El secador de pelo es uno de los accesorios que forma parte de nuestra vida desde hace varios años, tan es así que muchas veces pasa desapercibido y no existe una atención especial en cómo ha evolucionado a lo largo de los años, ya que aunque parezca increíble, el secador de pelo como concepto se remonta a 1890.
La primera máquina cuya función era secar el cabello, fue creada en 1890 en Francia por el estilista Alexandre-Ferdinand Godefroy, quien adaptó una silla con una campana conectada hacia una estufa de gas, el aire caliente se transmitía por un tubo hacia la campana donde estaba sentado el cliente. Pero no fue hasta 1920 cuando se popularizó, y a partir de ahí los cambios de diseño y sistema han sido parte importante de este accesorio.
Desde una aspiradora, hasta una invención que revolucionó el siglo XX
Era muy común que antes de la proliferación de los secadores de pelo, las aspiradoras eran las encargadas de esta tarea, ya que tomaban el aire por el frente y lo expulsaban por detrás, pero el aire que soplaba por detrás era caliente debido a su paso por el motor. Sólo era necesario conectar la manguera en la salida trasera y listo.
A pesar de que durante 1920 surgieron los primeros secadores de pelo portátiles, no se consideraron una verdadera opción, ya que sólo eran capaces de producir aire ligeramente superior a la temperatura ambiente, pero su gran inconveniente eran los peligros al producir electrocutamientos.
Por lo anterior, los secadores de pelo de salón, se mantuvieron como la mejor opción hasta la década de 1970 cuando surgieron nuevamente los portátiles con mayores elementos de seguridad. Los primeros secadores de pelo llegaron en 1928 y consistían en tubos conectados a una bobina. Sólo eran capaces de generar entre 100 y 150 vatios de calor, nada comparado con los más de 2.000 vatios que generan hoy.
Ya en 1930 los tubos se adaptan para ser más eficientes y llegan los secadores de casco, pero su funcionamiento era básicamente el mismo, sólo que el aire se aprovechaba mejor al tener una dirección y concentración hacia la cabeza. Para este época ya eran capaces de generar hasta 250 vatios de calor.
Para 1950 la tecnología había evolucionado lo suficiente, lo que nos traía aparatos dedicados al secado del cabellos que funcionaban a través de luz, pero el aire caliente seguía siendo el estándar de la industria. Durante esta década eran capaces de producir hasta 300 vatios de calor.
Finalmente durante la decada de 1960 y 1970, los secadores dieron un salto importante al fabricarse con materiales livianos, lo que los hacía fáciles de transportar y manejar, además de empezaban con el uso de motores eléctricos más eficientes con el consumo de energía, lo que les permitía generar hasta 600 vatios.
Para 1980 la industria de los secadores de pelo para salón se encontraban en una situación complicada, esto debido a la llegada de los secadores portátiles, lo que ofrecía la comodidad de tener una máquina de salón en casa. Pero no es hasta la llegada de los secadores de mano cuando llega la verdadera revolución. Capaces de generar hasta 1.000 vatios y además se podían llevar de viaje.
A partir de 1990, los esfuerzos se centrarían en diseños más ergonómicos, eficiencia energética, menor ruido y el uso de novedosas tecnologías, que se acentuaría a partir del siglo XXI, donde no sólo se usa aire, sino diversos elementos que implementan el uso de partículas para secar el cabello. Pero lo más importantes es que ya no parecen dispositivos sacados de una película de ciencia ficción.
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