etc.
Ambas plataformas ya habían decidido censurar o coartar previamente los mensajes del presidente, cogiendo Twitter la delantera en todas las ocasiones y siendo más combatiente contra sus desinformaciones. Como vimos, Facebook estuvo hasta hace dos días decantado del lado de la equidistancia y la apuesta por que sea el usuario el que decida qué es cierto y qué no, pero hace algo menos de un mes la red social dio señales de que moderaría mensajes engañosos estas elecciones.
Es muy factible que ambas redes tengan que seguir lidiando con mensajes en la misma onda en los próximos días. Esta misma noche han circulado los correos enviados por la campaña de Trump en los que exhortan a los lectores a que piensen que el “estado profundo” y los “demócratas” van a “tratar de robar y manipular” las elecciones, y llaman a su electorado a “luchar” contra ello.
En su último mensaje electoral, retransmitido y emitido por casi todas las cadenas de televisión del país, Trump también se ha declarado ganador de forma prematura y ha dicho que están ante “un fraude gigantesco de la nación”, dando a entender que los demócratas están añadiendo votos ilegítimos y pidiendo al Tribunal Supremo que se detengan los recuentos.
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