Si ya sabíamos que la inteligencia media de las nuevas generaciones de los principales países desarrollados se está estancando, ahora descubrimos que la gente más alta del planeta está menguando. Así lo afirma un informe publicado la semana pasada por la oficina nacional de estadística de Países Bajos.
Los gigantes del mundo. Durante las últimas seis décadas (y salvo un peculiar accidente en 1967 por el que ocuparon el segundo puesto) las gentes del territorio neerlandés se habían colocado en el podio de la clasificación mundial en altura. Los varones crecieron de los 175 cm de los años 1930 a los 182 a los que llegaron en los años 70, y más o menos ahí se quedaron. En la actualidad siguen ganando: en 2020, el hombre promedio de 19 años mide 182.9 cm y la mujer 169.3 cm.
El estancamiento. Pero la nueva encuesta, que ha evaluado la estatura de 719.000 personas de entre 19 y 60 años, muestra que los holandeses nacidos en 2001 son, en promedio, 1 cm más bajos que los de la generación anterior. Para las mujeres es aún peor, son un 1,4 cm más bajitas que sus madres.
¿Inmigración? Es lo primero que se vino a la mente de los investigadores, que afirman que esa rebaja de altura está relacionada en parte con la llegada de gentes de regiones con una altura media menor.
Pero algo pasa también entre los nativos: “o el crecimiento también se estancó en las generaciones en las que ambos padres nacieron en los Países Bajos y en las generaciones en las que los cuatro abuelos nacieron en los Países Bajos. Los hombres sin antecedentes migratorios no se hicieron más altos y las mujeres sin antecedentes migratorios muestran una tendencia a la baja”, explicaron los investigadores.
¿Entonces, por qué? No lo saben, aunque se barajan distintas teorías. Según estudios previos, el principal factor de crecimiento histórico es la alimentación. A mejor alimentación, más crecíamos. Se produce además en Países Bajos una curiosa anomalía: son uno de los países de su entorno con más baja intolerancia a la lactosa entre su población, y los tres alimentos con una mayor correlación positiva con la altura son la leche, el queso y la carne de cerdo (negativa: trigo, copos de maíz y proteínas vegetales). De ahí que especulen con la influencia del vegetarianismo: si se sabe que los países donde, en el desarrollo del individuo, la proteína vegetal es sustituida por la animal, la tendencia del país es a crecer, así que podría ocurrir lo contrario: a más verduras y menos carne, menos crecimiento.
Pizzas y hamburguesas. Los analistas también indican que, más allá del vegetarianismo, podría haber otros factores alimentarios, como la comida basura. De hecho, en ese mismo período en que los adolescentes holandeses se estancaban y decrecían, también ensancharon con respecto a la generación anterior, como ha ocurrido en tantos otros países desarrollados.
Los límites del crecimiento. Por último, hay estudios que hablan de otra teoría alternativa: que ya habían encontrado el límite de crecimiento grupal. Según este trabajo publicado en Pediatric Research, “los factores ambientales que promueven el crecimiento”, como son la educación, el acceso a la alimentación, la sanidad o la disminución del número de hijos por madre, “parecen haberse estabilizado en la última década, impidiendo que la población alcance su pleno potencial de crecimiento”. Eso quiere decir que, aunque la genética seguirá funcionando como factor de crecimiento entre aquellos individuos con mejor predisposición, el próspero contexto de la vida holandesa ya ha dado todo lo que podía dar. Habrá que ver cuándo y dónde acabamos parando los españoles, que aún nos encontramos, por suerte, en fase de estirón.
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