Murcia deja la última muestra de un problema aparentemente irresoluble para las ciudades: acertar con sus plantas

La capital murciana se engalanó hace meses con miles de plantas. Ahora es noticia por sus flores secas

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No importa en qué latitud estén, cómo de antiguas sean, si son más o menos populosas o quién las gobierne, la inmensa mayoría de las ciudades del mundo comparten una característica: les gusta sembrase de flores para verse bien. De cara a sus vecinos. Y de cara a los visitantes. El problema es que no todas aciertan al decidir cómo se engalanan. Murcia acaba de dejar un ejemplo magnífico.

Su caso nos habla de algo todavía más interesante: la falta de puntería de las ciudades al decidir qué especies plantan en sus jardineras y parques.

Engalanando la ciudad. Eso es lo que hizo Murcia a finales del invierno. Al igual que otros muchos, muchísimos municipios repartidos a lo largo y ancho del país, el Consistorio decidió adornar sus calles con un auténtico despliegue floral. El 7 de marzo el Ayuntamiento publicó un comunicado en el que informaba que 250 operarios de su Servicio de Parques y Jardines habían empezado a planta flores para adornar la ciudad durante la Semana Santa y las Fiestas de Primavera.

El comunicado hablaba de un despliegue de unas 100.000 plantas de flor de temporada entre las que se encontraban margaritas (20.000), petunias (5.000), kalanchoes (50.000), geranios (9.000), gitanillas (2.000), dimorfotecas (3.000) begonias (2.000), tagetes (15.000 ), claveles (12.000) y hortensias (1.500), una especie, esta última, que se caracteriza por su necesidad de sombra y agua.

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Salta la polémica en X. Meses después las flores de las calles murcianas han vuelto a ser noticia, aunque por una razón bien distinta. Hace unos días HuffPost y La Opinión de Murcia publicaban sendos artículos en los que hablaban del revuelo que había desatado en X la foto de una jardinera de Murcia, más concretamente de Avenida Constitución, con plantas de colores pardos, aparentemente secas.

Ambas piezas partían de la misma fuente: un tuit publicado por el usuario @jjizquierdo2012 que muestra, asegura su autor, una jardinera de la Avenida de Constitución, en el casco urbano de Murcia, con lo que aparenta ser una hilera de hortensias castigadas por el sol y la falta de agua. Tan castigadas están las plantas de hecho que en ellas no se aprecia ni una mota de verde ni el más leve color en las flores. El tuit es del 19 de julio, pero no concreta cuándo se sacó la foto.

¿Cuestión de "optimismo"? Quizás parezca una simple anécdota, pero la imagen fue lo suficientemente potente como para que, sin necesidad de que el Ayuntamiento se pronunciase ni el autor de la foto diese más explicaciones, la publicación acabase viralizándose con cientos de miles de reproducciones.

Apenas un día después de la primera foto de hecho otra usuaria de X compartía una segunda imagen de lo que parecía ser la misma jardinera en la misma calle de Murcia, aunque en ella ya solo había tierra, sin rastro de plantas, ni vivas ni secas.

"Ojalá tener el optimismo de quien decidió plantar hortensias a pleno sol en Murcia", ironizaba otro usuario aludiendo al género Hydrangea, plantas oriundas de Asia y que si bien es posible encontrar en diferentes puntos de España necesitan unas condiciones muy específicas: sombra o semisombra y agua, sobre todo agua, dos "ingredientes" que no abundan en el verano en Murcia, especialmente parco en lluvias en junio, julio y agosto. En la región la temperatura media el pasado verano superó los 26 grados, con la media de las máximas por encima de los 30 grados.

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¿Un caso único? No. El de Murcia quizás sea el caso más reciente y mediático, pero desde luego no es la única ciudad de España que decide apostar por especies que, por una razón u otra, no acaban de adaptarse del todo a sus características o sencillamente representan un riesgo para sus ecosistemas. Ocurría hace no mucho en Zaragoza, donde el colectivo Amigos de la Tierra Aragón pidió al Ayuntamiento que retirara las especies arbustivas exóticas plantadas en Campos del Canal.

