Mareterra es un nuevo barrio de seis hectáreas en las que el metro cuadrado llega a 120.000 euros
Sus impulsores insisten en el enfoque ambiental del proyecto, que se presenta como "ecodistrito"
Mónaco ha dado un estirón. Literalmente. Uno que le ha permitido crecer alrededor de un 3%. Y lo ha hecho de la única forma que puede crecer este microestado europeo, la segunda nación más diminuta del planeta: arrebatándole superficie a las aguas del mar Mediterráneo, algo que ya hizo hace décadas y acaba de repetir con la construcción de un nuevo "ecodistrito" de seis hectáreas, parques, paseos, villas y apartamentos que ha tomado forma con una apabullante inversión de unos 2.000 millones de euros.
Si hablamos de cifras, lo más sorprendente del proyecto, bautizado como "Mareterrea", no es sin embargo su superficie ni su coste. El distrito está consagrado al lujo hasta tal punto que se calcula que cada metro cuadrado residencial llega a 120.000 euros.
Un microestado menos "micro". Si dejamos fuera de la ecuación aventuras como la de Sealando Liberland, Mónaco es una de las micronaciones más diminutas del planeta. En las listas de estados de menor tamaño solo hay una que lo aventaja: el Vaticano. La ciudad-estado mediterránea tiene una extensión de alrededor de 2,02 km2 extendidos a lo largo de una franja costera de 4.100 m de largo y en ella viven poco más de 39.000 personas, en su mayoría (siete de cada diez, según algunos cálculos) millonarios.
Desde hace unas semanas el microestado de Mónaco es sin embargo algo menos "micro". Sencillamente la nación ha dado un pequeño estirón hacia el único lugar que puede: las aguas del Mediterráneo, a las que ya había ganado superficie en otras ocasiones y a las que acaba de dar un nuevo "mordisco" con uno de los proyectos urbanísticos más fascinantes de las últimas décadas, un distrito consagrado al gran lujo y bautizado Mareterra.
Seis hectáreas y 2.000 millones. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando de proyectos urbanísticos se trata lo que realmente ayuda a entender su alcance son las cifras. Y las de Mareterra resultan elocuentes.
El nuevo distrito alcanza una superficie de seis hectáreas, una superficie ganada al mar para levantar más de un centenar de apartamentos, una decena de casa y cuatro villas de lujo, un puerto deportivo, paseo marítimo, zonas comerciales, carriles bici, senderos, puentes, un parque y cientos de árboles. La otra cifra que habla por sí sola es el presupuesto: darle forma movilizó 2.000 millones de euros.
No apto para todos los bolsillos. Mónaco no es un microestado cualquiera. Y no solo por su tamaño. La nación destaca también a nivel mundial por su concentración de fortunas. Un estudio de la firma inmobiliaria Knight Frank estima de hecho que casi el 70% de su población está compuesta por millonarios. Mareterra es un reflejo claro de esa exclusividad.
Alrededor de la mitad de su superficie es de acceso público y cuenta con servicios como parques y áreas comerciales, pero eso no significa que sus nuevas villas y apartamentos estén al alcance de todos los bolsillos.
100.000 euros/m2. Aunque no han trascendido los precios de sus propiedades, la CNN recogía hace poco la estimación de una firma inmobiliaria que calculaba que el metro cuadrado del distrito de Mareterra puede alcanzar perfectamente los 100.000 euros. ¿Mucho? Alexander Kraft, de Sotheby´s International Realty, confesaba en noviembre a The Financial Times que no le sorprendería que el precio fuese mayor y llegase a 120.000 euros/m2.
A pesar de esos valores, que pulverizan las marcas de otros puntos exclusivos del mapa inmobiliario mundial, como Hong Kong o Singapur, el diario aseguraba que se habían vendido todas las propiedades.
Un proyecto con solera. Mareterra ha sido noticia en las últimas semanas porque acaba de concluir, pero en realidad su historia se remonta a hace más de una década.
El proyecto se presentó como tal a comienzos de 2013 y desde entonces, y a pesar de la pandemia declarada hace unos años, ha logrado avanzar a buen ritmo: en 2015 logró el visto bueno de las autoridades, en 2017 arrancó el dragado de sedimentos y retirada de escolleras, en 2019 estaba lista la estructura marítima y a finales de 2020 empezaba a tomar forma ya uno de sus inmuebles más icónicos del distrito, el exclusivísimo edificio residencial Le Renzo, del arquitecto Renzo Piano.
Buen ritmo, grandes nombres. Desde entonces el cronograma del proyecto, recogido en su web oficial, detalla cómo los trabajos han seguido avanzando a un paso razonable: en julio de 2023 podía apreciarse ya sobre el terreno el aspecto final del nuevo distrito, a finales de ese mismo año empezaron a plantarse árboles y a finales de 2024 se entregó el nuevo añadido a la geografía monegasca, con la inauguración formal a cargo del príncipe Alberto II de Mónaco.
En la iniciativa han participado algunos grandes nombres de la arquitectura mundial, además de Renzo, como Norman Foster o Tadao Ando. En general Mareterra salió adelante financiado con fondos privados, aunque la CNN precisa que dejará pingües beneficios a las arcas del microestado, que se embolsará un impuesto por las ventas.
Lujoso… ¿Y verde? Mareterra no solo se ha ganado la etiqueta de distrito de lujo. En los artículos que hablan del proyecto no es extraño ver el término "ecodistrito", un calificativo que sus impulsores han querido ganarse conscientes del impacto del nuevo desarrollo en pleno litoral mediterráneo.
Además de instalar un sistema de enormes cajones de hormigón y movilizar 750.000 toneladas métricas de arena para crear un cinturón de relleno y dar forma a Mareterra, los promotores reivindican que han tomado medidas para "minimizar el impacto en el ecosistema natural".
¿Y cómo lo han hecho? Con ese propósito antes de instalar los cajones se trasladó fauna y flora, replantando incluso una "parcela" de más de 500 m2 de posidonia, una planta acuática que contribuye a la salud del ecosistema. En su web los promotores explican cómo se crearon arrecifes artificiales, entre otras medidas encaminadas precisamente a favorecer la colonización del nuevo litoral, o se adoptaron medidas para "reducir el impacto de las obras".
En general y más allá del lecho marino, aseguran que se han plantado casi un millar de árboles y Mareterra está pensada para aprovechar el 50% del agua de lluvia, incorporar 200 sistemas de recarga para vehículos eléctricos, bombas de calor y acoger una amplia superficie de 9.000 metros cuadrados de paneles solares.
Cuestión de dinero… y experiencia. No es la primera vez que Mónaco se expande hacia el mar. El microestado se ha visto condicionado por su geografía, pero se las ha apañado para que eso no limite su crecimiento.
Se calcula que más de una cuarta parte del Principado la conforman terrenos ganados al mar, sobre todo impulsados durante la segunda mitad del siglo XX, entre las décadas de 1960 y 1970, que fue cuando se impulsaron los distrito de Larvotto, con 23 hectáreas, y Fontvieille, que se completó en 2021 con un paseo marítimo diseñado también por Renzo.
Mareterra no es de hecho el único proyecto reciente para expandir Mónaco, que en la primera década del siglo XXI ya abandonó una propuesta precisamente por los recelos sobre su impacto ambiental.
Imágenes | Mareterra
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