Trottla es una compañía muy especial: se dedica a fabricar muñecas de aspecto infantil para pedófilos. Su objetivo es que aquellos que padecen pedofilia tengan algo con lo que darle salida a sus pulsiones sin que ningún niño sufra ningún tipo de abuso. Shin Takagi, fundador de Trottla, es un pedófilo confeso.
Asegura que nunca ha permitido que sus impulsos le dominaran, que jamás le ha puesto la mano encima a un menor, y en un intento por conciliar esa atracción por los niños con la firme convicción de que tienen que ser protegidos, creó Trottla. Actualmente lleva más de una década en funcionamiento, haciendo envíos de muñecas a clientes de todo el mundo desde Japón.
Trottla y sus clientes
Takagi está plenamente convencido de que sus productos le salvan la vida a muchos menores. Está acostumbrado a recibir cartas en las que muchos de sus clientes le agradecen su labor: “gracias a sus muñecas estoy evitando cometer crímenes”. Clientes que en algunos casos pueden ser doctores, profesores e incluso celebridades.
Según Takagi, el perfil de su clientela es principalmente el de un hombre que vive solo, aunque también hay mujeres que compran sus muñecas:
El sistema basado en el matrimonio ya no funciona. Si bien la mayoría de gente compra muñecas por motivos sexuales, esa situación cambia pronto para muchos de ellos. Empiezan a cepillarle el cabello a las muñecas o a vestirlas de forma distinta. Las clientas femeninas compran las muñecas para recordar el pasado o para reimaginar una infancia desafortunada. Muchas de ellas empiezan a pensar en las muñecas como si fueran sus propias hijas. Por eso nunca permito que me fotografíen. Quiero evitar que me vean como el padre de las muñecas.
La fábrica está situada en un lugar remoto, rodeada de árboles, pájaros, monos y jabalís. Es demasiado ruidosa para estar cerca de núcleos urbanos, y los materiales usados extremadamente inflamables. En ella se fabrican miles de muñecas sin nombre y con todo tipo de cuerpos, indumentarias y expresiones faciales para satisfacer las exigencias de los clientes.
"Estoy ayudando a la gente a expresar sus deseos legal y éticamente. No vale la pena vivir si tienes que hacerlo con un deseo reprimido"
Los expertos desconfían: ¿pueden provocar estas muñecas el efecto contrario?
Por el momento no existen estudios que confirmen si estas muñecas pueden ayudar a los pedófilos que nunca han cometido ningún delito contra menores, permitiéndoles aplacar sus instintos de forma inofensiva, o si, por el contrario, podrían reforzar los impulsos provocados por la pedofilia, con el temor de que alguno acabe abusando de un menor.
“Deberíamos aceptar que no hay forma de modificar los fetiches de las personas”, insiste Takagi en esta entrevista. “Estoy ayudando a la gente a expresar sus deseos legal y éticamente. No vale la pena vivir si tienes que hacerlo con un deseo reprimido”.
Michael Seto, de la Universidad de Toronto, contempla la posibilidad de que existan dos grupos de pedófilos:
Para algunos pedófilos, el acceso a pornografía artificial con menores o a muñecas sexuales con aspecto infantil podría ser una salida segura para sus impulsos sexuales, reduciendo la probabilidad de que busquen pornografía infantil o relaciones sexuales reales con menores. Para otros, disponer de estos sustitutos podría empeorar su sensación de frustración. De llevarse a cabo, sería un estudio muy importante.
Por otro lado existen iniciativas como el Proyecto de Prevención Dunkelfeld, en Alemania, donde se llevan a cabo sesiones de terapia para todos aquellos pedófilos que necesiten ayuda a la hora de canalizar sus impulsos sin cometer ningún delito con menores.
Dichas sesiones, que son totalmente confidenciales y gratuitas (el proyecto cuenta con financiación del Ministerio de Justicia y Familia del gobierno alemán), tienen un objetivo claro: analizar cada caso y establecer estrategias para que los pedófilos sean capaces de controlar su comportamiento y así evitar cualquier tipo de abuso sexual hacia menores.
