Este libro es una oda evidente a la misandria ( = el odio a los hombres) tanto por el sumario que tiene en la página web como por su título. ¡Quiero recordarle que la incitación al odio basada en el sexo es una ofensa criminal! Por tanto, le pido que retire el libro de su catálogo so pena de ser recibir una acusación penal.
Este fue el correo con dirección del Ministerio de Igualdad francés que recibió la minúscula editorial cooperativa gala Monstrograph semanas después de haber lanzado “Odio a los hombres”, del que se había venido ya una primera remesa de un puñado de ejemplares.
¿Un intento de censura institucional? Sólo en apariencia. Después de que un medio periodístico se hiciera eco del suceso y pidiese explicaciones al Ministerio, sus representantes respondieron que el mensaje había sido enviado por Ralph Zurmély, un funcionario de su estructura. Así, afirmando que Zurmély había actuado por iniciativa propia, el Ministerio se desentendía de la polémica y negaba que fuese a perseguir los hechos. Según desveló la prensa, el asesor no había leído el contenido del libro, y el Ministerio terminó concluyendo que, aunque su título era “provocativo”, difícilmente constituía una verdadera oda a la misandria, ya que carecía de llamamientos a la violencia contra el colectivo.
Cultura de la cancelación: la repuesta de la editorial y de su autora, la joven escritora Pauline Harmange, fue la de denunciar que estaban sufriendo una injusta persecución, un intento de silenciar su voz desproporcionado. No les costó recurrir a ejemplos clásicos de la historia de la literatura, mundial o nacional, en los que escritores varones han incitado al odio y menospreciado a la mujer en sus páginas y que se siguen imprimiendo y vendiendo sin problemas. A algunos, como a Baudelaire o el contemporáneo Houllebecq, se los venera y promueve desde las instituciones para leer en las aulas.
El efecto Streisand: también, y como nos podemos imaginar, el revuelo ha ayudado a que una suerte de fanzine local de 80 páginas que pretendía circular entre un puñado de conocidos y convencidos de la causa haya logrado, gracias a la publicidad gratuita, que se impriman ya más de dos tiradas extra, un total de 2.500 copias.
“Odio a los hombres” es un estudio sobre si las mujeres, especialmente las heterosexuales, tienen o no razones para odiar de pleno a este colectivo. No tiene nada de novedoso o revolucionario, se trata de un tema en absoluto ajeno a la literatura feminista desde hace décadas, con ramas dentro de su movimiento que defienden que, dado el enorme protagonismo masculino dentro de todas las violencias, más especialmente en las sexuales, tal vez sería mejor cortar todo tipo de contactos con este grupo por lo sano.
El influyente SCUM Manifesto de 1967 se subtitula “por la eliminación de los hombres” y considera a la mitad de la población “un error orgánico ,[…] lisiados emocionales”, entre otras lindezas. Hay cero problemas para comprar alguna de las muchas ediciones de este manifiesto traducido al francés dentro del país.
También hemos hablado de la existencia de movimientos por el lesbianismo político que reivindican una erradicación del varón en la cotidianeidad emocional femenina.
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