Una versión anterior de este artículo se publicó en 2017.
Pasear por una clase de Primaria hace diez o quince años era toparse irremediablemente con un estuche de lápices Alpino. De tanto en cuanto, un compañero acumulaba colores y colores ordenados de forma metódica bajo una pequeña carcasa metálica sobre la que se desplegaba un paisaje fascinante: una cadena de montañas al fondo, un bosque, llanuras verdes y un simpático ciervo corriendo hacia nosotros.
Todo eso y una señal de 10 kilómetros en forma de flecha.
¿Qué era aquello, en realidad? La pregunta pudo atormentar el recuerdo de muchos precoces estudiantes en su día, dado lo misterioso del montaje. ¿Qué quería decirnos Alpino con aquella flecha dirigida hacia los Alpes? ¿Qué significaban sus 10.000 metros? ¿El camino a la esperanza, la extensión de sus dominios, lo recorrido por el ciervo de marras?
Era cuestión de tiempo que el asunto, pura carne de nostalgia, llegara a las redes sociales tras haber dado varias vueltas por los rincones más oscuros de la red. ¿Respuesta rápida? Al parecer, y debemos insistir en el aspecto condicional y supositorio de esto, los 10 kilómetros son los que puedes dibujar con un sólo lápiz alpino antes de que se termine. Y la flecha indica dónde están los Alpes, a los que llegas tras esos 10 kilómetros. Nonsese puro, pero así es la imaginación humana.
Si parece un tanto surrealista es porque la empresa, en realidad, no tiene explicación oficial en ninguna de sus páginas oficiales. Desde Magnet hemos intentado ponernos en contacto con ellos para aclarar tan magno misterio, pero no hemos recibido respuesta. No se trata de la única teoría troll que circula alrededor de la dichosa flecha de los diez kilómetros.
En una fecha tan temprana (en redes-sociales-era) como 2008, aquí diversos usuarios bromeaban acerca de su significado en términos a cada cual más bestia.
Breve glosario:
- Los 10 km indican la velocidad que necesitas para matar al ciervo si lo atropellas.
- Lo que mide el ciervo.
- Los kilómetros cuadrados de bosque que talan con cada estuche.
- ¿Qué sentido tendría llamarse "Alpino" cuando la madera es de cedro? Pregunta aleatoria.
- Porque el pino más cercano está a 10 kilómetros.
- La velocidad máxima que alcanza el ciervo por esa pradera.
- Es lo que mide la fábrica Alpino.
- Porque el ciervo camina hacia el pueblo "Alpino" que está a 10 kilómetros desde donde se ha colocado la señal-lápiz.
- Es lo que miden los árboles que cortan para hacer los lápices.
Y así durante otro montón de rato más.
En fin, lo dramático del asunto es que hay gente genuinamente interesada en la materia a la que Internet, mente colmena, sólo le devuelve vaciladas y chanzas en diversos formatos. El año pasado otro tuit se hizo relativamente viral al caso de la señal-flecha: "¿Hacia dónde mierda indicaba el lápiz rojo de las cajas de Alpino que marcaba 10 km a la izquierda? ¿Lapicerito Town? ¿Quizá algo suizo?":
Lo más probable es que sea lo que dura el lápiz
Abramos las compuertas de nuestra percepción y entremos en el maravilloso universo del lapicero, medidas, hitos y curiosidades variadas. Lección número uno: resulta que la medida de cualquier objeto de este tipo sí se mide en kilómetros, o lo que es lo mismo, en su duración estimada. Según Discover Magazine, el lápiz medio puede llegar hasta los 35 kilometrazos.
Aunque el asunto es vigorosamente discutido en los comentarios (un señor opina que de ser cierto el dato, unas 45.000 palabras, cada palabra tendría que tener un metro aproximado de grafito), la cifra no debe parecer demasiado extravagante. En diversas campañas promocionales, los bolígrafos Bic han presumido de alargarse hasta los ocho kilómetros, y Wikipedia, sin referencias que acrediten la pomposa afirmación, afirma que un HB puede durar hasta más de 50 kilómetros.
Así que sí: parece probable que los 10 kilómetros incrustados en la ilustración del estuche hagan referencia a la longitud de la línea que podrías dibujar si te diera por medir la duración de un lapicero Alpino en vez de utilizarlo para cosas más productivas. Pero no es el único debate guay sobre Alpino.
Hace unos años, el divulgador y metereólogo José Miguel Viñas lanzaba otra conversación en Twitter sobre la ilustración del estuiche de turno, aunque no sobre el misterio de los 10 kilómetros sino sobre la evolución gráfica de Alpino desde los años setenta hasta nuestros días. ¿El asunto de fondo? Hasta qué punto o no el cambio climático había afectado al diseño de la célebre cajita.
Por más que se tratara de una feliz casualidad y de una pequeña broma lanzada por Viñas, el asunto se marchó hasta los 5.700 retuits y espoleó toda suerte de teorías entre lo real y lo divertido. La cosa rotaba en torno a la transformación del entorno del ciervito. Si en 1970 estaba plagado de bosques y había un montón de glaciares cayendo de los picos alpinos, medio siglo después un pueblo (la influencia humana) se había cargado el bosque y no había rastro de nieve en las cumbres.
¿Una metáfora realizada a propósito por Alpino para cuadrar mejor el mundo real de los niños del futuro, uno en el que el hielo de las montañas se derrite a marchas aceleradas y en el que las temperaturas van en aumento (aunque los bosques alpinos hayan crecido, huelga decir) o meras teorías locas a raíz de un cambio de diseño encaminado a ser más divertido y menos soso? Sea como fuere, aquí estamos, charlando sobre la materia.
Nadie puede negar al ilustrador de Alpino que es un genio del márketing.
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