La democracia está en problemas, a pesar de los levantamientos populares y de los movimientos sociales dinámicos que se están produciendo en el Líbano, Hong Kong y por toda Europa y América Latina.
Los expertos afirman que los países de todo el mundo están experimentando un aumento de gobiernos autocráticos con una disminución en los ideales y prácticas democráticas. Un gobierno autocrático, también conocido como autoritarismo, se produce cuando un líder o un partido político tiene el poder completo para gobernar un país y su pueblo.
El año 2008 fue cuando la democracia alcanzó su mejor momento, según Freedom House, un destacado grupo de defensa de la democracia. Fue entonces cuando el mundo tuvo el porcentaje más alto de países totalmente "libres", con un 46,1%.
Este porcentaje se ha visto reducido hasta un 44,1% en 2018, aunque la democracia total o la democracia parcial siguen siendo la forma de gobierno más común.
Las definiciones de democracia varían, aunque en principio todos los ciudadanos en una democracia tienen la posibilidad de votar en las elecciones, que deben ser libres y justas. Los medios de comunicación independientes, la libertad de expresión y de reunión y el estado de derecho figuran en la mayoría de las percepciones contemporáneas de lo que es una democracia.
La disminución de la democracia es más notable en las regiones con la mayor concentración de democracias del mundo: Europa, América del Norte y América Latina.
A modo de ejemplo, Estados Unidos fue clasificado en 2018 como una "democracia defectuosa", cayendo del puesto 21 al 25 en un ranking de 167 países y territorios.
En los viejos tiempos, los autócratas solían llegar al poder o lo conservaban mediante golpes militares y violentas medidas represivas, mientras que ahora el cambio de la democracia a la autocracia es más lento y menos obvio.
Aunque el control de las fuerzas de seguridad sigue siendo esencial en el manual de instrucciones autocrático, las tácticas abiertamente agresivas ya no lo son.
El top 10 de las medidas autocráticas
He pasado más de 15 años trabajando con las Naciones Unidas como asesor para gobiernos y defensores de la democracia sobre cómo fortalecer el estado de derecho, los derechos humanos y la forma de gobierno democrática. Ahora trabajo como profesor universitario en derecho internacional.
He aprendido que los líderes de hoy en día que tienen tendencias autoritarias no están interesados simplemente en el uso de la fuerza bruta para llegar al poder.
Son más inteligentes y resistentes, pudiendo adaptar sus métodos para tener en cuenta los últimos desarrollos, como las tecnologías modernas y la economía globalizada.
Estas son algunas de las tácticas más modernas que utilizan los aspirantes a autócratas.
1. Extiende el poder ejecutivo
El pilar del autoritarismo de hoy en día reside en el fortalecimiento de su poder y, al mismo tiempo, en el debilitamiento de las instituciones gubernamentales, como los parlamentos y el poder judicial que se encargan de garantizar el control y el equilibrio de poderes.
La clave es utilizar medidas legales que en última instancia den legitimidad democrática a la toma de poder. Entre las formas extremas de este tipo de prácticas se incluyen la abolición de los límites de duración del mandato presidencial (lo que se hizo en China) y las reformas constitucionales regresivas para ampliar el poder presidencial (como en el caso de Turquía).
2. Reprime la disidencia y los esfuerzos de los ciudadanos para exigir responsabilidades al gobiernos
La restricciones de financiación y otras limitaciones burocráticas restringen la capacidad de la población para exigir responsabilidades a los que están en el poder. Más de 50 países han aprobado leyes que reprimen a los ciudadanos y es algo que también ha ocurrido en varias democracias donde se producen con frecuencia limitaciones de los permisos para protestar públicamente, la detención de manifestantes y el uso excesivo de la fuerza para disolver manifestaciones.
3. Hazte con el apoyo de las élites y, si necesario, demonízalas
El crecimiento económico y la prosperidad son fundamentales para retener el apoyo a los líderes autocráticos de las élites o de las oligarquías. Ya sea a través de empresas estatales, conglomerados de medios de comunicación o conexiones más sofisticadas entre gobiernos y corporaciones de libre mercado, el dinero y la política, algo que se traduce en favores gubernamentales para los ricos, puede ser una bomba para la democracia.
Irónicamente, la indignación popular con la corrupción de las élites es tan alta que los populistas autocráticos modernos, como el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, incluso han llegado al poder gracias a promesas anticorrupción.
4. Haz llamamientos al populismo y al nacionalismo
La mayoría de los aspirantes a líderes autocráticos de hoy en día explotan las tensiones existentes en las sociedades complejas para consolidar el apoyo de la población.
En muchos lugares, el miedo a los inmigrantes y a los refugiados ha alimentado el resurgimiento del nacionalismo, lo que ha llevado a medidas como el Brexit del Reino Unido. En la India, en nacionalismo de base religiosa ha mantenido en el poder a su primer ministro Narendra Modi.
