Cuando Anne Hidalgo se presentó a la reelección como alcaldesa de París lo hizo con un programa muy claro: más peatonalizaciones, más espacios verdes, más pacificaciones urbanas, más movilidad sostenible, menos coches. París, como todas las demás ciudades europeas, había estado ordenada en torno al vehículo motorizado. Hidalgo prometía cambiarlo. Los parisinos le dieron su confianza, validando así su programa. ¿Y qué ha sido de la capital francesa desde entonces?
Colegios vs. coches. Una de las medidas más llamativas implantadas por su gobierno ha sido la peatonalización de calles donde hubiera colegios o guarderías. Entre el verano de 2020 y el otoño de 2021 el municipio ha cerrado al tráfico alrededor de 150 calles escolares. El proyecto, titulado "rues aux écoles", incluye intervenciones en todos los barrios de la ciudad y tiene por objetivo aumentar la seguridad de los niños y las familias tanto a la entrada como a la salida del colegio.
Los resultados. En muchas ocasiones al cierre le acompaña una intervención urbanística profunda. Tenemos un buen ejemplo en la calle Ferdinand-Flocon del 18ème arrondissement: el asfalto de la calzada ha sido sustituido por un manto beige a cota cero; los aparcamientos han desaparecido en favor de aparcabicis y una pequeña mediana plagada de árboles y plantas; el acceso a la calle ha quedado vedado a la mayoría de los vehículos mediante una valla móvil. Una transformación que afecta a muchas otras vías, 100% peatonales.
El contraste entre el antes y el después es total.
A 30 km/h. La intervención en las calles escolares es sólo una de las muchas reformas que Hidalgo y su equipo de gobierno han introducido durante los ´últimos meses. Otra llamativa, y también polémica, limita la velocidad en la mayoría de calles de la ciudad a 30 kilómetros/hora (exceptuando algunas avenidas con varios carriles o vías de circulación principal). Algunas encuestas del ayuntamiento ilustran disparidad de opiniones entre los parisinos: el 39% está a favor de la limitación, mientras que otro 20% cree que en algunos ejes se debería flexibilizar a los 50 km/h.
El 39% se opone.
Mezcla. Para el caso de las escuelas, no todas las calles serán 100% peatonales. Muchas de ellas compartirán usos puntuales y todas, sin excepción, permitirán el paso de vehículos de reparto, de emergencia y transporte de personas discapacitadas (un asunto que ha levantado ampollas en algunos barrios). La pacificación total es imposible en todas las vías con centros escolares, algunas principales. Lo que no significa que no se puedan tomar medidas para aumentar su seguridad.
Tónica general. En paralelo, como se cuenta aquí, París ha introducido más medidas para adaptarse a los más pequeños (zonas sin tabaco y una ampliación de los espacios de juego). Otras ciudades francesas, como Rouen, han tomado nota y están aplicando sus propios programas de peatonalización. Algunos estudios han ilustrado sus beneficios no sólo en términos de seguridad y contaminación, sino también de cambios en los patrones de movilidad: la peatonalización incentiva que los padres cambien sus hábitos móviles, disminuyendo el uso del coche.
Andar más, conducir menos. Es la idea. Una que puede que no tarde en llegar a España. La conversación en torno a las peatonalizaciones en escuelas está más viva que nunca tras el atropello mortal de hace unas semanas en un colegio de Madrid.
Imagen: Henry Grabar
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