El motivo: el colectivo ecologista sostenía que de las cuatro especies, tres resultaban ajenas al Valle del Ebro y Aragón y una de ellas, la Spiraea japónica, procedía de extremo Oriente y está registrada como invasora en 18 países.

"Una gran amenaza". El año pasado Ecologistas en Acción lanzaba una advertencia similar en Madrid, donde el Consistorio, advertía, estaba plantando en la remodelada Plaza de España ejemplares de una especie exótica catalogada como invasora. "La selección de especies, más que contribuir a la renaturalización de la plaza, supone una gran amenaza a la biodiversidad de la capital", censuraba el colectivo antes de apuntar directamente a la gramínea Pennisetum villosum, incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (EEI).

Suma y sigue de casos. El listado de elecciones cuestionables por parte de los consistorios es larga. Y sobre todo diversa. En Murcia la discusión en redes se ha centrado en la idoneidad de la especie teniendo en cuenta el clima. Hay otros casos en los que la polémica salta por el uso de especies invasoras o las dificultades para cuidar los jardines ante la falta de agua. La sequía que ha sacudido en los últimos meses parte del país ha afectado de hecho a las arboledas de no pocas ciudades.

El desafío del agua. En Barcelona, sin ir más lejos, la escasez de agua se llevó por delante hace poco cientos de árboles en menos de un año. Para ser precisos, El Periódico habla de 2.000 bajas en 10 meses, la inmensa mayoría (80%) achacables a la sequía. En Sevilla hace un año la prensa regional hablaba de una treintena de fresnos jóvenes que habían pasado a mejor vida por el escaso riego. No es el único. La falta de agua ha supuesto un reto para Málaga, Córdoba o Madrid y en Valencia se calcula que los cambios en el clima pueden afectar a más de 15.000 árboles.

En otros casos la elección de los arbustos y árboles que adornan las calles de las ciudades falla por cuestiones más simples y que poco tienen que ver con la sequía. Ocurre por ejemplo con especies que pueden provocar reacciones alérgicas a parte de la población o incluso resultan tóxicas. En 2009 un grupo de vecinos de Vigo alertaron de que las jardineras de su barrio, recién reformado, estaban llenas de estramonio. También ocurre lo contrario, claro: hay municipios que han recibido felicitaciones por escoger especies capaces de reducir el riesgo de incendios.

Bonito sí; pero… ¿Adecuado? En otras ocasiones el problema no es tanto cómo afecta el clima a las plantas o su capacidad para adaptarse a las ciudades como el riesgo que representan, como muestran los casos de Zaragoza y Madrid. En 2023 la agencia Efe se hacía eco del ruego de ecologistas y científicos para que los ayuntamientos se involucren en la prevención y erradicación de EEI.

A modo de ejemplo hablaban de cómo en Alcalá de Henares era posible encontrar ejemplares de plumero de pampa "muy bien cuidados" en muchas rotondas a pesar de que, valor ornamental aparte, el propio Gobierno advierte que pertenece a un género, Cortaderia, que "supone una amenaza para la diversidad biológica nativa".

El papel de los ayuntamientos. "Históricamente los ayuntamientos han contribuido a la expansión de algunas EEI por sus competencias en parques y jardines", señala Javier Oscoz, de la Universidad de Navarra. Además del plumero de pampa hay otros ejemplos: alianto, arbusto de las mariposas o line de verano, la mimosa y falsa acacia... "Es importante que sean conscientes de sus competencias: en muchos jardines se ve plumero de la pampa, pese a que hay campañas de erradicación y los viveros ya no los venden", insistía Ecologistas en Acción.

Imágenes | Ayuntamiento de Murcia y X

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