También es común culpar a las fuerzas externas de los problemas de un país, como la demonización que hizo el líder húngaro Viktor Orban de George Soros, un filántropo nacido en Hungría que apoya el fortalecimiento de la democracia.
5. Controla la información en casa y desinforma en el extranjero
Aunque la propaganda y los medios de comunicación estatales no son algo nuevo, el control de las tecnologías modernas y de la información se ha convertido en un campo de batalla clave.
China ha desarrollado tecnologías muy sofisticadas para censurar y prevenir la circulación de información no deseada y para rastrear a las personas en la sociedad.
Rusia está a la vanguardia en cuanto al control de los medios de comunicación estatales en su país, mientras que desinforma en el exterior. Muchos otros países más pequeños han utilizado apagones de Internet para bloquear la organización y la comunicación de los movimientos sociales.
6. Debilita a la oposición
Perjudicar a los partidos de la oposición, sin destruirlos del todo, se ha convertido en algo esencial. Infiltrarse en los partidos, aislar a sus miembros y utilizar tácticas amenazantes son algunas de las posibles acciones a seguir en el manual de los autócratas, algo que sirve para retener la visión de que existe una seudo competencia política
7. Manipulación de las elecciones en secreto
La mayoría de las veces han quedado atrás los días de la manipulación y compra de votos como una vía hacia el poder. Los aspirantes a autócratas han encontrado formas más inteligentes de inclinar el campo de juego a su favor. Estas nuevas tácticas incluyen obstaculizar el acceso a los medios de comunicación, el gerrymandering, cambiar las reglas de elección y elegibilidad de los votantes y colocar aliados en las comisiones electorales.
Ha llovido mucho desde los días de la manipulación y la compra de votos como vía para llegar al poder. Los aspirantes a autócratas han encontrado formas más inteligentes de inclinar la balanza a su favor. Entre estas nuevas tácticas se incluye obstaculizar el acceso a los medios de comunicación, el gerrymandering, cambiar las reglas de las elecciones y el censo electoral y colocar aliados en las comisiones electorales.
8. Juega la carta de una emergencia
Algunos líderes autocráticos continúan utilizando tácticas de mano dura tradicionales, como declarar el estado de emergencia, para permitir que siga la represión.
Desde el 2001, la amenaza de terrorismo o de crimen organizado ha jugado a favor del autoritarismo. La guerra antidroga del presidente Rodrigo Duterte, que parece haber tenido como resultado miles de muertes en Filipinas, es un buen ejemplo.
Por ejemplo, desde el intento de golpe de estado de 2016 hasta bien entrado 2018, Turquía se encontraba en estado de emergencia, lo que le permitió al presidente Recep Tayyip Erdogan encarcelar y perseguir a profesores universitarios, oficiales del gobierno, medios de comunicación y defensores de los derechos humanos.
9. Extiende tu modelo y tu campo de influencia
Los líderes autocráticos de hoy en día no se guardan sus secretos.
Gracias a la escena internacional y su creciente capacidad económica, países como China están aumentando su campo de influencia a través de iniciativas de inversión como la Iniciativa de Inversión del Cinturón y Ruta de la Seda para construir infraestructuras por todo Asia y Europa. Están contratando consultores profesionales para asesorar y hacer lobby en capitales extranjeros a favor de políticas para reforzar su poder.
10. Aprende y comparte
Caracterizado como "aprendizaje autocrático" por los académicos del mundo universitario, autoridades nacionales de Rusia, China, Irán, Venezuela, Bielorrusia, Siria y otros lugares están desarrollando e intercambiando modelos para contener las amenazas de movimientos sociales y las llamadas "revoluciones de colores".
Las cumbres internacionales y los clubs intergubernamentales pueden proporcionar una plataforma para el intercambio de ideas. Por ejemplo, el primer ministro de Camboya, Hun Sen, ha conseguido el apoyo de gobiernos vecinos para ayudar a oprimir a la oposición a su favor utilizando la organización regional ASEAN. Los oficiales gubernamentales de Malasia recientemente bloquearon a miembros de la oposición de Camboya cuanto intentaban volver a su país a través de Malasia.
Dirección desconocida
Algunos expertos afirman que el mundo está en un "punto de inflexión" donde la disminución de la fe en la democracia impulsará el dominio de la autocracia a nivel mundial.
Los movimientos sociales actuales inspiran cierta esperanza de que la sociedad civil (un ingrediente clave para la democracia), aunque esté bajo presión, sigue luchando contra esta tendencia.
Sin embargo, el fortalecimiento de la democracia en todo el mundo resultará imposible si hasta las democracias más establecidas de hoy en día caen presas de las tácticas de los aspirantes a autócratas.
Autora: Shelley Inglis, directora ejecutiva del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Dayton, de la Universidad de Dayton.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.