Todos los profesores están acostumbrados a excusas de alumnos que no entregan los deberes a tiempo, desde mentiras blancas con la complicidad de los padres hasta elaboradas historias que ponen a prueba toda lógica. Pero Maddie Kauffman ha contado con una de las mejores que hemos visto hasta la fecha.
"Por favor", escribía su madre, "conceda un día más a Maddie para entregar los deberes. Ha pasado algo grande en nuestra familia y no ha podido hacerlos. ¡Su abuelo ha ganado el Nobel de Química!". La foto, colgada en imgur, ha conseguido unas varios millones de visualizaciones entre la cuenta original y las réplicas, y de ahí ha saltado a las redes sociales como "la mejor excusa de todos los tiempos".
Sobre todo porque era cierta. Lena Kauffman, su madre y redactora de la nota, la había posteado con una única pista en su biografía: "Ann Arbor, Michigan". La ciudad donde residen ella y su familia. Lena es la hija de Thomas Lindhal, uno de los tres ganadores del Premio Nobel de Química 2015. Lindahl tuvo la idea de examinar si el ADN contaba con mecanismos de reparación ante degradaciones como las producidad por el tabaco.
Hace tres días, Lena publicaba en Facebook la prueba de que no había mentido: la foto del laureado científico con su nieta Maddie. Efectivamente, no existen excusas mejores que ésta, pero eso no ha evitado que algunos intentaran todo lo posible para escaquearse de sus responsabilidades.
"Mi perro era el que conducía"
Reliford Cooper podría figurar en nuestra lista de Genios del Crimen. Aparte de un historial delictivo más largo que tu brazo, la última de Cooper se ha producido este mismo mes. Tras una persecución policial en la que se saltó dos zanjas y se estrelló contra una casa, Cooper se escondió en el cuarto de baño de una iglesia hasta que los parroquianos le obligaron a salir. El informe policial señala que el acusado olía a alcohol y marihuana. Pero la excusa que dio es memorable: "Era mi perro el que conducía ese coche", declaró en su defensa.
"[No] me han secuestrado"
Fingir un secuestro es una de las mayores barbaridades que se nos ocurren como excusa para algo. ¿Qué puede salir mal, aparte de que tu plan te está haciendo cometer un delito? En fin, aquí hay para todos los gustos, desde el israelí que decidió que un secuestro a manos de palestinos inexistentes era la única manera de que su exnovia quisiese volver con él. Hasta el niño de Salou que se ató a una farola y fingió una conveniente amnesia para ocultar que llevaba toda la tarde sin hacer los deberes. Pasando por el motivo más loco: un niño de once años que decidió inventarse su secuestro y posterior fuga para no ir a misa.
"Mis suscriptores no saben que tienen que cambiar su tarjeta de crédito"
Las corporaciones también tienen excusas cuando no hacen los deberes. Michael Pachter, analista financiero, ha dado el titular perfecto para los resultados trimestrales de Netflix: "El perro se comió nuestras tarjetas de crédito". La compañía no ha conseguido los suscriptores esperados y, al presentar los resultados, afirmaron que la culpa era del cambio masivo de tarjetas que se está produciendo en Estados Unidos: las tarjetas de banda magnética están cediendo paso a las de chip incorporado (como las que tenemos nosotros. Y sí, Estados Unidos va por detrás en ese sentido) y los usuarios suscritos se olvidan de que tienen que cambiar los datos de facturación.
¿No os suena a la típica excusa elaborada para ocultar un argumento muy endeble?
"Barack Obama se encarga de mi declaración de la renta"
Cada año, el HMRC británico, equivalente a nuestra Agencia Tributaria, recopila las 10 mejores excusas recibidas de sus contribuyentes para justificar sus retrasos a la hora de cumplir con su declaración. Parece que el humor inglés se aplica también al trato entre Gobierno y ciudadanía, porque aquí ninguno nos atreveríamos a cachondearnos así de Hacienda.
- Mi perro se comió mi formulario... y todos los recordatorios.
- Estaba en una montaña en Gales, y no pude encontrar ni un buzón ni recibía Internet.
- Me junté con la gente equivocada.
- He estado dando vueltas por el mundo intentando escapar de una servicio de inteligencia extranjero.
- Barack Obama se encarga de mis finanzas.
- No he tenido tiempo, tenía que cuidar de una bandada de loros y varios cachorros de zorro.
- Un colega del trabajo se llevó mi formulario para fotocopiarlo y nunca me lo devolvió.
- Vivo en una autocaravana en el parking de un supermercado.
- Mi novia está embarazada.
- Estaba en Australia.
Una de las mejores del año pasado: "vi la erupción de un volcán por la tele y me traumatizó tanto que no pude hacer nada".
"No podemos tocar, las palomas nos están cagando encima"
Excusas para suspender conciertos hay muchas. Una de nuestras favoritas tiene que ver con Liam Gallagher, de Oasis. Que no apareció en el primer concierto de su gira norteamericana de 1996 porque "tenía que comprar una casa" con Patsy Kensit. "Era un concierto para 16.000 personas y el cantante no se presentó. Nunca nos recuperamos de eso", según su hermano Noel.
Pero la excusa verídica más morrocotuda para cancelar un concierto está en manos de Kings of Leon. La familia Followill tuvo que cancelar un concierto en Saint Louis después de recibir una descarga de cagarrutas por parte de una plaga de palomas durante tres canciones. Cuando el cantante casi se traga una sorpresa en la tercera canción, decidieron cancelar por "motivos de seguridad". Al menos, hay un vídeo que lo justifica.
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